Martínez Peñalver: "Hay que pensar qué Ceuta queremos para 2040"

ENTREVISTA

El nuevo integrante del Gobierno de Juan Vivas aboga por aprovechar el potencial del urbanismo como fuerza de transformación: "Un buen diseño urbano ayuda a paliar las diferencias sociales"

• Pregunta.- Su designación como responsable del urbanismo local le convierte en uno de los tres puntales que el presidente Juan Vivas ha elegido para desarrollar su gestión de gobierno durante los dos próximos años. Hasta ahora, usted ocupaba un escaño en la Asamblea pero era el único de los diputados del PP sin responsabilidades en el Gobierno. ¿Cómo asume este cambio? ¿Qué argumentos empleó Vivas para convencerle?

Respuesta.- En realidad, era algo ya pactado. Yo tenía algunos proyectos en marcha en la Autoridad Portuaria, había trabajo que concluir. Ya en su día hablamos de que a mitad de la legislatura volveríamos a sentarnos. Decidimos entonces que si la labor que tenía pendiente en el Puerto quedaba encauzada, daríamos el salto. Y así ha sido.

También es difícil decir que no a una oportunidad así. Yo reconozco que tengo vocación de servicio público, quizás debido a mi formación. A los ingenieros de caminos nos forman para proyectar obras públicas que mejoren la vida de la gente.

P.- Usted ha defendido que el urbanismo comporta un extraordinario potencial para la transformación de la sociedad. ¿Cómo se aplica en Ceuta y sobre el terreno este principio al que usted apela?

R.- Creo en eso firmemente. Creo en lo que llamo la justicia territorial. Un buen diseño urbano ayuda a paliar las diferencias sociales. Y no hablo solo de Ceuta, porque esto es aplicable a cualquier ciudad.

¿A qué me refiero? Los barrios que se encuentran aislados pueden tener más dificultades de desarrollarse que otros bien comunicados. Eso ocurre aquí. Hay barriadas aisladas unas de otras que con una buena planificación conseguirían desarrollarse de una manera mejor.

Tenemos una ciudad algo peculiar, una ciudad rodeada por el mar, con un borde fronterizo y con multitud de superficies de suelo de distintas administraciones. Si quieres crecer, lo tienes que hacer de una manera ordenada, planificada, pensada.

Nuestra idea es empezar a pensar qué Ceuta queremos tener en 2040. Sé que hablar de estos plazos puede sonar un poco aventurado, pero creo que no podemos tomar decisiones a corto plazo. La visión ha de ser más a largo plazo.

P.- ¿Qué tiene en mente para esa Ceuta de dentro de tres lustros de la que nos habla?

R.-Ceuta ha vivido, está viviendo, esa transformación económica que la lleva a cambiar de modelo. La ciudad que vivía del comercio, la Ceuta del mostrador, ha pasado a convertirse en la Ceuta de los servicios digitales. Lo que hay que transformar ahora es el urbanismo. Es algo por lo que ya han pasado otras ciudades como Málaga o Bilbao, y quizás haya llegado ya nuestro momento.

Recientemente aprobamos el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que hay que empezar a desarrollar a través de distintos planes especiales. Permítame que no le dé un titular acerca de por dónde vamos a empezar. Puedo decirle que habrá actuaciones más a corto plazo como la comunicación con el puerto en la zona de los chalés. Pero hay planes especiales que afectan a las distintas barriadas que todavía hay que impulsar. Hablamos de Benzú, de El Príncipe, de El Sarchal… Si no empiezas a promover estos planes, el PGOU acaba siendo solo un papel.

P.- Usted mismo, en 2022 y en su calidad de responsable del Colegio de Ingenieros de Caminos, aseguró que el nuevo PGOU nacía obsoleto aun antes de aprobarse. El Colegio de Arquitectos coincidía con esta valoración suya. ¿Es el PGOU todo lo útil que debería ser?

