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¿Podría haberse anticipado el asalto a Ceuta de mayo de 2021 o se trató más bien de un incidente difícil de prever?
Esta es la pregunta que se formulan los profesores Luis de la Corte Ibáñez y Xavier Torrens en su artículo “Autopsia del asalto a la frontera de Ceuta en 2021: entre la zona gris y la gestión de crisis”, publicado en el último número de Revista de Estudios en Seguridad Internacional.
De la Corte, profesor titular de Psicología Social de la Universidad Autónoma de Madrid y director de Estudios Estratégicos e Inteligencia del Centro de Investigación en Ciencias Forenses y de la Seguridad (ICFS-UAM), y Torrens, profesor titular de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Barcelona, parten en su trabajo de la convicción de que la entrada irregular en Ceuta de entre 10.000 y 12.000 personas los días 17 y 18 de mayo de 2021 puede considerarse intencionada.
Los autores sostienen que la intencionalidad del incidente está documentada, tesis que sustentan en varios hechos como la decisión de Rabat de retirar simultáneamente sus fuerzas de seguridad de diversos tramos del perímetro, el transporte de personas en vehículos hasta las proximidades de la frontera con Ceuta, la señalización de los caminos de paso por los agentes del país vecino o el mensaje explícito publicado por un ministro del Gobierno marroquí en su cuenta de Facebook en el que se afirmaba que la entrada masiva de personas en la ciudad era un acto de represalia contra España por autorizar el ingreso del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, en un hospital de Logroño.
“Que la provocación buscase aumentar la presión sobre España respecto al asunto del Sáhara no significa necesariamente que ese fuera el único motivo para dar lugar a aquella crisis fronteriza”, mantienen los autores del artículo. De la Corte y Torrens argumentan que este movimiento, en el ámbito de lo que se conoce como “zona gris” en el espectro del conflicto político, perseguiría tres objetivos complementarios: forzar a España a cambiar su tradicional posición sobre el estatus del Sáhara Occidental, poner a prueba al Gobierno español ante una situación de desestabilización de las dos ciudades autónomas y generar un clima de inseguridad en torno a Ceuta y Melilla para extender la idea de que, frente a las reclamaciones de Marruecos, ambas ciudades constituyen un problema del que resultaría mejor deshacerse.
La tesis de De la Corte y Torrens plantea considerar los sucesos de mayo de 2021 desde dos perspectivas: las que implicar aplicar un análisis basado, respectivamente, en los paradigmas conocidos como “cisne negro” y “rinoceronte gris”.
¿Cisne o rinoceronte?
El artículo plantea que la crisis fronteriza reúne las características que se atribuyen al paradigma del “cisne negro”, esto es, fue un hecho “raro”, tuvo un impacto enorme e intentó explicarse a posteriori de modo retrospectivo. “Solo a la luz del desenlace ulterior, los hechos de la crisis se desvelaron con tal crisis”, concluyen los redactores del trabajo.
Los profesores universitarios mantienen que algunos de los datos que después de acaecidos los hechos se utilizaron para censurar una falta de reacción de las autoridades españolas no pudieron ser advertidas por estas y, en otros casos, no fue posible analizarlos de antemano. Además, explican que la ausencia de precedentes de una crisis de tales dimensiones limitó la capacidad de plantear como probable un escenario de este tipo.
La tesis del “cisne negro” parece, así, imponerse a la del “rinoceronte gris”. Esta última alude a una amenaza altamente probable, por haberse registrado en el pasado sucesos similares o análogos, de alto impacto pero que resulta sistemáticamente ignorada.
Pese a esta conclusión, De la Corte y Torrens lanzan una advertencia. A juicio de los autores del trabajo, una vez superados aquellos sucesos, ahora sí que una crisis de esta naturaleza debe ser considerada como un escenario probable. “La amenaza a la seguridad de Ceuta y Melilla continúa siendo de enorme impacto, pero si no se diseña un plan de contingencia bien estructurado estratégicamente, ya no estaremos ante un hecho inesperado sino ante un hecho descuidado”, subrayan los investigadores.
De este modo, aquellos días de mayo acabaron por convertirse en una fecha de referencia que permanecerá en el imaginario de la población y de las autoridades como una situación excepcional que podría volver a repetirse. “Podemos concluir que la crisis fronteriza de 2021 es un antes y un después: hasta mayo de 2021 podíamos observar la amenaza de seguridad como un cisne negro, a partir de ese año hay que analizarla como un rinoceronte gris”, advierten De la Corte y Torrens.
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