Daniel Oliveira, el profesor de yoga brasileño que llegó a Ceuta por amor

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El bailarín y acróbata de Río de Janeiro arribó a la ciudad autónoma hace dos años tras conocer a una ceutí en Portugal. Su clase fue la más concurrida de las VIII Jornadas de Yoga de la comunidad hindú

FOTO CEDIDA
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Daniel Oliveira (Río de Janeiro, 1986) era de esos niños que “no paraba quieto ni un segundo”. Al menos, eso le cuenta su madre. Por entonces ya hacía acrobacias circenses y vivía la vida en “movimiento”. Necesitaba estar siempre “creando”, lo que avivó en él un “mundo artístico” que, casi 40 años después, sigue estimulando a través del baile. Cuando el mundo se encerró en su casa, allá por 2020, las restricciones físicas le despertaron una “angustia” que solo pudo aliviar al descubrir la disciplina a la que ahora dedica su vida en el norte de África: el yoga.

Aquello que aprendió mientras enfrentaba la pandemia de Covid-19 en su ciudad natal, le ayudó a “conectar con el momento presente”. Justo lo que hoy en día enseña a su heterogéneo alumnado en las clases que imparte en el Complejo Deportivo José Ramón López Díaz-Flor y en varios centros educativos de Ceuta, donde desembarcó hace dos años por amor a María, ceutí que conoció en Portugal cuando trabajaba bailando en un casino.

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Este domingo, el polivalente brasileño logró reunir en torno a medio centenar de personas en el Parque Marítimo del Mediterráneo para participar en su sesión de Ásanas, que se alzó como la actividad más concurrida de las VIII Jornadas por el Día Mundial del Yoga celebradas por la comunidad hindú la semana pasada. El lusófono se quita importancia para dársela a su compañera Gloria Vargas-Machuca, que ofreció “una meditación guiada” a continuación de su clase. “Cuando juntas dos maestros vienen más personas”, explica con timidez el artista que actuara en la ceremonia de apertura del Mundial de Fútbol de Qatar en 2022 compartiendo espacio con Morgan Freeman.

Hace nueve años, el profesor de yoga radicado en Ceuta por motivos del corazón bailó en solitario en el acto de apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Lo comenta al término de la conversación con El Pueblo de Ceuta, para demostrar la trayectoria que atesora en el mundo del baile, en el que actualmente está enfocado durante ese tiempo libre que le deja el yoga. Oliveira se encuentra diseñando un proyecto que presentará al programa Iberescena, un fondo de ayudas para las artes escénicas iberoamericanas, y que consiste en una residencia artística que espera desarrollar en Portugal con artistas de diferentes países.

En paralelo, trabaja en la apertura de su propio centro de yoga en la ciudad autónoma. Lo hará junto a su pareja, también profesora de yoga, y pretenden que tenga la “esencia” de ambos. Y mientras tanto, está inmerso en las clases que ofrece gracias al Instituto Ceutí de Deportes (ICD) en el Díaz Flor y en centros educativos como el IES Puertas del Campo, CEIP Príncipe Felipe o Pablo Picasso. Cada día se esfuerza por seguir perfeccionando su español, idioma en el que se introdujo tras llegar a la ciudad autónoma, que, asegura, le recuerda a casa. Al igual que en Río de Janeiro, en Ceuta tiene mar y montaña. Sumado a la “tranquilidad” de las ciudades pequeñas, de la que no gozaba en su ciudad de nacimiento.

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Participación de Daniel Oliveira en la apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016. / FOTO CEDIDA
Participación de Daniel Oliveira en la apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, en 2016. / FOTO CEDIDA

Gracias al grupo de alumnos que tiene en el Díaz Flor, Oliveira supo de las jornadas a cargo de los hindúes. En ellas ofreció una sesión de Ásanas, una de las vertientes del yoga, centrada en las posturas del cuerpo. Difiere de la pranayama, que se enfoca en la respiración e introdujo al profesor brasileño en la disciplina. Recuerda que, en sus inicios, le calmaba meditar y sentir solo cómo respiraba. Actualmente continúa recibiendo clases de su maestra de entonces, online.

Si tuviera que resumir lo que el yoga aporta en su vida menciona la “tranquilidad”. “Si no fuera porque tengo el yoga en mi vida, estaría con un brazo roto, porque no podría parar de moverme”, expresa risueño. El yoga lleva equilibrio a su día a día. “Tengo mucho movimiento, pero tengo calma también para ver dónde estoy y solo observar mi cuerpo, observar mi respiración y escuchar mi cuerpo”, continúa. Según Oliveira, que ha recibido formación en India, el yoga tiene la ambivalencia de poder ser “muy muscular y activo” o “muy tranquilo, despacio y calmado”.

Acreditaciones de Daniel Oliveira para la ceremonia de apertura del Mundial de Qatar de 2022. / FOTO CEDIDA
Acreditaciones de Daniel Oliveira para la ceremonia de apertura del Mundial de Qatar de 2022. / FOTO CEDIDA

Otra cosa que tiene el yoga y que tanto Daniel Oliveira como el presidente de la comunidad hindú, Ramesh Chandiramani, y el resto de profesores que participaron en las VIII Jornadas destacan es que es “un idioma en sí mismo”. Es por eso que la edición de este año ha estado tan cargada de multiculturalidad, con maestros procedentes de Rusia o Colombia. “Si quieres pasar las vacaciones en Brasil, busca clases de yoga y puedes entrar en esa clase y hacer tu práctica. Si quieres ir a Rusia o a otra parte del mundo, vas a encontrar yoga, porque el yoga está en toda parte y es para todos. Si sabes qué es un Paschimottanasana, Dandasana o Trikonasana, si eres un buen practicante de yoga, vas a encontrar abrigo en todo el mundo”.

Clase de yoga de Daniel Oliveira. / FOTO REDUAN
Clase de yoga de Daniel Oliveira. / FOTO REDUAN

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