R.- Aquellas declaraciones las hice desde el otro lado de la barrera, en mi calidad de técnico. Lo que puedo decir es que lo bueno que tiene el PGOU es que, en su condición de norma, elimina la incertidumbre. Este es el Plan General que tenemos y es con estas reglas con las que vamos a jugar. Antes no ocurría eso, pues todo el mundo permanecía pendiente de si el nuevo Plan saldría o no adelante o si continuaba vigente el antiguo, y esto retraía a los inversores. Ahora, al menos, tenemos reglas, que estarán bien o mal, que podrán modificarse puntualmente y mejorarse, pero las tenemos. Eso es lo positivo. ¿Si nació obsoleto? Podría haber nacido mejor, pero como sucede con todas las cosas.

P.- Uno de los retos que se les plantea como Gobierno es el de manejar los 146.000 metros cuadrados de suelo que el Ministerio de Defensa ha cedido a la Ciudad. Ahora tendrán que definir el diseño de los proyectos que se pretende impulsar sobre esos terrenos, qué uso concreto se hará de cada uno de ellos. Ya se ha hablado, como primera aproximación, de la construcción de 700 viviendas, pero ¿qué otros equipamientos y dotaciones se han previsto?

R.- Primero, hay que decir que será un proceso largo. La administración y la burocracia exigen su tiempo.

Lo que tenemos que preguntarnos ahora es qué diseño queremos y qué tipo de planificación vamos a proponer. Digamos que ahora el papel está en blanco y tenemos que comenzar a pintar sobre él.

Por supuesto que todo lo que se haga habrá de estar presidido por criterios muy técnicos. Creo que debemos eliminar el “yo opino”. Hay que trabajar basándose más en datos que en opiniones. Tenemos que apoyarnos en los profesionales de la casa, en los de los colegios de arquitectos e ingenieros.

Ahora tendremos que esperar a que Defensa desaloje sus cuarteles, luego habrá que desafectarlos y tendrán que pasar a formar parte del patrimonio de la Ciudad. A continuación, habrá qué hacer una modificación puntual del Plan General. Posteriormente, estaremos en disposición ya de acceder a suelo.

Hablamos de que tendremos que agotar los dos años de legislatura para que tengamos la planificación y el diseño de lo que queremos.

Es que no se trata solo de colocar viviendas. Cuando hablamos de 700 viviendas lo estamos haciendo de las 3.000 y pico personas que las ocuparán. Toda esta gente tendrá que tener un sitio para tomar una Coca-Cola, para comprar un libro, para ir al médico. Es decir, toda esta población precisa una planificación. Y no solo eso. Tendremos que pensar cómo se insertan esos terrenos con el resto de la ciudad. Yo apuesto por zonas ordenadas, peatonales, verdes, acordes al desarrollo urbano que hoy vemos en cualquier ciudad.

P.-¿Cuáles han sido, a su juicio, los vicios del urbanismo en Ceuta? ¿Qué es lo que se ha hecho mal, lo que se hizo y no debió hacerse?

R.- Sería muy atrevido por mi parte hacer este tipo de crítica. Al final, los vicios que pudieran existir acaban siendo los mismos que pueden darse en cualquier otra ciudad. Y es que las ciudades van cambiando y desarrollándose.

El Madrid de los años 70 no es el Madrid actual, el que se abre al río y atiende a la comodidad del peatón. Lo mismo ha sucedido en Málaga o en Bilbao, una ciudad que fue fundamentalmente industrial y que ahora es una ciudad cultural.

Hay que tener en cuenta que las necesidades que teníamos los ciudadanos antes no son las mismas de ahora. Por eso insisto en que creo llegado el momento de transformar Ceuta para hacer de ella una ciudad más acorde a lo que se demanda en este siglo XXI.

Creo que se han tomado pequeñas decisiones, como la peatonalización del centro, que constituyen una contribución. Pero las que se tengan que tomar a partir de ahora deberán tener mayor peso.

P.- Arquitectos, empresarios, abogados e, incluso, entidades académicas como el Instituto de Estudios Ceutíes (IEC) han reclamado la aprobación de una ley del suelo específica para la ciudad. El Gobierno municipal también se ha manifestado a favor de la creación de esta norma como herramienta para favorecer el desarrollo de Ceuta. ¿Por qué resulta necesaria una legislación de este tipo?

R.- Hacer depender tantos trámites de Madrid aumenta la burocracia, y esto supone una mayor dedicación de tiempo, y lo que aumenta tiempo se traduce en menos inversión y menos agilidad.

