Carta abierta al Señor Juan Sergio Redondo

Carlos Verdejo Ferrer*

Señor Redondo,

Le escribo públicamente porque, después de más de diez meses censurado en la Asamblea de Ceuta, no me ha dejado otra opción. Desde septiembre no se me permite ejercer mi derecho básico como diputado electo: hablar en sede parlamentaria. No sólo se me impide cumplir con mi labor política, sino que se está traicionando directamente a los miles de ceutíes que votaron a VOX para que su voz estuviera representada con claridad, valentía y firmeza. No lo hicieron para escuchar sus intervenciones pobres, mediocres y carentes de nivel político, que han hecho descender la calidad parlamentaria en nuestra ciudad a mínimos lamentables.

Usted no está donde está por mérito alguno, sino por hacer favores a los buitres del partido en Madrid, a costa del futuro de Ceuta y del deterioro absoluto del grupo parlamentario de VOX en nuestra ciudad.

A pesar del silencio al que intenta condenarme, yo sigo fiscalizando al Gobierno local como siempre he hecho: revisando contratos, subvenciones, expedientes, cuentas públicas, y cada acto de la Administración. Pero no puedo debatir ni denunciarlo en la Asamblea, porque usted se siente amenazado. Amenazado no por traiciones políticas, sino por su propia incapacidad, por no haber logrado jamás protagonismo alguno en esta cámara, ni en la anterior legislatura ni en esta. Su cobardía y su falta de preparación son la verdadera razón por la que intenta imponer su silencio sobre mí.

Y no, señor Redondo, no voy a firmar ninguno de los documentos internos que pretende imponerme a mitad de legislatura, ni voy a someterme a un reglamento que no fue obstáculo para que yo interviniera en el pleno durante meses… hasta el día en que solicité acceder a las cuentas del grupo parlamentario. Cuentas en las que, por cierto, he encontrado elementos gravísimos y escandalosos.

No voy a firmar nada. Ni acepto sus formas, ni su forma de gestionar el grupo como si fuera su cortijo personal. Ni los sobresueldos del partido arbitrarios, ni los favoritismos familiares, como el caso de su cuñada también diputada, ni mucho menos su idea de la política como una red clientelar donde usted decide quién cobra, quién habla y quién calla.

Yo no me rindo, señor Redondo. Lo que quiero es exactamente lo que siempre he hecho: hablar, debatir, fiscalizar, cumplir con mi trabajo y con la gente. Pero usted ha convertido el grupo de VOX Ceuta en un esperpento, en una caricatura política que por segunda legislatura consecutiva se rompe por su culpa, dejando a diputados como no adscritos por su autoritarismo y su miedo al debate.

He agotado todas las vías internas. Ya no acudiré a ellas. Diez meses de censura parlamentaria me han dejado claro que usted no quiere diálogo, quiere sumisión. Y no la va a tener.

Tampoco me callaré ante la bochornosa gestión de esta crisis por parte de Santiago Abascal y el Comité Ejecutivo Nacional de VOX, que han llegado incluso a ofrecerme puestos en listas fuera de Ceuta a cambio de mi silencio. Una forma ruin de intentar comprar mi voluntad, con tal de proteger a quien aún les hace favores desde Ceuta.

Incluso dentro del propio CEN hay ya voces críticas que le han pedido a usted que se marche, algo que no ha querido hacer, aferrado al cargo como está.

VOX Ceuta es hoy un desastre, y usted es el principal responsable.

Y lo que yo exijo no es más que una cosa tan simple como justa: que se me permita hablar en la Asamblea. Que quede bien claro: NO voy a firmar nada de lo que me exige para ejercer mis derechos. No voy a prestarme a su juego sucio, ni voy a legitimar su forma autoritaria y personalista de entender la política.

Usted elige: o me permite hablar y restituye la normalidad democrática en la Asamblea, o seguirá teniendo en mí una oposición frontal, firme y decidida, dentro y fuera del pleno. Si no me dejan hablar en la Asamblea, lo haré en los medios, en redes sociales, en ruedas de prensa y en cada espacio al que pueda acceder para dignificar la política local.

Porque lo cierto es que tanto usted, como el señor Ruíz y la señora Cifuentes, hace tiempo que dejaron de ser oposición para convertirse en cómplices del Gobierno del señor Vivas. Ni se han dignado a votar en contra de sus últimas propuestas, incluyendo una grave modificación del presupuesto municipal que debería haber levantado una enérgica respuesta por parte de cualquier grupo mínimamente serio. Pero ustedes ni se han pronunciado, ni han hecho oposición, ni han defendido lo que se comprometieron a representar. Prefieren agachar la cabeza, abstenerse y facilitarle la vida al PP a cambio de seguir ocupando sus sillones. Esa es la realidad.

Y es que desde que el señor Ruíz se vendió en 2020 para forrarse con la Vicepresidencia Primera de la Asamblea, un puesto otorgado por el propio Vivas, la credibilidad de los redondistas quedó gravemente dañada. Aquella operación fue la antesala de lo que hoy vemos con claridad: un grupo entregado al poder, sin principios, ni rumbo, ni valentía.

Quiero dirigirme también a todas las personas que han apoyado a VOX en Ceuta desde el principio, a quienes creyeron en el proyecto con la esperanza de cambiar las cosas de verdad. Les pido que no legitimen ni respalden más al señor Redondo, que lo aíslen políticamente, y que no se conviertan en cómplices de un modelo que ha traicionado lo que se prometió en campaña. Hacer lo correcto, aunque sea difícil, siempre es más valiente que callar ante el abuso. No se trata de lealtades personales ni de siglas, sino de principios. Dignifiquemos la política, aunque tengamos que hacerlo enfrentándonos a los que la han corrompido moralmente por dentro.

Yo no me rindo, señor Redondo, porque yo no soy el fraude. Usted lo es. Y mientras siga manejando el grupo parlamentario como su finca privada, seguirá destruyendo lo poco que queda de dignidad política en VOX Ceuta.

* Diputado del GP VOX en la Asamblea de Ceuta

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