Los destinos del Capitán Fernando de Leyba en Luisiana, Post Arkansas y Post San Luis (segunda parte, Post San Luis)
Algunos datos sobre los inicios de San Luis

San Luis tuvo su inicio como un puesto para el comercio de pieles; como tal se mantuvo durante dos siglos.
A mediados de 1763, el gobernador francés Jean-Jacques Blaise d`Abbadie otorgó un monopolio comercial sobre la región oeste del alto Misisipi a Gilbert Antoine de Saint Maxent, un comerciante de Nueva Orleans. Maxent rápidamente contrató los servicios de Jean François Le Dée y Pierre Láclede para construir puestos comerciales en el territorio de los Illinois. Más tarde se creó la Maxent Laclede and Company; Maxent dio el 25 por ciento de la sociedad a Pierre Laclède.
Pierre Laclede subió por el Misisipi en 1763 con su hijastro y joven ayudante Chouteau, explorando un lugar para la ubicación de un puesto comercial de pieles. Ambos visitaron la orilla derecha del Misisipi hasta que Laclede se decidió por un lugar bastante protegido a la entrada, donde el río Misuri desagua en el Misisipi, y también cerca del río Illinois; según dijo, “podría convertirse en lo sucesivo en una de las mejores ciudades de América”. A inicios de 1764, Chouteau, que entonces contaba con catorce años de edad, junto a un grupo de obreros, inició su fundación sobre planos específicos de Laclede para una futura ciudad.
San Luis como ciudad fue establecida el 15 de febrero de 1764.
Gilbert Antoine de Saint Maxent, socio principal de la sociedad Maxent & Laclede, estaba considerado como el comerciante más poderosos de Nueva Orleans, y relacionado con España por casamientos de sus hijas con importantes personajes españoles.
Su hija Maríe-Elizabeth, casó el 20.02.1770 con el gobernador de Luisiana, Luis de Unzaga.
Otra, Maríe Felicite, casó el 02.11.1777 con el gobernador de Luisiana, Bernardo de Gálvez.
Otra, Maríe-Victoria, casó el 24.05.1781 con Juan Riaño, corregidor e intendente de armas de la provincia de Guanajuato, México.
Otra, María Antoniette, casó el 01.02.1782 con Manuel de Flón, intendente de Puebla, México.
Otra, Marie-Anne Josephine, casó el 25.05.1782 con el capitán del Regimiento Fijo de la Luisiana Joaquín de Osorno, nacido en Ceuta el 01.03.1763.
Otros hermanos de las anteriores tuvieron importantes cargos con España.
Gilbert-Antoine fue comandante militar de Venezuela y después de Galveston.
Maximilian fue coronel al mando del Fijo de Infantería de Luisiana, casado con una hija del gobernador español de La Florida, Juan Vicente Folch.
Celestín Honore fue viajero junto a Honore Fortier para llevar parte del subsidio de Luisiana desde México a Nueva Orleans, por tierra. Luchó en Pensacola y Baton Rouge.

Fernando de Leyba en el Puesto de San Luis
El 22 de mayo de 1766, Bernardo de Gálvez fue nombrado coronel del Regimiento Fijo de Luisiana, con base en Nueva Orleans, y el 19 de junio, designado gobernador interino de la provincia de Luisiana, tomando posesión del cargo el 1 de enero de 1777. (Gobernador 1777-1785).
El 9 de marzo de 1778, Fernando de Leyba, capitán del Regimiento Fijo de Luisiana, fue nombrado por Gálvez teniente gobernador y comandante en jefe del distrito de Ilinueses, en la Alta Luisiana, jurando el cargo ante Gálvez en Nueva Orleans. Ese mismo día, Leyba recibe las instrucciones particulares del gobernador Gálvez.
Instrucciones especiales del Gobernador Gálvez a Leyba
Instrucciones especiales que debe observar el capitán don Fernando de Leyba, designado para teniente gobernador de los asentamientos en Ylinueses, dependientes de esta provincia de Luisiana, bajo mi mando.
1. Procurará inducir a los colonos a dedicarse a la siembra y cultivo del cáñamo y del lino, explicándoles los grandes beneficios que esto les reportaría, por cuanto a Su Majestad declara por sus reales órdenes que el cáñamo y el lino serán libres de todos los derechos de exportación e importación en los puertos de España. Aconsejará a dichos colonos que he propuesto al Rey que les proporcione esclavos negros para que se desarrollen más rápidamente las cosechas antes mencionadas, pero que, en espera de la decisión real, debían comenzar con estas cosechas, a fin de tener semilla suficiente.