Sinceramente, veo complejo que salga adelante la ley. Digo esto refiriéndome a la situación política actual a nivel nacional. Una norma de este tipo requiere forjar un acuerdo en el Congreso de los Diputados, y eso parece difícil.

La antigua Consejería de Fomento dio algunos pasos. Yo creo que nos conviene seguir empujando en esta dirección.

P.-¿Dónde encaja el puerto en este gran plan urbanístico para Ceuta del que venimos hablando? ¿Cuál ha de ser la relación entre puerto y ciudad?

R.- No hemos de olvidar que el puerto es, urbanísticamente, parte de Ceuta, está en la ciudad. No es lo mismo el peso que el puerto de Cartagena supone para la ciudad de Cartagena que la importancia que tiene el de Ceuta para Ceuta. Para nosotros, el puerto es entrada y salida, el medio que tenemos para conectarnos con la Península.

Es importantísimo que en este desarrollo urbano vayamos de la mano del Puerto. El puerto ha de abrirse de forma segura a la ciudad, sin olvidar que tiene una componente industrial que ha de seguir desarrollándose porque ese es su negocio. Siempre ha resultado ser un asunto conflictivo porque las zonas industriales no suelen ser estética ni urbanísticamente muy apetecibles para el ciudadano.

Todos hemos andado, seguro, por la zona portuaria de Poniente y nos damos cuenta de que las naves no son cómodas como sitios de paseo. Pero se han unido ya a la ciudad, así que tenemos que propiciar que sí lo sean. Tomar esos negocios portuarios e introducirlos dentro de zonas restringidas en algo que el Puerto ya está barajando. Si vamos de la mano, lo conseguiremos seguro.

P.- Durante años se ha hablado de que la única manera de garantizar el crecimiento futuro de Ceuta es ganar terrenos al mar. ¿Es algo viable en términos económicos y medioambientales? ¿El Gobierno de la Ciudad ha barajado esta posibilidad?

R.- No es fácil. El coste que entraña ganar terreno al mar es muy alto. He de decir que no se ha contemplado. Aunque también parece lógico que si estás rodeado por el mar y por una frontera, la única manera de crecer sea esta.

Con dinero y hormigón se puede hacer de todo. Pero ganarle terreno al mar es muy difícil económica y administrativamente. Si me preguntan, yo empezaría a ganar terreno y llegaría de aquí, no le digo a Málaga, pero hasta donde pudiera llegar. Lo que pasa es que hay mucho trámite medioambiental detrás. Ceuta cuenta con zonas muy protegidas. Tenemos unos fondos marinos que son un verdadero joya. Si se acometiera algo así, habría que hacerlo con mucho tiempo y mucho cuidado.

Además está, como digo, el coste. Al final no deja de ser rellenar, echar tierra. Pero, ¿de dónde traes esa tierra? Puedes hacerlo de la Península, con lo que los costes se incrementan, o tomarla de una cantera en Ceuta. Pero eso también cambia la morfología de la ciudad. Aunque, por otro lado, puede ser algo positivo si se hace ordenadamente: allí de donde he cogido la tierra me queda una superficie que, a lo mejor, puedo dedicar a otros usos. Pero, en todo caso, cualquier cosa que se haga ha de hacerse con orden y planificación.

P.- El Plan de Vivienda 2025-2028 parece orillar la colaboración público-privada, lo que ha generado malestar entre los empresarios inmobiliarios y de la construcción. Los arquitectos y los constructores se quejan de que la Ciudad les relega adjudicando obra pública de manera sistemática a una sociedad estatal como Tragsa. ¿Qué papel le atribuye a la iniciativa privada en el diseño y ejecución de este nuevo urbanismo que pretende promover el Gobierno municipal?

R.- Yo confieso que soy un liberal. Estoy encantado de que la iniciativa privada esté dispuesta a invertir su dinero. Pero la hoja está todavía en blanco. Aunque en esto la iniciativa privada tiene cabida. Debemos empujar para que le sea cómodo ayudarnos en toda esta transformación urbana que viene. Técnicos, promotores, constructores, son todos bienvenidos.

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