EDITORIAL
Día histórico en Ceuta
Tras la declaración de la psiquiatra habitual de Alonso G., el policía acusado de matar a su mujer -María de los Ángeles L.- en la barriada Parques de Ceuta, y teniendo en cuenta el testimonio de la única testigo del crimen (M.G.L.), las piezas encajan con un asesinato de violencia de género.
Las últimas palabras antes de que el agente hubiera apretado el gatillo -palabras que dio a conocer su hija al tribunal- apuntan a una sospecha del marido de que Mari Ángeles le había sido infiel, así como enriquecen el testimonio de la médico que en Algeciras trataba los problemas mentales de Alonso. Él le pidió ayuda a la profesional para que ella le confirmara una supuesta infidelidad de su esposa, para luego asesinar a su mujer por este hecho.
Tras los últimos datos desvelados este lunes, la defensa del agente pierde aún más credibilidad después de una semana haber insistido en que el disparo podría haber sido producto de un accidente o que el crimen podría haberlo cometido la hija del matrimonio en lugar del único acusado.
El show mediático presenciado en la Audiencia Provincial el viernes por parte de los peritos contratados por Alonso o las acusaciones de la familia del presunto autor del crimen solo hacen negar una realidad que aún sufren en sus carnes millones de mujeres en todo el mundo: la violencia machista existe, y hoy en día un hombre puede seguir pensando aquello que Eduardo Galeano atribuía a la creencia de los culpables de los asesinatos machistas: “La maté porque era mía”.
“Ninguno, ni el más macho de los súper machos, tiene la valentía de confesar ‘la maté por miedo’, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”, concluía el escritor uruguayo.
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