2. Confidencial. Hará todo lo posible por ganarse la buena voluntad de todas las tribus indias, no sólo las que están en el territorio de Su Majestad, sino también las que están bajo la jurisdicción de los ingleses. Hará para ello todo el tacto y buen trato posible para atraerlos a nuestros dominios, pero de tal manera que no comprometerse, para evitar quejas por parte de Inglaterra.
3. Confidencial. Acadianos o católicos romanos apostólicos en territorio inglés, e irlandeses, canadienses y alemanes, con gran celo en aumentar la población de los puestos que se le encomendaban. Para atraer colonos incluso de Canadá, deberá de informarles que todas las familias que deseen establecerse en nuestros dominios gozarán de la protección de Su Majestad, se les darán tierras; y se les proporcionarán las herramientas necesarias para cultivarlas, junto con raciones mensuales hasta que hayan recogido su primera cosecha después de su llegada. Les informará que he hecho declaraciones a Su Majestad, preguntando si esta ayuda les será dada gratuitamente, o si con obligación de restituirla cuando sus circunstancias así lo permitieren. Esto se hará de conformidad con las normas adjuntas y las personas que han proporcionado dichas herramientas y raciones, dado un certificado que especifica la cantidad de cada artículo y su valor. Será deber de dicho teniente gobernador para enviar a este gobierno, por lo menos al final de cada año, una cuenta exacta del número de nuevos temas (de Su Majestad), incluidos aquellos a quienes hasta la fecha se les hayan dado útiles y provisiones, por comparación con los certificados que se hayan pagado por esta real hacienda. Para que este post pueda proceder con la claridad requerida para hacer esta cuenta o se le exija dicho informe, llevará un libro en el que asentará el nombre de cada individuo, mostrando cada familia por separado, y con columnas para las herramientas distribuidas y para los meses en que reciben raciones. Está encargado de manipular este asunto, tan importante para nuestro pueblo, con todo el cuidado que su prudencia pueda dictar.
4. Confidencial. Procurará enterarse de todas las noticias que se produzcan en la parte inglesa (de Illinois) sobre la guerra de esta potencia con los colonos, la situación de ambas partes y sus planes para no dejarse sorprender en caso de cualquier designio imprevisto. Si hay alguna noticia de importancia, me la comunicará prontamente, después de asegurarse primero de su veracidad, a fin de no incurrir en gastos inútiles para la hacienda real.
5. Confidencial. Si tuviere correspondencia con algún jefe americano de las provincias americanas, observará el mayor secreto y me lo informará; y en caso de recibir cartas para mí, me las enviará en la primera oportunidad o por un correo especial si así se le ordena.
6. Como puede ocurrir que los súbditos de Su Majestad Británica o de las Provincias Unidas lleguen a pedirle asilo en nuestro territorio para salvarse a sí mismos y a sus bienes de sus respectivos enemigos, los concederá a ambas partes sin disensión alguna, no permitiéndose que sean violados ni ultrajados de ninguna manera, porque, como están bajo la bandera de Su Majestad, deben gozar de la misma protección que sus propios súbditos. (Literal).
Nueva Orleans, 9 de marzo de 1778 (Borrador de Bernardo de Gálvez).
Gálvez envió a Leyba a San Luis de los Ilinueses para sustituir a Francisco Cruzat. San Luis de los Ilinueses era una plaza sin fortificar y con una guarnición de 29 soldados del fijo de Luisiana desde 1769.
Leyba reunió a su familia embarcando en Nueva Orleans (donde se encontraba desde que dejó el cargo de comandante del puesto de Arkansas), para remontar el Misisipi hasta el puesto de San Luis, su nuevo destino, a una distancia de algo más de mil kilómetros. El viaje duró 93 días, siempre con la incertidumbre de si serían atacados por los indios. El 10 de julio de 1778, al fin llegaron a San Luis y cuatro días más tarde se realizó el relevo del puesto, entregando el mando Cruzat a Leyba.
Fernando de Leyba no había llegado aún a su destino, cuando un vecino del lado inglés despachó a Detroit una carta con la noticia de su arribo:
“El convoy ha llegado, es decir, dos botes; uno con un nuevo gobernador para el lado español; el otro, bajo su protección para los americanos con licores & 150 fardos de paño azul, blanco y rojo”.
