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JUSTICIA / SUCESOS
“No quiero dejar este tema. No solamente por el caso mío, sino también para la seguridad de los ciudadanos de Ceuta y de los extranjeros. Esto a lo mejor rompe el turismo y la economía; pero a lo mejor, cuando lo publiquemos, la gente ya no tiene confianza para entrar aquí”. Así se ha expresado un turista marroquí en la ciudad autónoma, Yassir Morabet (48 años) y una víctima de un atraco: una paliza y un robo a punta de navaja a manos de varios jóvenes tras salir de un salón de juegos ubicado en la ciudad autónoma. Lo que comenzó como una madrugada más en un local de apuestas acabaría convirtiéndose en cuestión de minutos en un brutal episodio de violencia urbana. Dos de los sospechosos, españoles mayores de edad y con antecedentes penales, fueron detenidos el pasado 14 de mayo, menos de un mes después de que ocurrieran los hechos que actualmente están a la espera de juicio.
Morabet entró en la ciudad autónoma a las 4:30 desde el vecino país en la madrugada del 16 de abril, Miércoles Santo, con la intención de “disfrutar un poco de la semanita” porque “hacía mucho tiempo” que no había cogido vacaciones por motivos laborales. Cruzó la frontera “como siempre” y sacó algo más de 2.100 euros en efectivo en un cajero. “He gastado mucho en mis viajes a Ceuta con los hoteles, con los restaurantes, con los taxis, con los casinos y con los salones de juegos. Solo quiero disfrutar de mi vida, estoy en mi derecho”, afirma sonriente y sin complejos en una entrevista a este diario.
Dentro del local de apuestas fue abordado por un grupo de cinco jóvenes “como piratas”, con los que intercambió palabras en tono amistoso. Según su testimonio, recogido por la Policía Nacional, todos hablaban en árabe entre ellos, y se comunicaron con él en ambos idiomas; también en castellano. Alrededor de las 6:30, el denunciante del posterior robo decidió marcharse, aconsejado por los chavales –clientes habituales del establecimiento, según manifestaron- para que dejara de jugar porque “el salón no iba a dar muchas cosas”. “Vieron que yo juego fuerte y me pillaron”, justifica a este diario.
En un gesto aparentemente cortés, le ofrecieron llevarlo en coche al menos hasta la frontera del Tarajal, y Morabet aceptó. “Pensé que no hacía falta gastar tanto dinero, que el consejo era bueno”, declara, recordando también que el grupo le dijo que varios de ellos también tenían la intención de entrar en Marruecos y que irían juntos. La víctima había bebido una copa de whiskey y había pedido una segunda que llevaría a bordo, pero sospecha que en un descuido mientras iba al servicio le metieron alguna droga en el vaso por los efectos que experimentó después. Uno de ellos se quedó en el establecimiento.
Ya en el vehículo —un coche blanco del que no pudo aportar más datos a la policía— se encontró sentado en la parte trasera, flanqueado por dos de los jóvenes. En el camino le preguntaron si era policía, fiscal o “algo de la autoridad”, pero él no dio “una respuesta clara” porque no quería que “nadie” lo identificara. Antes de llegar a la frontera notó que el vehículo se desviaba del camino, algo que los atracadores justificaron con que uno de ellos tenía que coger la documentación de su domicilio para cruzar al vecino país.
Uno de ellos, ubicado a su izquierda, sacó una navaja y se la colocó en el costado al tiempo que le exigía que le diera “todo lo que tenía”. Mientras el chaval de la derecha le registraba, Morabet accedió a la petición: entregó 50 euros que tenía en el bolsillo derecho, una pulsera con “valor sentimental” que le regalaron sus hijas hace una década por su cumpleaños y un teléfono móvil Samsung Galaxy que ha valorado en 250 euros.
No obstante, uno de los jóvenes avisó al otro de que la víctima también tenía un fajo de billetes pegado al cuerpo. Lo llevaba de esta manera por miedo a que le pasara lo que finalmente le sucedió. “Son profesionales, detectaron cuál era la pulsera buena y cuál no”, relata, señalando en su muñeca la que no le robaron y también indicando que dentro de su chaqueta pudo salvar algo de documentación.
Robo y agresión
Tras recibir un puñetazo en la cara, un golpe con el mango del arma en el costado y otro de defensa en la muñeca, abrió la puerta para salir corriendo y todos los ocupantes descendieron. Morabet aprovechó ese momento para intentar huir, pero fue alcanzado rápidamente. Uno de los agresores lo golpeó “con una fuerza increíble” en la pierna derecha, haciéndolo caer de costado al suelo, donde fue nuevamente apalizado por el grupo. Escapó “corriendo”, cuenta con incredulidad dado que estaba malherido. “Me quedé bloqueado, como pasa en las películas, pero al final los despisté, Dios me dio la fuerza para escapar de ellos”, continúa. En la huida se dio también un golpe en un dedo del pie izquierdo.
Desorientado y con lesiones visibles, logró salir hasta una calle con más tráfico, donde una ambulancia que pasaba por la zona se detuvo al verlo. Sobre las 7:30 de la mañana fue trasladado al Hospital Universitario de Ceuta en otra ambulancia, donde le diagnosticaron contusiones múltiples, una fractura en el dedo índice izquierdo y lesiones en ambas muñecas y en la tibia derecha. Ya en Marruecos le detectaron dos costillas rotas en la parte izquierda del tórax, la quinta y la sexta.
La Policía Judicial, tras una investigación apoyada en grabaciones de videovigilancia, informes médicos y declaraciones de la víctima, logró identificar a cuatro de los presuntos implicados. Dos de ellos, con antecedentes penales pero jóvenes mayores de edad, fueron detenidos el 14 de mayo, puestos a disposición judicial al día siguiente. Un tercero, menor de 18 años y que no figuraba en el registro de acceso de la casa de apuestas, ha sido puesto en busca y captura tras haberse confirmado su ausencia del domicilio familiar, y la policía cree que actualmente está en Alemania. Un cuarto sospechoso fue identificado, pero no ha sido detenido por el momento. La investigación sigue en curso, mientras que los dos arrestados permanecen bajo custodia en prisión preventiva.
“Tengo mucho miedo porque esta historia la he contado a mucha gente de Marruecos y de España, y a lo mejor la gente también tiene miedo de entrar aquí para gastar su dinero. Personalmente no me gusta esto, yo veo Ceuta como mi segunda ciudad, vengo para estar aquí tranquilamente y no quiero que esto se repita”, remató el hombre, con dudas razonables sobre los posibles efectos de la publicación de sus palabras.
Morabet ha mostrado disposición plena a colaborar con la justicia, ha declarado dos veces en Instrucción y una en comisaría, y también ha solicitado ser informado de cualquier resolución relevante, en virtud de sus derechos como víctima de un delito violento. En esa misma línea ha tildado de “agradable”, “amable” y “profesional” el trabajo de los funcionarios sanitarios, judiciales y policiales de Ceuta. Se muestra agradecido con el trato recibido y con las diligencias de la investigación, entre otras cuestiones por la detención de dos sospechosos en menos de un mes desde que sufriera este violento atraco que aún se le aparece por las noches en sus pesadillas.
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