102 Aniversario de la Entrega de la Bandera Nacional a Regulares Indígenas nº3 de Ceuta

El acto revistió la mayor solemnidad y tuvo lugar el día 27 de mayo de 1.923 en un abarrotado Parque del Retiro de Madrid, para reconocer públicamente una de las múltiples y brillantes actuaciones de estas unidades en misiones para asegurar la Paz durante el Protectorado español en el norte de Marruecos

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RACHID SBIHI*

Se cumplen 102 años de la entrega de la Bandera Nacional al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas núm. 3 de Ceuta. El acto revistió la mayor solemnidad y tuvo lugar el día 27 de mayo de 1.923 en un abarrotado Parque del Retiro de Madrid, para reconocer públicamente una de las múltiples y brillantes actuaciones de estas unidades en misiones para asegurar la Paz durante el Protectorado español en el norte de Marruecos. Les fue concedida la Enseña Nacional por su decisiva participación dos años antes en el “SOCORRO DE MELILLA” tras el “Desastre de Anual” y el posterior derrumbamiento de toda la Comandancia General de la ciudad hermana. Recordar que esta contribución evitó que Melilla fuese invadida por las tropas rifeñas de Abdelkrim Al Jattabi, que había autoproclamado la “República Independiente del Rif” en la zona de influencia española que le correspondía por los tratados internacionales firmados en Fez en 1912.

La entrega de la Enseña Nacional presidida por S.M. el Rey Alfonso XIII junto a S.M. la Reina Victoria fue un acto solemne, donde asistieron todos los Ministros del Estado y de la Gobernación, el Presidente del Congreso, el Presidente del Consejo, el Vicepresidente del Senado, el Alcalde, el Gobernador y algunas otras personalidades, Oficiales Generales, la Nobleza, los Embajadores de Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, varios ministros plenipotenciarios y casi todos los agregados militares de las embajadas extranjeras.

Los titulares de los principales periódicos de la época del día 28 de mayo de 1923, como “La Correspondencia de España”, El diario “El Globo”, “La Voz” o el “ABC”, entre otros, se hicieron eco en sus titulares del acto solemne de entrega de la Bandera Nacional al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta núm. 3, ocupando todas las portadas con algunas crónicas como la siguiente:

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EL PUEBLO DE MADRID OVACIONA A LOS REGULARES: Algún ciudadano de espíritu propenso a la contradicción y al enojo, habrá sentido recelos de que, a la larga, los que ayer vieron con simpatía el honroso galardón concedido a los Regulares de Ceuta, se sintieran decepcionados y lamentasen haberse sumado con entusiasmo al homenaje. En la mente de los tales malhumorados estaría fija la idea de que era un peligro posible entregar la bandera española a las contingencias de una posible deslealtad, que estas posibilidades, aunque no tenga esta vez fundamento lógico, pueden existir, por ser muy humanas. Pero en el caso presente, el recelo de esos espíritus maliciosos no tiene fundamento; no lo tiene, porque esos Regulares son los que han dejado escrito con su sangre en tierras de Melilla el recuerdo honroso y perdurable de su sacrificio por España; no lo tiene porque en las cicatrices que deforman sus rostros y marcan su cuerpo, ostentan para siempre la prueba dolorosa de su sacrificio; no lo tiene, porque las cruces que lucen y los grados que consiguieron certifican que quienes pudieron otorgarles esos premios fueron testigos de su valor y de su abnegación. Así lo comprendió el pueblo de Madrid, que saludó con ovaciones clamorosas a los bravos Regulares, que desfilaban orgullosos, sonrientes, comprendiendo todo el valor del homenaje que se les tributaba, que les habrá compensado largamente de las cruentas jornadas, plenas de peligros, en que fue para ellos prodiga la campaña.

PALABRAS DE ALVAREZ ARENAS: Al recibir la bandera el teniente coronel del grupo, Sr. Álvarez Arenas, que sustituyó en el mando al heroico González Tablas a la gloriosa muerte de éste, dijo a las tropas Regulares, a cuyo encuentro marchó, en unión del capitán ayudante Sr. Zaldívar: “Soldado: España nos entrega esta bandera, y nosotros habremos de defenderla hasta derramar la última gota de nuestra sangre. ¡Viva España!”. En aquel momento hicieron salvas de fuego los batidores de Caballería y los gastadores de Infantería.