En efecto, las mercancías que traía Leyba constituían la primera de las cinco remesas que debían subir aquella primavera con artículos para el Continental Army de Washington —armas y municiones, uniformes, mantas y medicinas—. De hecho, gracias al ingenio del gobernador Gálvez en Nueva Orleans, no eran licores lo que transportaba Leyba en aquellas barricas, sino pólvora. (www.unveilingmemories.com/ Kristine L. Sjostrom, Páginas 64-65.
Como comentábamos en la primera parte del escrito, la correspondencia cruzada entre Leyba y el gobernador Luis Unzaga es extensa; igualmente sucede entre Leyba y el gobernador Bernardo de Gálvez, por lo que solo reproduciremos algunos párrafos de las más interesantes.
Las dos primeras cartas enviadas por Leyba a Gálvez tienen fecha del 11 de julio de 1778, un día después de su llegada al puesto de San Luis; la primera trata del viaje en compañía de José Piernas. La segunda señala que, a su llegada al puesto, solicitó a Cruzat el suministro de presentes para los indios del año, indicándole Cruzat que no los había recibido.
Diez días más tarde (21), nueva carta de Leyba a Gálvez, en la que le comunica que las naciones indias habían ido a cumplimentarle. Fueron: Kickpoo, Sac, Mahas, Mascutens, Missouri, Great y un pequeño grupo de Osage, quedando a la espera de la visita de otras naciones indias. También le comenta sobre las raciones que se entregan a estas naciones. Solicitando que fueran aumentadas las 1.072 raciones.
En otra carta de la misma fecha, solicita que se le enviaran varias medallas para obsequiar a los diversos jefes.
El 25 de julio, carta de Leyba a Gálvez, en la que le señalaba que solo había recibido una parte de los regalos que Maxent puso en su barco y que el resto sería entregado por Laclede. Como se ve, aquí nombra al fundador de San Luis, Laclede, y a su socio Maxent, suegro de Bernardo de Gálvez.
Leyba desconocía la muerte de Laclede ocurrida el 20 de junio de 1778. Falleció en la desembocadura del Arkansas en su camino desde Nueva Orleans.
Tan pronto como llegó la noticia de su muerte, se realizó un inventario de sus bienes personales y se realizó una venta pública de los mismos el 19 de julio. En la lista, Leyba escribió a Gálvez en Nueva Orleans, informándole de “la muerte de Laclede y del mal estado del edificio” que ocupó Leyba como cuartos para él y su compañía (los soldados en la planta baja y su familia arriba).
El 2 de septiembre Gálvez responde a Leyba.
“La consecuencia de la noticia que me das de la muerte del señor Laclede, y a la petición de sus condiciones. Te ordeno que te hagas cargo de su patrimonio y sus efectos para las instancias; con la excepción de las provisiones, etc., que son perecederos y que se venderán con las mejores ventajas”.
El 15 de enero de 1779, Gálvez escribe a Fernando de Leyba:
“Como la herencia del fallecido Laclede está en deuda con Maxent, le ha ordenado a Chouteau (hijastro de Laclede). El portador de esto, que se haga cargo de los antecedentes de lo que se ha vendido; y también de los efectos que se quedan sin vender. Los entregará a Chouteau, muy por debajo de las deudas existentes, que la mayoría quedará satisfecha, siempre que dichos acreedores presenten pruebas documentales de la claridad de sus respetuosas demandas”.
La primera vez que Leyba se reunió con el norteamericano George Rogers Clark; fue en agosto de 1778. El encuentro ocurrió cuando Clark visitó San Luis poco después de su victoria en Kaskaskia.
En una larga carta de Leyba a Gálvez, fechada el 16 de noviembre de 1778, le advierte que es una inutilidad hacer el fuerte San Carlos en la entrada del Misuri; en esta carta, da Leyba una explicación muy detallada, señalando por qué es inútil hacer un fuerte en ese lugar. A esta hay una contestación de Gálvez, fechada el 13 de enero de 1779; en ella dice Gálvez: Me propone que sería mejor ponerlo en el distrito llamado Aguas Frías, y que sería conveniente poner otro fuerte en la entrada del río Mua; para esta guarnición y los otros puestos harían falta 200 hombres. Debo decirle que no tengo la autoridad para hacer gastos extraordinarios de la tesorería real. Los fondos disponibles para esta provincia son solo suficientes para pagar a los empleados y el haber de la tropa. Además, se suma la dificultad de que la guarnición de esta colonia es insuficiente para poder asignar 200 hombres a estos establecimientos; por lo tanto, no puedo consentir en su propuesta, pero lo comunicaré a S.M. para que determine lo que convenga. Mientras tanto, sugiero que intente evitar la entrada de los ingleses en dichos ríos para que no se ganen a los indios.
