No se puede seguir exportando a ciegas

La apertura de las aduanas comerciales con Marruecos en Ceuta y Melilla fue presentada a bombo y platillo como un avance histórico. Sin embargo, varios meses después, los empresarios de ambas ciudades siguen sin tener claro qué pueden exportar, cómo deben hacerlo y bajo qué normas. La inseguridad jurídica y la falta de transparencia están entorpeciendo lo que debería ser una oportunidad para impulsar la economía local.

El Partido Popular ha propuesto algo tan lógico como necesario: que el ICEX elabore una guía clara, sencilla y oficial que sirva de brújula para quienes quieren exportar. No se trata de pedir favores, sino de exigir que el Gobierno cumpla con su obligación de dar herramientas a los empresarios para competir en igualdad de condiciones. Porque no se puede pedir confianza empresarial si ni siquiera se ofrece claridad.

Resulta curioso, por no decir preocupante, que mientras los ministros de Exteriores de España y Marruecos celebran el “mejor momento” en las relaciones bilaterales, no se mencione ni una palabra sobre cómo van esas aduanas que tanto costó poner en marcha. Como si la parte comercial fuera un asunto menor. Para Ceuta y Melilla, no lo es.

Una guía oficial del ICEX sería un primer paso para ordenar el caos. Y además, enviaría un mensaje claro: el Estado está con sus ciudades autónomas. No basta con discursos y fotos, hace falta acompañamiento técnico, certezas legales y voluntad política.

Ceuta y Melilla llevan demasiado tiempo en el terreno de la ambigüedad comercial. Ya va siendo hora de que, al menos esta vez, las promesas no se queden en el aire y vayan acompañadas de algo tan básico como una hoja de ruta bien explicada.

Si de verdad se apuesta por su integración económica, hay que empezar por lo esencial: garantizar que sus empresas sepan a qué atenerse cuando cruzan la frontera con sus productos. Porque sin reglas claras, no hay comercio posible.