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DISCURSO DEL DUQUE DEL INFANTADO: “Con la venia de V. M. : En los días de julio de 1921, los más aciagos quizás de nuestra historia militar, en que un huracán de desgracias y cobardías esterilizo el fruto de doce años de esfuerzos y sacrificios en Melilla, todo se hubiera perdido hasta el honor, si la divina Providencia, que en los momentos críticos parece adoptar la ciudadanía española, no hubiera inspirado al alto mando la en apariencia peligrosa pero necesaria resolución de llamar en su auxilio al grupo de Regulares de Ceuta. La mayor parte, en efecto, de sus tropas moras habíanse reclutado en las kabilas y adurares que era necesario castigar y recobrar y contra sus conciudadanos y parientes habían de combatir. Y así lo hicieron estos leales al lado de sus compañeros españoles mandados por sus heroicos jefes y oficiales, con tal brío, que merced a él y al de otras fuerzas expedicionarias, renació en España la esperanza; con ella la fe tan quebrantada y al soplo de valor colectivamente desaparecido en julio y que felizmente se contagia al igual que el pánico, volvió en breve a ondear la bandera de la patria en casi todos los lugares donde fue arriada por el desastre. Mas a qué precio; 651 soldados salieron de Ceuta y a su regreso 481 habían sido muertos o heridos; 83 jefes y oficiales les mandaban, y 46 cayeron en los campos de batalla, volviendo solo tres ilesos a Ceuta. Proporción trágicamente gloriosa que acaso no haya alcanzado ningún otro Cuerpo y en la que éste supero su propio pasado con el que sumó en toda la campaña 1.750 bajas de tropa y 99 de jefes y oficiales, de los cuales tres, Real, Pacheco y González Tablas, laureados. Tales hazañas exigían premio proporcional, y S.M. el Rey, interpretando como siempre el sentir nacional concedió por vez primera a “Fuerzas indígenas” a este grupo la bandera de España, cuyos colores había estos bravos ya bordado en la suya con el oro finísimo de su valor y lealtad, con rojo encendido de su sangre generosamente vertida. Pero era preciso que no solo en sus colores fuera nacional esta bandera, y así no vaciló en atender al heroico teniente coronel Sr. González Tablas cuando convaleciente aun de gloriosas heridas, me requirió para que pidiera al pueblo español que la costeara. Disposición que su muerte convirtió en testamentaria y que por ello con doble fervor me creo en el deber de solicitar en este momento sintiendo que la insignificancia de mi persona, mayor aún que la de mi voz, impida que ésta llegue a todos los ámbitos de la Península, no para pedir a los españoles su óbolo, que no se necesita para el regalo de esta enseña, sino para cumplir del mejor modo una deuda de gratitud, porque así de ésta tendrán testimonio en este acto todos los jefes, oficiales, clases y soldados del grupo aquí presentes, en su casi totalidad heridos, muchos varias veces, así los de hoy como los de ayer que hoy desempeñan otros mandos; en cambio, los que duermen el sueño de los justos, sepultados algunos, abandonados otros para vergüenza nuestra en tierra enemiga, exigen desde sus tumbas gloriosas un homenaje de cuantos se precien de patriotas y de cristianos. Para tributarlo a la memoria de vuestro llorado teniente coronel González Tablas, de quien tanto esperaba la patria, y demás jefes y oficiales del grupo, muertos en campaña, yo requiero nuevamente el concurso, por modesto que sea, de todos los buenos ciudadanos así militares como paisanos. Entre tanto, os pido a los que porque vivís habéis de enarbolar con orgullo esta bandera, que, al llegar a tierra africana, la inclinéis respetuosos ante las tumbas de vuestros compañeros, cual corona más bien de laurel que funeraria que España les envía en prenda de ulteriores y más duraderas demostraciones de nacional agradecimiento. En actos análogos, los donantes ponen en regias manos las banderas para avalorarlas y engrandecer la merced recibida; en el presente, S. M. el Rey, sin duda reconociendo que no os ha dado nada a que no tuvierais derecho, ganado con sangre cuando os ha permitido cobijaros bajo la misma bandera que cubre a todas las fuerzas del Ejército, me ordena que la representación que ostento, os entregue directamente, como lo hago, señor teniente coronel, esta bandera que para vuestro grupo de Regulares de Ceuta ha labrado el agradecimiento nacional y el amor al Ejercito y a la patria que sentimos seguramente todos los presentes tanto más hondamente, cuanto del amor y del sacrificio de sus hijos está más necesitada.”

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DISCURSO DEL JEFE DE LOS REGULARES: A este discurso contestó el teniente coronel Álvarez Arenas con estas palabras: “Yo, que conozco estas fuerzas desde hace muchos años, su labor y su lealtad, ofrezco a Vuestra Majestad que esta bandera tremolará siempre victoriosa en campos africanos y no será jamás abandonada, porque los oficiales españoles inculcaran en sus tropas el amor a los Reyes y a España. Mi mando seguirá el camino marcado por el glorioso González Tablas. El honor que Vuestra Majestad nos concede no le olvidaremos nunca, porque las tropas de mi mando acreditarán siempre su valor y su lealtad.

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Recordar que a propuesta de los Descendientes de los Regulares, el pleno celebrado el día 23 de enero de 2023, todos y cada uno de los Grupos Políticos con representación en la Asamblea de Ceuta manifestaron por unanimidad con su voto a favor, rendir un homenaje al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas número 3 de Ceuta, aprobando la colocación de una placa en un lugar tan emblemático de la ciudad como es “El Angulo”, Patio de Armas de las Murallas Reales, lugar de residencia y donde estuvieron ubicadas desde 1791 estas tropas. Esta propuesta se presentó y fue aprobada en la Asamblea de la ciudad dentro del programa de actos con motivo del centenario de tan importante efeméride. Este solemne acto, se celebró en junio de 2023 con una Parada Militar a la que asistieron todas las autoridades civiles y militares de la ciudad.

* HERMANDAD DE GUARDIAS CIVILES DESCENDIENTES DE REGULARES “EL ANGULO”

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