El 5 de febrero de 1779, Leyba escribe a Gálvez. El jefe de nuestras naciones indias me pide muy urgentemente banderas. Les he dicho que traería sus solicitudes a la atención de V.S. considero que esto es solo por la razón de que, desde nuestro establecimiento en esta colonia, solo una vez se le han proporcionado banderas. Su personalidad es que la bandera esté siempre volando por encima de la cabina (casa) del jefe principal; hay tribus que solo tienen el palo de la bandera y unas habitaciones con una bandera llena de agujeros y parches. (Literal)
Cuatro o cinco serían suficientes para el presente.
Hay una contestación de Gálvez en la que le comunica, de acuerdo con su solicitud, el envío de seis banderas para ser distribuidas como necesitan.
El 28 de marzo, Leyba recibe carta del puesto de Santa Genoveva que estaba bajo su mando.

En dicha carta le avisan de que el pueblo se siente abandonado debido a los robos que les causan los pequeños Osage y otros salvajes del Misuri. Uno de los motivos era el continuo robo de caballos; debido a esto, el puesto se convertiría en inhabitable, porque por la falta de caballos, no habría molienda de trigo ni se podría realizar otra labor. Solicitándole que pueda interponer su autoridad y tomar los pasos necesarios para detener a dichas naciones.
El 13 de julio comunica Leyba, tras haber recibido autorización para formar dos compañías de milicias, indicando que la que ha creado es de caballería, que consta de 48 hombres montados, 3 sargentos y 3 oficiales al mando del capitán Eugenio Pourré y que se podrá ampliar cuando los jóvenes tengan caballos. La compañía de infantería tiene 176 hombres.
Al margen notifica el haber construido un camino desde el puesto de San Luis al de Santa Genoveva, con el fin de ayudar a esa ciudad con la nueva compañía de caballería si fuera necesario.
El 18 de octubre comunica a Gálvez que se le presentaron varios americanos para colaborar con él; esto le llevó casi a su ruina total. Adjuntamos la carta en su totalidad.
Muy Señor mío y mí protector, las cartas que he emitido a V.S. del general de Virginia y del coronel Clark, creo que se me servirán de instrumento auténticos para justificar a V.S. mi exactitud en el desempeño de este encargo; por solo mi urbanidad con el mayor respeto aseguro a V.S; no hubieran merecido tanto, son mis buenas obras las que les obligan a vivir reconocidos al gobierno español de este partido, pero a mí, gobernador, cuan caro me cuesta este poquito de oropel, mi familia llora, y yo le acompaño en sus justos sentimientos, mi quebrantada salud no me promete muchos años de vida, y finalizada esta no tienen mis pobres hijas otro recurso que las libre de la mendicidad que les viene y mis fatigas les pueden haber agenciado. Hallabame por el favor y protección de V.S. con bien fundadas esperanzas de libertarlas de tan amargo trago, pero la llegada de los americanos a este distrito me tienen enteramente arruinado: en el mismo caso se hallan varios habitantes de este pueblo que por complacerme a mí pusieron sus bienes en las manos de estos americanos siéndoles estas pérdidas igualmente sensibles como las mías por contemplarme causa inmediata de ellas; pero que había de hacer yo, con el encargo de V.S. y viendo que ni aún el jefe principal de los americanos, no traía una camisa con que cubrir su desnudes, si no es presentarme al socorro haciéndolo con mi crédito frente a todos mis habitantes, a fin de asistir a otros americanos con cuanto necesitaban; esta providencia los saco de sus ahogos quedando yo en rehén, por haber salido fiador de 10.000 pesos (según consta en los recibos que tengo distribuidos en este post y es preciso que pague) de una partida fui satisfecho con dos letras de cambio que llevó Francisco Vigo a esa plaza y no se le han pagado: no creo sean muchas más las que salían a ellas de mi partida, pues se creen estos vecinos bastantes escarmentados, y arruinados; pero si creo habrá nuevos pleitos pidiendo que yo pague las sumas a que he respondido.
