EDITORIAL
Día histórico en Ceuta
La valoración positiva del consejero Alberto Gaitán sobre la reciente Conferencia Sectorial de Infancia y Adolescencia es, sin duda, una muestra de diplomacia institucional. Que el Ministerio haya aprobado 7 millones de euros para la atención de menores migrantes no acompañados es una buena noticia, pero no deja de ser una gota en un océano. Porque cuando la sobreocupación de nuestros centros roza el 400 % y el coste real triplica lo que se aporta desde el Estado, es evidente que estamos ante una respuesta parcial a un problema estructural.
Ceuta lleva años reclamando lo mismo: que se tenga en cuenta su singularidad, que no se la deje sola ante una presión migratoria que multiplica por 24 la media nacional en menores por cada mil habitantes. Y no es una queja caprichosa, sino una llamada de auxilio que parte de datos objetivos y de una situación insostenible. Que el 75 % de los menores siga en centros de emergencia evidencia que el sistema está desbordado.
La Ciudad Autónoma está destinando el 6 % de su presupuesto a este asunto. Es un esfuerzo titánico, pero insuficiente si no va acompañado de un compromiso real y sostenido del Estado. El nuevo Real Decreto sobre reubicación de menores debe traducirse en hechos, en traslados efectivos, rápidos y basados en criterios equitativos. No podemos seguir anclados en la buena voluntad y las promesas futuras mientras la realidad aprieta día a día.
Gaitán agradece el apoyo unánime de las comunidades y la coordinación con el Ministerio. Bien. Pero las palabras deben convertirse en acciones. Porque Ceuta no puede convertirse en el único dique de contención de un fenómeno que afecta a todo el país. Y si el Estado no quiere que la presión quiebre el sistema, tendrá que implicarse de verdad, no solo con financiación adecuada, sino con una política migratoria integral y una solidaridad territorial efectiva.
En resumen: agradecidos, sí, pero conformes, no. Porque si algo ha dejado claro Ceuta, una vez más, es que está cumpliendo con su parte. Ahora le toca al Estado hacer lo mismo.
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