EDITORIAL
Día histórico en Ceuta
La Consejería de Sanidad de Ceuta ha reconocido abiertamente que espera “con ansias” la nueva ley antitabaco que el Gobierno central lleva prometiendo desde hace tiempo. Y no es para menos. Mientras se suceden los anuncios y borradores que no terminan de concretarse, los efectos nocivos del tabaquismo siguen cobrándose vidas, saturando el sistema sanitario y condicionando la salud pública. Ceuta, como otras regiones, necesita herramientas legales claras y eficaces para avanzar en la lucha contra el tabaco, pero la pelota sigue en el tejado del Ministerio.
No es justo que las autonomías, como la nuestra, tengan que conformarse con esperar de brazos cruzados a que Madrid se decida a actuar. La tibieza con la que el Gobierno de la Nación ha gestionado este asunto es difícil de justificar. Mucha estrategia, muchas promesas de espacios sin humo, pero pocos hechos. La población necesita certezas, no titulares vacíos.
Además, la espera perpetúa una situación de desigualdad entre territorios. Mientras unos avanzan con campañas preventivas y restricciones firmes, otros, como Ceuta, carecen del respaldo normativo para ir más allá. Esto no solo genera frustración institucional, sino que también resta eficacia a cualquier plan regional de salud pública. ¿De qué sirve diseñar estrategias si no hay marco legal que las sostenga?
La Consejería hace bien en levantar la voz y mostrar su impaciencia. No se trata de una cuestión partidista ni de competencia política: se trata de salud. Ceuta tiene cifras preocupantes en tabaquismo y necesita actuar ya. No podemos permitirnos seguir esperando a que en el Ministerio encuentren el momento “adecuado” para cumplir con lo que llevan meses anunciando.
En definitiva, menos discursos y más acción. La ciudadanía lo agradecerá, y la salud pública también. Porque cada día que pasa sin una nueva ley antitabaco es una oportunidad perdida para salvar vidas.
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