Así he obrado mi gobernador creyendo asistir y complacer a V.S. de lo que me resulta en el día estar cercado de penas tanto por lo que debo y no puedo pagar, como por si V.S. no lo aprueba (que es lo que más me mortifica) mis providencias dirigidas todas a manifestar a V.S. mi ciega obediencia, estos habitantes no querían entregar sus bienes ni aún con los recibos del coronel Clark, lo dieron inmediatamente que yo entregue los míos, si por no pagarlos pierdo mi crédito se pueden seguir atrasos al servicio, pues es seguro que si necesito algún extraordinario de socorro para mi tropas no lo hallaré, en fin mi gobernador, mi amada mujer que con tanto trabajo vino a este destierro, solo por lograr el caso de que nos retirásemos a España, viendo sus esperanzas frustradas por el laberinto de deudas con que yo me hallaba se le apodero una gran melancolía que en cinco días pasó de esta a la otra vida, sin que bastase para aliviarla mis repetidas persuasiones, manifestándole debíamos fiar en el favor de V.S. que estando de por medio no dejaría de mirar nuestra causa con piedad, pero nada fue suficiente, para que lo inesperado del golpe le sorprendió demasiado, una pérdida no similar a la de mis vecinos, como un asunto de poca monta; con todo y acompañado de mis llorosas hijitas imploro la protección de V.S. para la cobranza de dichas letras, que no dudo me prestará su caballeroso corazón, que sirviera de compasión de estas inocentes, aun cuando sea necesario recurrir a la corte, pues cuanto yo he hecho ha sido mereciendo un acto de hospitalidad propio entre todas las naciones.
Quedo con el mayor respeto a la obediencia de V.S. Que Dios guarde muchos años su importante vida, los años que deseo.
Mi protector y señor, su afectísimo servidor que B.L.M. de V.S.
Señor don Bernardo de Gálvez Fernando de Leyba
María de la Concepción Cesar, esposa de Fernando de Leyba, había fallecido el 6 de septiembre de 1779.
“En los mil setecientos setenta y nueve, el seis de septiembre, yo, sacerdote capuchino, misionero apostólico, cura de San Luis, he inhumado en esta iglesia, en la balaustrada de la mano derecha, el cuerpo de madame María de la Concepción Cesar, consorte de Fernando de Leyba, comandante de este Post, capitán de infantería. Investido con todo el sacramento de penitencia y la extremaunción”
En testimonio de lo cual he firmado esto, el día y el año que antes se señala.
Fhater Bernard Missionary.
El 28 de octubre, Leyba escribe que Maxent no envió los regalos para el presente año, que al haber entregado todos no le quedaba nada para el próximo. A esto hay una respuesta fechada el 19 de febrero de 1780 que dice: En la primera oportunidad, la señora Maxent le enviará los presentes para los indios y Post (su marido está ausente en la expedición a Pensacola).
El 9 de marzo de 1780, Leyba recibe noticias de varios viajeros y del comandante americano del otro lado del río, de que España había declarado la guerra a los ingleses.
Por este motivo escribe a Gálvez ese mismo día, comunicándole: “Si el ataque fuese cierto, obraré según me diste mi corto entendimiento, pudiendo V.S. estar asegurado que, aunque es lugar abierto y con poca guarnición, ni indios, ni ingleses han de tomar posesión del puesto sin que les cueste caro el asunto. Los indios son Aquilones y el que más les da los tiene; con dádivas me determinarán a volverlos contra los ingleses; sin ellas y recibiéndolos muy considerable de los ingleses, no será poco si puedo conseguir que se mantengan neutrales”.
Para evitar a mis hijas todo peligro, se las envío en esta ocasión al convento de la plaza (convento de Ursulinas). En una superior, tengo la máxima satisfacción de que las cuidará según desea el tierno amor que les profeso. V.S. no le extrañará que me tome la licencia de recomendárselas, pues muchas veces el amor paterno hace prevaricar.
Como se puede comprobar, la carta en la que le comunicaban que España había declarado la guerra a Inglaterra tiene fecha del 9 de marzo de 1780. Leyba ignoraba que la guerra anglo-española se había iniciado el 16 de junio de 1779 (1779-1783).
A finales de abril de 1780, y después de varias advertencias recibidas de George Clark y otros americanos, Gálvez escribió a Leyba diciendo que si se atacaba San Luis. “Podrá actuar de tal manera que se conserve el honor de nuestras armas”.
Continuará en una tercera y última parte sobre Fernando de Leyba en San Luis y el ataque al fuerte San Carlos.