El Banco de Alimentos maneja un Plan B contra el desperdicio

SOCIEDAD

El Banco de Alimentos maneja un Plan B contra el desperdicio

Dos mujeres trabajan en los almacenes del Banco de Alimentos de Ceuta/FOTO EL PUEBLO
Dos mujeres trabajan en los almacenes del Banco de Alimentos de Ceuta/FOTO EL PUEBLO

La implantación de un nuevo sistema para la distribución de la ayuda alimentaria a familias vulnerables con hijos sembró la alarma el año pasado entre los bancos de alimentos. El modelo aprobado por el Gobierno sustituía el reparto directo de los alimentos por tarjetas monedero, ideadas para acabar con las conocidas “colas del hambre”. La Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL) advirtió de que el nuevo sistema dejaría fuera a 350.000 familias que continuarían acudiendo a entidades benéficas para acceder a productos de primera necesidad.

“Nos llega más trabajo del que teníamos antes porque esto nos ha afectado más que nadie -reconoce el presidente del Banco de Alimentos de Ceuta, Pedro Mariscal- Pero hemos ideado una táctica: la hemos llamado Plan B”. Mariscal participaba este lunes en la jornada “Obligaciones y oportunidades de la gestión del desperdicio alimentario en Andalucía”, organizada esta semana en Sevilla por la Federación de Bancos de Alimentos de Andalucía, Ceuta y Melilla.

Este proyecto nace con el objetivo de optimizar la cadena de donación de alimentos mediante el refuerzo de las relaciones que vinculan a donantes con las entidades beneficiarias. El Plan B, además, pretende fundar un sistema eficaz en el reaprovechamiento de excedentes que permita combatir el desperdicio alimentario.

Dos mujeres trabajan en los almacenes del Banco de Alimentos de Ceuta/FOTO EL PUEBLO
Dos mujeres trabajan en los almacenes del Banco de Alimentos de Ceuta/FOTO EL PUEBLO

La iniciativa, financiada por la Unión Europea a través de los fondos Next Generation, contempla la creación de una plataforma digital (planb.org.es) que simplifica los procesos y favorece la posibilidad de hacer un seguimiento de las contribuciones recibidas por cada uno de los 54 bancos de alimentos españoles.

La batalla contra el desperdicio alimentario es una tarea que el Banco de Alimentos de Ceuta viene desarrollando hace tres décadas mediante colaboraciones con distintas empresas que, ahora, habrá que adaptar a esta nueva plataforma nacional. Los responsables de la organización humanitaria ya han comenzado a trabajar en Ceuta con este fin. Para ello, dos de sus miembros reciben de la FESBAL una formación específica. “Hace mucho tiempo que, por ejemplo, trabajamos con Mercadona contra el desperdicio alimentario -explica Mariscal- Ahora nos espera una forma de trabajar distinta, pero con el mismo propósito”.

El presidente del Banco de Alimentos destaca los beneficios que este tipo de colaboración proporciona a las partes implicadas y la simplicidad de los procesos, aunque reconoce las dificultades que entraña para una organización benéfica desplegar los recursos que resultan necesarios para llevar a buen puerto esta cooperación. “Por ejemplo, hay empresas que abren los domingos y tú tienes que tener personal para estar allí y recoger los alimentos donados, y por eso tenemos que contar con apoyos”, sostiene Mariscal.

El Plan B, que implica la coordinación de los bancos de alimentos de todo el país, comporta la firma de acuerdos con empresas distribuidoras de alimentación de implantación nacional. Paralelamente, el Banco ceutí refuerza las relaciones con empresas locales con las que ya ha venido trabajando en los últimos años, tales como Chapela o La Almadraba, que proporciona pescado fresco para los almacenes de la entidad humanitaria.

Jornadas sobre desperdicio alimentarios celebradas en la sede de la organización empresarial CEA en Sevilla este lunes/FOTO B.A.
Jornadas sobre desperdicio alimentarios celebradas en la sede de la organización empresarial CEA en Sevilla este lunes/FOTO B.A.

La necesidad de educar a los consumidores para que aprendan a hacer compras responsables está presente en el empeño que los bancos de alimentos vienen dedicando en los últimos años a combatir el desperdicio de alimentos, que en 2023 superó en España los 1.200 millones de kilos.

La progresiva sustitución del comercio tradicional de barrio por las grandes superficies y el desarrollo de los sistemas de compra online están detrás de este hiperconsumismo. “Saber comprar resulta a día de hoy una habilidad que es necesario enseñar -considera Mariscal- Muchos bancos de alimentos ya estamos dando cursos a personas que se encuentran en situación de exclusión social para mentalizarlas de lo importante que es para las economías familiares comprar como se debe”.

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