Pedro Mariscal, presidente de Banco de Alimentos: “Aquí nunca han existido colas del hambre”

AYUDA SOCIAL

La entidad sigue atendiendo a unas 12.000 personas en Ceuta, sin que la irrupción de las tarjetas monedero haya acabado, como esperaba el Gobierno, con las esperas para recoger las bolsas con víveres

En el último año, el número de familias que se acercan al Banco de Alimentos de Ceuta para recoger comida no solo no ha decrecido -como pretendía el Gobierno de España al transformar el sistema de dispensación de ayuda alimentaria-, sino que “ha aumentado”. La entidad presidida por Pedro Mariscal continúa atendiendo a una media de 12.000 personas, que representan casi un 15% de la población actual de Ceuta. Con la llegada del verano, las donaciones continúan “bajando”, lo que agrava el estado de las arcas de los Bancos en todo el país, que se vieron recortadas cuando el Ministerio de Derechos Sociales decidió arrebatarles los fondos FEDA para apostar por las nuevas tarjetas monedero, que siguen sin alcanzar uno de los objetivos principales: acabar con las “colas del hambre”.

“Aquí nunca han existido las colas del hambre. Las personas que vienen recogen su comida dignamente”, sentencia Pedro Mariscal, en cuya opinión la expresión referida es solo “una coletilla” usada “políticamente” para justificar el cambio de método para asistir a las personas desfavorecidas. El nuevo sistema -gestionado por Cruz Roja, que recibió 100,2 millones de euros, de los cuales 220 mil se destinaron a Ceuta- comenzó a funcionar a finales de 2024.

En enero de este año, se habían repartido ya 144 tarjetas entre los ceutíes. Pero cada familia -que debe tener hijos para beneficiarse- puede recibir solo entre 130 y 220 euros, por lo que, para Mariscal, “no cubren las necesidades de una familia normal y corriente”. “Con 210 euros, una familia no tiene para subsistir. ¿Qué ocurre? Que cuando no les queda dinero vienen al Banco a por comida”, expone el mandatario, quien asegura que “las tarjetas monedero cubren un 20%, y el resto, el 80%, lo tiene que cubrir el Banco de Alimentos”. Según la Federación Española de Bancos de Alimentos (FESBAL), este sistema deja sin atender a unas 350.000 familias.

En mitad de la campaña estival, el presidente de la entidad atiende a El Pueblo de Ceuta para recordar que “la necesidad no se va de vacaciones”. “La necesidad”, que no el hambre, que, en la ciudad autónoma, asegura, “no existe”. “La necesidad es que tú abras la nevera y veas que no tienes nada. El hambre es que el estómago te suene. En Ceuta no se pasa hambre. Hay muchísimas asociaciones dedicadas a ayudar”, explica Pedro Mariscal a las puertas de la nave del Banco de Alimentos de Ceuta, frente a la Estación Marítima. La calma del equipo que allí se encuentra en la mañana del viernes denota que no es día de reparto -cada jueves-.

Más pronto que tarde esperan en la plantilla y el voluntariado de la organización comenzar la mudanza definitiva hacia la nueva sede ubicada en la ampliación del Muelle de Poniente, en construcción desde 2023. Serán mil metros de espacio ocupado por grandes estanterías, oficinas y -lo más esperado- cámaras frigoríficas que les permitirán almacenar y repartir alimentos frescos y congelados. La nueva sede aumenta las posibilidades de ofrecer una ayuda más completa a los beneficiarios, pero sobreviven con una financiación ajustada que los está obligando a buscar alternativas.

Aunque garantiza su presidente que la cartera del Banco de Alimentos de Ceuta sigue llena y que podrán “llegar a final de año con muchos kilos repartidos”, reconoce que llevan meses devanándose los sesos en busca de otras fórmulas de recaudación. Se encuentran inmersos en lo que desde la FESBAL han llamado “el Plan B”, que consiste en recaudar todos los excedentes de los supermercados. El Banco los recoge y a continuación los reparte entre las entidades que se encargan de proporcionárselo a las familias.

Se encuentran en conversaciones con las diferentes superficies instaladas en Ceuta para pedir que colaboren. “Nosotros seremos los interlocutores entre las asociaciones que estén acogidas al Banco y la gente”, explica. Además, también entregarán los alimentos directamente a aquellas familias que se acercan a sus naves a por productos imperecederos a través de Servicios Sociales. Cuando tengan excedente de supermercados, podrán llevarse los perecederos.

El cambio de sistema

La ayuda que ha sido arrebatada a los Bancos de Alimentos de un plumazo se correspondía al Fondo Social Europeo Plus, que en el anterior modelo tenía el nombre de Fondos de Ayuda Europea para personas Desfavorecidas (FEDA). El dinero se repartía a medias entre los Bancos de Alimentos y Cruz Roja, que compraban los alimentos y después los entregaban a los usuarios. El Gobierno decidió sustituir los FEDA por el sistema de tarjetas, para que sean los beneficiarios quienes puedan comprar su comida en los supermercados, como cualquier otro ciudadano, y romper así con la “estigmatización” de quienes reciben la ayuda.

Cruz Roja se encargará de gestionar los vales gracias a un convenio firmado hace un mes con Procesa. Cuenta con un presupuesto total de 1.217.958 euros, de los cuales el 90% será sufragado con fondos europeos a través del FSE+ y el 10% con aportación directa de la Ciudad Autónoma. Tendrá una vigencia inicial de tres años, con posibilidad de prórroga por dos anualidades más, siempre que exista crédito adecuado y suficiente. La organización deberá sacar a licitación el contrato con los proveedores, para determinar en qué supermercado se podrá canjear.

Las ayudas oscilan entre los 130 y los 220 euros mensuales por unidad familiar y solo están dirigidas a familias con menores a su cargo cuyos ingresos sean inferiores al 40% de la renta media. La cuantía depende de los miembros del núcleo familiar. Un adulto con un menor recibirá la cantidad mínima, que aumentará en 30 euros por cada menor más hasta llegar a las familias de cinco miembros o más, que dispondrán de 220 euros. Las tarjetas tienen una validez de 12 meses, pudiendo recargar de una vez el total de tres meses como máximo.

Con ellas, no se pueden conseguir alimentos ultraprocesados ni bebidas alcohólicas. Las familias solo pueden comprar productos frescos, de alimentación infantil, así como de higiene personal. La implementación de este programa se ha puesto en marcha con la financiación del Fondo Social Europeo Plus. El Gobierno estima que alrededor de 70.000 familias en situación extrema de pobreza ya están comenzando a usar estas tarjetas.

Para donar al Banco de Alimentos pueden realizarse donaciones económicas a través de una transferencia bancaria al número de cuenta ES38 2100 4207 2622 0004 9066, o por Bizum, utilizando el código 01297. Además, también existe la posibilidad de colaborar enviando un SMS con la palabra SONRISAS al 28014, lo que implica un donativo automático de 1,20 €. Aquellos que deseen obtener certificado fiscal por su aportación deben enviar el justificante de la transferencia o el ticket del Bizum, junto a sus datos personales, al correo electrónico secretaria@bancoceuta.es.

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