Regeneración, no simple sustitución

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Los capítulos que vamos conociendo de la ‘Gürtel Roja’ son tan chuscos y deprimentes como cualquier otra trama corrupta. Un par de putas por ahí, varias mordidas por todos lados, la prensa y algunos jueces (Conde Pumpido, desde luego, no) señalados como instigadores de una gran teoría de la conspiración, a pesar de que existan indicios que empiezan a ser más sólidos que meras confabulaciones. Y los dirigentes dando vergüenza propia y ajena: sentí la misma desazón con la rueda de prensa del presidente Sánchez diciendo que se había enterado por la prensa de lo de Cerdán, Ábalos y Koldo que cuando Mariano Rajoy, entonces líder de la oposición, hablaba de una conspiración contra el PP para evitar que gobernase en aquel momento en que Bárcenas empezaba a ser “ese señor del que usted me habla”.

A golpe de años, y de casos de corrupción, los patrones son los mismos. “Yo me enteré por la prensa (aquello viene de la época de Felipe González, presidente de aquella España en la que era fácil ser millonario, por mucho que ahora vaya por la vida de Julián Besteiro), una manzana no va a pudrir el cesto entero y los míos roban, pero actuamos con ejemplaridad, no como los de enfrente”. No quiero dudar de la honradez de nadie, pero me apuesto lo que no tengo a que esto volverá a repetirse en un futuro.

¿Por qué?. ¿Es España un país de trincones?. No: servidor, como millones de personas, no se ha llevado a casa nunca ni un bolígrafo. Quien escribe esto no es el periodista, sino el trabajador hastiado por la dificultad de llegar a final de mes. Ese echar números cada cinco minutos, elegir que gastos son necesarios ahora y cuales pueden quedar para mejor ocasión, se convierte directamente en complejo de gilipollas -sin perdón- cuando uno asiste a espectáculos como este. Por poner un paralelismo: me da lo mismo tener un cáncer en el riñón derecho o en el izquierdo, si al final el diagnóstico es el mismo. Cuando a un Gobierno le cerca la corrupción, el principal partido de la oposición se frota las manos. Y así, hasta la próxima. Por tanto, lo de la cantidad de casos que cercan a Moncloa no es tan grave como parece. Es más. Es una crisis sistémica.

Esto no se arregla solo, a mi entender, con que buena parte de los votantes socialistas cojan la papeleta del PP en las próximas elecciones. No. Es necesario de una vez que se aborden reformas estructurales. En la contratación: quien corrompe debe quedar excluído de concursos públicos, y el corrupto desposeído de todos sus bienes de inmediato. En la estructura del Estado: si les hierve la sangre ver como un prófugo, racista, cobarde y miserable de la calaña de Puigdemont -Junqueras, al menos, asumió su responsabilidad- dirige el país junto a la redactora jefe de ETA, pregúntense porque todos los votos no valen igual. Es necesario que el Congreso sea lista única para que, así, el Senado si tenga sentido en su existencia como representación de los territorios y sea verdad aquello de que todos valemos lo mismo a la hora de votar. Del mismo modo: igual va siendo hora de plantearse para que sirven las Diputaciones Provinciales, o las Mancomunidades de Municipios, o todas a la vez. Lo mismo es preferible que un señor de Ronda pierda un día en ir a Málaga a hacer un trámite que sostener instituciones pasadas de año y de presupuestos Otro tanto ocurre con las autonomías: que Sanidad y Educación, por ejemplo, estén troceadas no ha ayudado a mejorar estos servicios fundamentales. Al contrario: cada concurso oposición se convierte en un mercado persa, en el que el Gobierno autonómico de turno eleva las condiciones a un nivel insuperable para el de al lado. Los especialistas, por tanto, van al mejor postor -y bien qué hacen-, aunque ello deje ‘sanidades’ de primera y de segunda dentro del Estado español.

Los aforamientos: basta ya. No pueden ser espectáculos como los vividos en Extremadura, donde han dimitido cinco -una de ellas, imputada a posteriori- para aforar a uno. ¿De verdad, y con todos mis respetos, es necesario que un diputado en la Cámara regional extremeña tenga la cualidad de aforado?. Las pagas vitalicias deben ser incompatibles con los Consejos de Administración, y los partidos políticos financiados por el erario público, en proporción al número de votos obtenidos en los anteriores comicios más las cuotas de militantes. Prefiero, como contribuyente, que paguemos equis millones de euros al año a tener que asistir a espectáculos como estos. Hay que limitar, del mismo modo, los mandatos y concentrar el poder energético en empresas o estatales o, al menos, de capital mayoritariamente español.

Podría (mos) seguir, hasta la noche de los tiempos. Pero creo que queda claro que no es necesario solo cambiar a Sánchez por Feijóo, a los socialistas por el PP una vez más, y vuelta a la casilla de salida. Y el primero que tiene que darse cuenta de esto es el propio PP, al que cabe exigirle algo más que declaraciones altisonantes, gritos en el Congreso o manifestaciones en las que al final solo faltan clases de zumba y un concurso de pasodobles. Mientras, aquellos de los que no hablamos se frotan las manos. La facilidad de sus mensajes, la sensación de podredumbre y la evidencia de la historia repetida les dan en una carrera de fondo tanta fuerza como la de un yunque. Luego no nos asustemos del qué. Preocupémonos, primero, del por qué….

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