La FP en Ceuta no está para excursiones

La semana pasada, la Secretaria General de FP (ni más, ni menos) visitó nuestra Ciudad durante tres días. Se reunió con el personal de la Dirección Provincial, con algunos equipos directivos, con el profesorado de FP Básica y con las asociaciones empresariales. Con los sindicatos no lo consideró necesario.

El mensaje transmitido a través de todos los medios de comunicación, es que están trabajando para que Ceuta tenga una FP “ágil, flexible, dinámica, adaptada al modelo productivo y que llegue a todos los ciudadanos”. Es una frase (y una aspiración) aplicable al Camerún, a Fuengirola o a Budapest. Dicho de otro modo, un “lugar común” tan hueco y ramplón, que provoca una inevitable irritación. Porque denota que, en realidad, el alto cargo sólo vino a Ceuta de excursión. Y la FP en Ceuta no está para excursiones sino para compromisos y actuaciones inmediatas que brillaron por su ausencia.

En primer lugar, debía haber aclarado qué pasa con aquella famosa “Ciudad de la FP”. Un proyecto descabellado que, gracias a la irresponsabilidad que inspira a las administraciones públicas en Ceuta, fue superando filtros hasta quedar plasmado en el Plan Integral de Desarrollo Socioeconómico de Ceuta, aprobado por el Consejo de Ministros en octubre de 2022. Un documento cansinamente ensalzado, aplaudido y vitoreado por los Gobiernos, central y municipal. Como era de esperar, no se ha dado un solo paso para convertirlo en realidad. Lo razonable (y exigible) en democracia es que un proyecto incluido en un Plan aprobado por el Consejo de Ministros se ejecutara. O que se produjera un desistimiento razonado. Aquí, ni lo uno ni lo otro.

En segundo lugar, hubiera sido deseable que se explicaran las razones por las que el Centro Integrado de FP (denominado nº 1) carece todavía de Reglamento de Funcionamiento (después de cuatro años), lo que impide que se puedan desarrollar todas las actuaciones previstas en la ley, y lo equipara a un IES “en el que sólo se da FP” que, evidentemente, es otra cosa muy diferente. El centro, por no tener, no tiene ni plantilla orgánica. La única explicación que dio la “insigne excursionista” a este respecto es que, al fin y al cabo, los Centros Integrados tampoco son tan importantes. Al parecer, el MEFP ha cambiado de opinión, y “ahora”, lo mejor es volver a potenciar la FP en los IES. No contó (o no quiso contar) que este cambio de criterio obedece, en realidad, a la deriva privatizadora de la FP que está favoreciendo el “gobierno más progresista de la historia”. Resulta más cómodo, y barato, privatizar que gestionar. Aunque ello implica mermar la calidad de la enseñanza pública y, sobre todo, imponer otra barrera económica a las familias más desfavorecidas.

La implantación de la FP dual se ha llevado a cabo de manera absolutamente precaria y gracias al solitario (y desamparado) esfuerzo del profesorado, que ha tenido que hacer uso de toda la imaginación posible para encontrar “entidades equiparables” a las empresas, y rellenar con buena voluntad todas las lagunas legales, alguna de ellas de enorme trascendencia (como la acreditación de la capacidad docente de los monitores de empresas). Todo esto, como ya hemos denunciado en infinidad de ocasiones, es consecuencia de la condición de Ceuta de “paraíso de la desregulación educativa”. El resumen es que la única directriz del MEFP para implantar la FP Dual ha sido que “cada cual haga lo que pueda”” y que “salga el sol por Antequera”.

En el mes enero finalizó el plazo legal para comenzar a impartir los “Certificados de profesionalidad”. Se hace en toda España (menos en Ceuta). A través de una instrucción improvisada, incompleta y confusa, se pretendió hacer efectiva su implantación en nuestra Ciudad. El dislate era de tal magnitud que, finalmente, desistieron. Y lo aplazaron para el próximo curso. Cualquier persona, con un mínimo sentido común, pensaría que se han tomado todo este tiempo para resolver las deficiencias normativas y ordenar de manera adecuada este tramo educativo. Pues tampoco.

Por último, y como gran traca final, tenemos la infame situación (reiteradamente denunciada) de la paralización de la “acreditación de competencias” durante dos años. Trescientos ceutíes, que han presentado su documentación para poder acreditar oficialmente sus capacidades profesionales y poder progresar en su vida laboral, llevan dos años esperando a que se resuelvan los expedientes. El asunto no se desbloquea sencillamente porque el equipo ministerial que dirige la ilustre visitante, no es capaz de redactar una norma que regule el procedimiento (incluyendo las retribuciones, que es el principal escollo). Bastaría con copiar cualquiera de las 17 normas existentes al respecto (una por cada Comunidad Autónoma en las que esto funciona con absoluta normalidad). No hay manera.

Al parecer, todo el trabajo y el esfuerzo del MEFP está centrado en dotar a la FP de agilidad, dinamismo, flexibilidad, adaptación al modelo productivo y extensión a toda la Ciudadanía. ¡Y se fuman un puro!

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