La oportunidad llamó a la puerta

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“Tuvimos el alma en vilo”. No hace falta rebuscar en el archivo del lenguaje para entender la intensidad de esas palabras. La consejera Kissy Chandiramani lo dijo este viernes en ‘Conversa’, y muchos en la sala, sin duda, lo sintieron como propio. El cierre de la frontera en 2019, la pandemia y la crisis migratoria de 2021 fueron tres mazazos que pusieron a Ceuta contra las cuerdas. Pero ahí, justo en ese abismo, la ciudad encontró la forma de reinventarse.

Es fácil hablar de cifras cuando los números lucen bien: 1.040 empleos, el 8% del PIB, el 75% de la facturación… Pero lo difícil fue lograrlo. Y es ahí donde Ceuta debe reconocerse. No se trató solo de ventajas fiscales, sino de insistencia, estrategia y, sobre todo, unidad. La Cámara de Comercio, la Confederación de Empresarios, sindicatos y la Ciudad remaron juntos cuando más hacía falta. Y sí, se convenció a empresas de que aquí había futuro. Hoy, Ceuta mira de tú a tú a Malta en el juego online. ¿Quién lo hubiera imaginado hace apenas cinco años?

Ahora, con un modelo económico en plena expansión, los retos no han desaparecido. El suelo escasea, la burocracia ralentiza, y el paro juvenil sigue siendo una herida abierta. Pero hay voluntad política, se están firmando convenios, y hasta se planea recuperar zonas como los polígonos del Tarajal. La ciudad quiere crecer con orden y con sentido, y eso también merece ser contado.

El evento ‘Conversa’ nos dejó claro que el relato de Ceuta ha cambiado. Ya no es la ciudad del porteo, ni solo del funcionariado. Es también una tierra de oportunidades para la tecnología, la ciberseguridad o el comercio digital. Y si algo demuestra la experiencia de empresas como Casino Barcelona, es que cuando se apuesta por Ceuta, la jugada puede salir bien.

La subida del Ceuta a Segunda División es solo el símbolo más reciente de esa ilusión colectiva que vuelve a brotar. Porque cuando una ciudad con tantas dificultades es capaz de atraer inversión, generar empleo y ofrecer calidad de vida, lo mínimo que merece es que la sigan creyendo en ella. Que nadie se olvide: estuvimos al borde… y supimos resurgir.

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