Ceuta y el Ceuta

FOTO EL PUEBLO
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Ceuta ha sido definida infinidad de veces desde susorígenes. La historia, la literatura, la política y las leyes lehan puesto mil nombres y no siempre ha sido igual, porque es imposible que habiendo sido ocupada por cienpueblos desde el principio de los tiempos, ese hechocaracterístico del mediterráneo, no haya dejado huelladesde sus raíces profundas hasta la última hoja que ha brotado en ella.

Nos sentimos unidos a nuestra historia tan diversa porque,haber sido deseada por todas las civilizaciones como unade sus joyas, da que pensar. Nosotros, sus hijos de hoy, somos los actuales herederos de su suelo, de sus montes y playas y de todas las reliquias de su historia, cuyo devenirla colocó desde hace 600 años en el alma y el corazón de los reinos ibéricos, entregándole su visión geohistórica que sigue impulsando su día a día.

Ceuta es el producto de la diversidad en un espaciopolítico concreto: España y Europa. Pero, como cualquierotro lugar, es territorio y población, cultura y espacio y esto produce todas sus singularidades. Lo de población y territorio no es baladí, tratándose de Ceuta, por eso un diputado por Melilla en las cortes constituyentes, se empeñó en que la constitución recogiese una disposiciónque se refería a Ceuta de un modo distinto a otros artículosde la ella. Se hablaba de las poblaciones como sujetos de derechos de ser representados en las cortes generales, peroGarcía Margallo, ese diputado, entendió que era necesarioque la constitución hiciese referencia también al territorio, causa esta por la que la disposición transitoria quinta, presentada por él, dice: “Las ciudades de Ceuta y Melilla…”, haciendo una referencia expresa al territorio, la ciudad, frente a lo expresado en otros apartados quedecían: “Las poblaciones de Ceuta y Melilla…”. Delicadapero incuestionable diferencia, como Ceuta, que constataque el territorio existe y es inviolable, sobre el que vivenpersonas tan diferentes como nuestra historia, pero quehan encontrado nexos que las conectan y las hacen vibrar. Algunos emanan de la propia constitución, como el reconocimiento a la dignidad de las personas o la igualdadde oportunidades, que todos compartimos con la mismapasión, pero hay otros que no están escritos en ningúnsitio, como el orgullo de ser ceutíes, frente al desdén e incomprensión de quienes no nos conocen ni nos entienden. Y en ese orgullo, un instrumento de participación para ensalzar el orgullo caballa es, sin lugara dudas, su primer equipo de fútbol, que semana trassemana nos ha inspirado por su capacidad de superaradversidades y defender los colores de esta ciudad.

El Ceuta nos ha unido a todos, bajo la batuta de Luay Hamido, su presidente y de José Juan Romero, su técnico, la fe de sus jugadores y el apoyo sin desaliento de unaafición entregada a la causa del Ceuta, que es también la de Ceuta.

Reconozco que no soy un apasionado del fútbol, pero sí de Ceuta, mi ciudad, mi territorio y mis vecinos. Y el Ceuta es un factor de unidad sobre algo que es nuestro, de un calibre colosal. Y no sólo el Ceuta, sino el fútbol ceutí y el deporte en general, porque saca lo mejor de cada uno de nosotros y nos hace parte de un todo que compartimos: una bandera, unos colores, un sentimiento de pertenencia y un conpañerismo que nos acerca a los demás, sean quienessean o sean como sean.

Este éxito colectivo debe servirnos a todos para entender que cuando los distintos se unen en una causa común, todo es posible.

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