El guardia civil condenado por narcotráfico recurre el fallo: “Están mintiendo y falsificando pruebas”
TRIBUNALES - NARCOTRÁFICO
El agente que trabajaba en los controles del Puerto y ‘pieza clave’ según la Fiscalía para efectuar los pases de hachís hasta Algeciras impugnará la sentencia ante el TSJA de cara a evitar los cuatro años, siete meses y 15 días de prisión

”A mí me dais al guardia civil y yo os pongo en libertad”. El entorno del agente de la Benemérita condenado esta semana por narcotráfico e integración de grupo criminal —A.L.H.— mantiene que esta fue, en esencia, la oferta que hizo la Fiscalía a los otros seis acusados en la vista celebrada el 10 y el 11 de junio en la Audiencia Provincial en Ceuta. De acuerdo con la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario, el resultado del juicio puede resumirse desde esa síntesis: cuatro de los procesados incriminaron directamente a A.H.L., “los dos chóferes y los dos cabecillas”, si bien a cinco se les aplicó la atenuante muy cualificada de confesión y de colaboración con la justicia para rebajar sus penas.
El tiempo que ha estado en prisión provisional el “grupo de confesos”, como lo considera el tribunal, hace que varios solo tengan que pasar algunos meses más en la cárcel tras las penas dictadas en el fallo y solicitadas por el Ministerio Público, mientras que el guardia civil ha sido condenado a cuatro años por un delito contra la salud pública cometido por agente de la autoridad obrando en el ejercicio de su cargo, así como a pagar 1.994.100 euros de multa y a 15 años de inhabilitación aboluta para ejercer en una profesión o en un cargo público. Por el ilícito de integración o creación de grupo criminal suma siete meses y 15 días más entre rejas.
“Han salido ganando ellos”, concluyen fuentes cercanas a A.L.H., que también aseguran que tanto los acusados “están mintiendo muchas veces” como que los poderes públicos, incluida la Benemérita, están “falsificando pruebas”. La asistencia letrada del agente —el abogado Óscar Martín— ya ha presentado un recurso de apelación de la sentencia al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Ceuta y Melilla (TSJA) y su entorno afirma que la defensa estudiará minuciosamente la prueba practicada para “atacar por ahí”, ya que sostienen que la acusación fiscal, el juicio y el fallo tienen una serie de “contradicciones” suficientes para lograr la absolución del guardia.
“El grupo confeso”
Los dos chóferes —J.E.K. y H.A.H.— fueron detenidos respectivamente el 10 de marzo de 2023 en el Puerto de Ceuta antes de embarcar y el 2 de junio del mismo año en el de Algeciras (Cádiz) tras el atraque desde Ceuta. El primero llevaba un peso neto a bordo del coche que conducía de más de 15,4 kilos de resina de hachís, mientras que el segundo superó los 80,7 kilos. Mientras que J.E.K. cumplió una prisión provisional de alrededor de 20 meses, el segundo ha estado en la cárcel desde que explotó la causa el 5 de junio de 2023 con su detención y la del resto del grupo criminal. H.A.H., el segundo conductor arrestado, cumplió la medida cautelar de privación de libertad durante un año y medio.
En cuanto a los considerados por el tribunal como los ‘cabecillas’ de la trama, ambos hermanos: H.C.D., el menor, ha pasado algo más de dos años en prisión provisional (el que más), mientras que el mayor —M.C.D.— quedó en libertad bajo fianza.
De los otros tres colaboradores del grupo uno también era conductor y se suicidó el 2 de junio, otro trabajaba en una caseta de obras cercana al Puerto donde almacenaban los coches para los pases y hacía labores de vigilancia —J.B.S.—, y al otro —B.C.A.—, la sentencia lo considera un organizador de los pases en el apartado de ‘hechos probados’, si bien la Fiscalía al final del juicio rebajó su implicación en ambos delitos considerándolo “cómplice” en lugar de “autor”. El vigilante de la caseta de obras no incriminó directamente en el juicio a A.L.H. y solo pasó dos meses y medio en prisión, mientras que el cómplice aseguró no conocer al agente, solo reconoció haber pasado “dos o tres veces” en coche a la Península con otro de los acusados y no llegó a dormir ni dos meses en en la cárcel.

