Sánchez-Trump

Cualquiera diría que es imposible establecer ningún paralelismo entre el presidente del Gobierno de España y el presidente de los Estados Unidos. Es posible, porque ya no se puede afirmar rotundamente nada, que la ideología de uno y de otro estén alejadas e incluso sean incompatibles. Pero lo que me lleva a escribir estas notas no es analizar sus diferencias ideológicas, sino sus similitudes de comportamiento frente a la independencia del poder judicial.
Trump has ido encausado por varios jueces por diversos presuntos delitos: revelación de secretos, conspiración, abusos sexuales, corrupción en los negocios, etc. Sus reacciones frente a los jueces que hacían su trabajo fue siempre la misma: atacarlos sin piedad. Les dedicó cientos de insultos y amenazas, afirmando que eran idiotas, corruptos, antiamericanos y subnormales y amenazándoles con encarcelarlos si no acataban sus órdenes. Lo mismo hizo y sigue haciendo con periodistas, gobernadores y empresarios que osan llevarle la contraria.
Desde los medios de comunicación afines a Sánchez, que jamás consideraré tabloides por el hecho de ejercer su libertad de expresión, se hablaba a diario de las reacciones de Trump atacando a todo lo que se movía contra él, pero desde hace unas semanas, el silencio se ha impuesto y no porque hayan constatado que Trump haya modificado sus comportamientos, sino porque ahora parecen ser adecuados para batallar contra unos jueces que, según el parecer de ahora, le tienen manía al presidente, a Sánchez.
Desde el gobierno de España se está emulando la gesta de Trump, hasta el punto de que vista la furia de los ministros y de Patxi López (pobre lameculos) contra los jueces, Donald Trump parece una hermanita de la caridad. Autoritarismo cercano a la dictadura eran los titulares habituales hasta hace nada, pero ahora que aquí, en España, pasa ídem de lo mismo, no paran de tratar de justificar los mayores ataques en la época democrática contra la justicia, de un presidente que se siente acorralado por un juez que investiga a su mujer, una jueza que hace lo propio contra su hermano y un tercero que lo hace contra su fiscal general. Eso sin olvidar al que lleva el caso Ávalos, su segundo en el psoe y lo que depare el caso Leire-Santos Celdrán, su segundo ahora.
A todo correr, el ministro de justicia, Félix Bolaños, quiere cambiar los procedimientos y hasta intervenir en la configuración del Tribunal Supremo, ese otro enemigo de Sánchez que le está jorobando la amnistía de su muleta Puigdemont. Pero los periodistas afines a Sánchez, ahora no ven ni autoritarismo ni dictadura, sino a un hombre valiente que se está enfrentando a oscuros poderes que controla la oposición con el fin de acabar con la prosperidad de España.
Trump en estado puro. Mensaje calcado.