CRÓNICA / FOTOGALERÍA | El Club de Lectura ‘Adolfo Suárez’ resucita a Lorca “frente a los intolerantes”

”Buenas tardes. Me llamo Federico García Lorca (...) y mi obra tiene un hondo legado. Lo digo en presente, y esa fue mi victoria frente a los intolerantes”. De esta manera, y disfrazada del poeta, introducía Myriam Zarzuelo al público del salón de actos del Centro del Mayor en el tercer acto de ‘La casa de Bernarda Alba’ (escrita en 1936 en España pero estrenada póstumamente en 1945 en Argentina), el drama rural culmen del granaíno y también director de teatro. Con motivo del XX aniversario del Club de Lectura ‘Adolfo Suárez’, fue César Martín este miércoles quien dirigió y llevó a escena a más de una decena de actrices y actores no profesionales en una lectura dramatizada que encogió el corazón de un amplio y variado público. Todos los artífices cosecharon unánimes aplausos.

También fue variado el elenco, ya que comentaba antes de la función la coordinadora del Club, Rosa Ramón, que todos las personas participantes, además de amateurs, son "heterogéneas": pertenecen a diferentes puntos del país y tienen distintos acentos. “Muchas veces pensamos que es un drama rural de Andalucía, pero es el drama de las mujeres de España”, ensalzaba la obra por su parte el director a este diario.

Tras una presentación de la vida -y del asesinato- del de Fuente Vaqueros a cargo de Zarzuelo -quien también interpretó las lorquianas poesías ‘Romance de la luna, luna’ (1928) y ‘Noche’ (1931)-, otro miembro del Club, Domingo, leyó el poema ‘El crimen fue en Granada’ de Antonio Machado (publicado en octubre de 1936, poco más de dos meses después del fusilamiento del granaíno). Fue el aplaudido 'primer telón' de la tarde.

“La función va a comenzar”

Con un clásico “la función va a comenzar”, Zarzuelo se quedaba aparte, como el poeta en vida, para introducir al público directamente entre los muros “de aislamiento y reclusión” de la casa de Bernarda, “una vieja lagarta recocida” que le hizo la vida imposible a sus hijas obligándolas a hacer un riguroso luto de ocho años tras la muerte de su segundo marido. Queda una media hora para el suicidio de Adela por el amor de Pepe el Romano, que será esa trágica noche. Este último personaje, no representado entre las voces de Lorca -ni en la obra original ni en esta adaptación-, propicia que se “tambalee la unidad familiar” de la casa al pelear las hijas por su atención. La tensión iba creciendo en el Centro del Mayor a golpe del bastón de una Bernarda con mantilla negra y encarnada por una autoritaria Sole.

El resto es historia y obra eterna de Lorca en un drama en el que ‘el qué dirán’ en el ficticio pueblo cobra "una gran importancia”, especialmente para la madre de las muchachas. Entre los miembros del Club que dieron voz a las y los "potentes" personajes de 'La casa de Bernarda Alba': Bernardo como narrador (en un papel clave para disfrutar de esta adaptación), Rubén como Prudencia, Paqui hizo de Poncia y Maribel de Criada. Un gracioso y afilado diálogo entre estas dos últimas presenta a las hijas de Bernarda, que no es que sean “malas malas” como dice la Criada, sino “mujeres sin hombres, nada más”, como le rebate Poncia.

Amparo fue Angustias; Raquel, Magdalena; África, Amelia; y Montse, Martirio. Adela, la víctima de esta locura de celos, machismo y posesión, fue encarnada por Marigel. El director César Martín interpretó el papel más difícil, el de María Josefa, si bien fue ampliamente vitoreado e incluso recibió un ramo de flores por su ayuda.

“Ella [Adela], la hija menor de Bernarda Alba, ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? ¡Silencio!”, retumbó al final el grito de Sole -en el papel de la matriarca-. Telón (imaginario) y aplausos.

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