De acuerdo con el fallo, las penas para el “grupo confeso” —en el que se incluye al vigilante y también a B.C.A.— van del año y ocho meses de cárcel por el delito contra la salud pública a los dos años y un mes para el hermano menor de los organizadores, que es reincidente. El mayor ha sido condenado a dos años de prisión por este ilícito.
Por el delito de creación o integración de grupo criminal, los seis han sido condenados a otros dos meses de prisión, una pena que se conmuta por una multa a pagar durante los próximos cuatro meses a razón de tres euros diarios. A estas condenas hay que sumar otra multa por la cantidad de droga incautada de 332.250 euros a cada uno.
La pena de prisión, por ser inferior a los dos años en la mayoría de los casos, ha quedado suspendida durante los próximos tres años —con la condición de no cometer otro delito— para el cómplice, el vigilante y el mayor de los cabecillas, mientras que su hermano y los dos conductores deberán cumplir lo que les queda de condena descontando el tiempo pasado en prisión provisional. Esto es que el primer conductor y el hermano menor quedan libres en cuestión de días, mientras que H.A.H. deberá estar en la cárcel alrededor de dos meses más también por tener antecedentes.
“Cuatro delincuentes”
“Lo que ha pasado es que cuatro personas lo han señalado, pero claro, cuatro delincuentes”. Este mismo argumento lo expuso en sus conclusiones el abogado de A.L.H. y también está recogido en la sentencia: que la implicación a su representado “es consecuencia de la rebaja sustancial” de la pena ofrecida por la Fiscalía, así como que las afirmaciones del resto de acusados “fueron genéricas” y “no corroboradas por otros elementos de prueba”.
No obstante, la magistrada ponente que elaboró el fallo rebate este punto con que las declaraciones “no fueron tan genéricas” y que existen “suficientes elementos corroboradores” de las testificales del “grupo confeso” tanto en las manifestaciones de testigos como en las pruebas documentales.
De ‘hacer la vista gorda’ al grupo criminal: las claves del recurso y de la sentencia
Al círculo del guardia civil condenado a cuatro años, siete meses y 15 días de prisión y a pagar una multa de casi dos millones de euros —A.L.H.— por ‘hacer la vista gorda’ para que el resto del grupo llevara en coche hachís desde Ceuta hasta Algeciras le parece que hay algunas “contradicciones” en la sentencia.
Si bien el fallo afirma que su colaboración era necesaria e intervenía “activamente en la actividad ilícita del grupo”, de los 10 pases en distintos días que se le atribuyen a la organización solo fueron dos interceptados, y solo en uno de estos (el del 2 de junio de 2023) el agente se encontraba en su puesto en el Puerto. No obstante, en el primero, el conductor detenido —J.E.K.— confesó que “se había equivocado” de hora, llegando antes de lo que debía para que el apodado “el gordito” ya estuviese trabajando en el carril y lo dejara pasar con seguridad. El letrado que defiende los intereses de A.L.H. ya presentó un dossier de los embarques que se les atribuyen al resto de acusados, pero en varios de estos su cliente no se encuentra de servicio y en algunos los miembros del grupo van a pie o en motocicleta en el ferry.
“Si cada uno cobraba 5.000 euros por un pase, incluido A.L.H., como se dijo en el juicio, ¿qué rentabilidad le sacan a llevar la droga en una moto?”, se preguntan fuentes cercanas al agente, conscientes de que la cantidad que se puede acarrear es mucho mayor en coche.
En la misma línea, uno de los más de 15 guardias civiles que testificaron en el juicio expresó que la descripción de “calvo y rellenito” cuadraba con la de otro agente que trabajaba en el Puerto, si bien la defensa de A.L.H. alegará que al menos pueden ser cuatro los que en el momento de los hechos coincidían con la identificación que hizo J.E.K. en su detención.

Aquel 10 de marzo de 2023, fecha de la primera incautación, A.L.H. llegó un poco después de la detención del conductor para “ayudar” a registrar el vehículo, pero según otro guardia civil ni el agente acusado ni J.E.K. dieron muestra de conocerse, lo que da alas a la tesis de la defensa del miembro de la Benemérita condenado en cuanto a alejar su implicación de los hehcos delictivos.
Una de las pruebas fehacientes para el tribunal de la relación entre los organizadores del grupo criminal y el guardia es una conversación telefónica en la que H.C.D pide dos bocadillos por teléfono y en la que la Fiscalía y el grupo de investigación argumentan que se puede escuchar la voz de A.L.H. junto al menor de los cabecillas. No obstante, el acusado negó que fuera la suya en sede judicial, y además el entorno de este último asegura que van a contratar a un perito para desmentir este extremo, ya que la Guardia Civil también los sitúa en el mismo sitio por la geolocalización de sus dispositivos móviles. La defensa argumenta que puede haber un error en los repetidores de telefonía de unos 300 metros en la posición, lo que descartaría que ambos acusados estuviesen juntos en ese momento.
Entre las escuchas telefónicas solo hay una conversación que la Fiscalía atribuye entre A.L.H. y H.C.D. en el que el primero le explica al otro que se encuentra en Granada y trata de hacerle una videollamada. Si bien el tribunal afirma por esto y por otros mensajes de WhatsApp que este contacto “no se corresponde con una relación cliente-dependiente” —se conocían de que A.L.H. iba a la ferretería de H.C.D.—, el entorno del agente se aferra a que no eran amigos aunque ese día quisiera enseñarle la paella que iba a comerse en Granada.
“Todo está dentro”
En las pruebas documentales figuran más “indicios” incriminatorios sobre la relación entre el guardia civil y el menor de los cabecillas, si bien estos no fueron tan evidentes en el jucio. Algunos mensajes concuerdan con minutos antes de que los conductores entren en el ferry estando A.L.H. de servicio.
Uno de estos mens se lo envía H.C.D. al agente poco antes de un embarque. Le dice que “todo, todo, todo está dentro”, si bien A.H.L. lo atribuyó en la vista a una recogida de muebles y no de droga.
Otro de los whastapps más sospechosos también se produce con el guardia de servicio y a las 6:40 de la mañana. El mensaje, del mismo remitente y sin respuesta, parece que le da una orden: “Cancela”.