EDITORIAL
Día histórico en Ceuta
Ala hora de enjuiciar la historia de la Guardia Civil encontramos luces y sombras. Lógico, como en cualquier colectivo humano: no todo el mundo es digno de vestir el uniforme del Instituto Armado, pero lo mismo podemos decir de casi cualquier colectivo.
El Instituto Armado tiene, en efecto, capítulos lamentables a lo largo de su historia. Durante años fue un cuerpo vinculado en parte del imaginario colectivo a la represión franquista, como también durante algunas de las fechas más oscuras de la democracia a Luis Roldán o los Grupos Antiterroristas de Liberación, un fenómeno en el que no se sabe donde acaba el terrorismo de Estado y donde empieza el chapucerismo de un puñado de matones y ladrones de poca monta.
Pero sería injusto que esa imagen fuera la que prevaleciese de la Guardia Civil. La misma que ha sufrido con pena y enterrado con dignidad a decenas de sus miembros víctimas de ETA, pero también la misma que auxilia al inmigrante. “Un pronóstico venturoso para el afligido”, mandaba el Duque de Ahumada. Y así ha sido, en general.
En Ceuta, la cara y la cruz se ven en los últimos meses. Una operación de Asuntos Internos acaba con la detención de varios de sus miembros, pero también en una brillantísima operación policial que acaba destapando el narcotúnel con Marruecos. Y bien hizo el teniente coronel al mando, José María Jiménez, en abordar el tema con naturalidad “No es tabú. La Justicia al final siempre triunfa, y si nuestros compañeros son condenados habremos hecho bien nuestro trabajo y si son absueltos, recibidos de nuevo con los honores que corresponden a cualquier miembro del cuerpo”, aseguró durante el acto con motivo del 181 aniversario de la fundación del Instituto Armado.
Un Instituto que, pese a lo expuesto en el plano negativo ha sabido ganarse cada año el ser la institución más prestigiada en la sociedad española. Con independencia del Gobierno. La más aplaudida por ciudadanos de a pie. Gente que prefiere imágenes de hazañas -una de tantas- como la que ilustra este editorial antes que caer en la demagogia y confundir el todo con la parte.
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