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ENTREVISTA. JOSÉ LUIS DESSY, DIRECTOR DE LA FUNDACIÓN AI GRANADA
• Pregunta.- Ceuta se incorporaba como patrono a la Fundación AI Granada Research & Innovation el 24 de junio de este mismo año. ¿En qué contexto nace la Fundación y cuáles son sus propósitos?
R.- Granada inició hace mucho tiempo, en el seno de la Universidad, un camino. En un momento dado, la ciudad apostó por un cambio de modelo productivo basado en buena parte en los principales sectores económicos de Granada, esto es, la agricultura y el turismo. Se creó un ecosistema bautizado aiMPULSA, una entidad sin personalidad jurídica en la que estaban todas las instituciones.
Había un sector tecnológico que comenzaba a ser pujante. Y entonces se presentó la oportunidad de optar a la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (AESIA). Pero no se consiguió. Por una serie de temas, políticos básicamente, la AESIA acabó en La Coruña.
Granada es una ciudad que en muchas cosas no ha conseguido sus objetivos. Generalmente, cuando se perdía, como ocurrió entonces, se abandonaba. Pero en este caso hicimos lo contrario. La Universidad decidió impulsar ese ecosistema que ya estaba floreciendo para dotarlo de personalidad jurídica.
Apostamos por unir a las instituciones: la Universidad, el Ayuntamiento, la Cámara de Comercio, la Junta de Andalucía, a través de la Agencia Digital Andaluza, algunas de las empresas más representativas de Granada, entró Melilla, ahora lo ha hecho Ceuta… La idea era impulsar lo que teníamos ya, que era un sector tecnológico efervescente. Para ponerlo en contexto: hace cinco años estábamos hablando de un sector que daba trabajo a unas 7.000 personas en Granada. A día de hoy mantiene 13.000 empleos directos y se calcula que existen en torno a 400 empresas de diferentes tamaños. Es un sector pujante.
El objeto de la Fundación es dar a conocer al mundo cuáles son nuestras capacidades en el campo de la investigación y la inteligencia artificial para, así, llegar a convertirnos en factor de atracción para empresas y talento.
Supongo que en Ceuta encontraremos el mismo problema que teníamos en Granada. Allí, tradicionalmente, hemos generado magníficas promociones de talento en todos los ámbitos, en el tecnológico también. Un talento que se ha acabado aprovechando en otras regiones. El objetivo era darle la vuelta a la tortilla. Ahora queremos ser captadores de talento.
P.- ¿Cómo materializa la Fundación esa conexión necesaria con el mundo empresarial?
R.- La UGR apostó muy fuerte por la Fundación, pues al ser una entidad privada disponemos de mucha más flexibilidad a la hora de trabajar con empresas. Y es que muchas veces la transferencia de conocimientos fracasa en la traducción. Cuando desde el mundo académico se habla a la empresa se necesita un conector que ejerza de traductor. El papel de la Fundación es ese. Lo que teníamos muy claro es que la Fundación tenía que estar dirigida por alguien de la empresa, que es el ámbito del que yo provengo. Su función sería la de desempeñar esa tarea de trasladar toda la investigación que desarrolla la UGR a las empresas.
La UGR dispone de más de 100 doctores en inteligencia artificial, un número bastante poderoso, créame.
Aproximadamente, España es como la décima, undécima o duodécima potencia mundial en investigación, pero en la Unión Europea solo somos los decimoséptimos en transferencia de conocimiento. Algo no debemos estar haciendo bien. La Fundación pretende ayudar a que toda esa investigación, o al menos parte de ella, tenga usos en otros ámbitos y de manera más ágil.
P.- La inteligencia artificial posee un gran poder de transformación en todos los órdenes. ¿En qué campos centra su interés la Fundación?
R.- La Fundación está abierta a todos los usos. Es verdad que tenemos una adenda de transferencia de conocimiento y una adenda formativa, es decir, que podemos contar con el profesorado de la UGR para dar formación a los distintos sectores, pero no nos cerramos en banda a otras actuaciones.
La inteligencia artificial está de moda, pero es que la inteligencia artificial tiene ya 70 años, no es algo que naciera ayer. Lo que pasa es que los sistemas de IA generativa, que es una parte de la inteligencia artificial, ha favorecido su explosión. Hablo del ChatGPT y todas estas cosas.
Granada tiene potencial sobre todo en inteligencia artificial generativa, que es donde estamos más focalizados. Y esto alcanza a todo. Por ejemplo, tenemos un proyecto con el Colegio de Gestores Administrativos de Granada, Almería y Jaén para mejorar la productividad y la validación de sus documentos. También impulsamos formación específica en inteligencia artificial dirigida al sector de la construcción. O sea, vamos tocando sectores que pensamos que pueden ser estratégicos a la hora de situar a Granada y a la región en el mapa de la IA. Porque el ecosistema, bajo el punto de vista de la Fundación pasa por sumar a los sectores productivos al carro de la IA. Estos van a ganar ventajas competitivas y valor añadido con respecto a las empresas de fuera de la ciudad.
P.- ¿Qué beneficios puede extraer Ceuta de la Fundación AI Granada y qué aportaciones puede hacer al proyecto?
R.- Las capacidades que posee Ceuta y las ventajas que ofrece en materia de fiscalidad pueden tener un carácter complementario y atractivo para las empresas del ecosistema. Las empresas tecnológicas están en todos los sitios.
Le daré un dato. En Granada hay más de mil nómadas digitales, o sea, mil personas trabajando en empresas que no están en Granada. Creo que esa complementariedad de la que le hablaba nos puede dar una suma interesante.
Se trataría de dar a conocer a las empresas tecnológicas las capacidades tecnológicas de Ceuta, y no me refiero solo a las ventajas fiscales. Hablo también de la calidad de vida. Este es un factor que mueve al talento que trabaja en este sector.
Para nosotros es importante sumar actores. Aquí hay una escuela de Tecnología gestionada por la UGR y, por tanto, sabemos la capacidad que tiene el talento que existe aquí. Para nosotros es vital que ese talento se quede en las empresas que suman a favor del sector tecnológico de Andalucía y Ceuta.
También en Ceuta tienen el Open Future (incubadora y aceleradora de empresas promovida por la sociedad municipal Procesa y Telefónica). Estuve hablando con Paola, la responsable del centro, y los datos que me facilitó me parecieron extraordinarios.
Es verdad que las startups tienen un porcentaje de fracaso alto, pues más del 70% no llegan a los cinco años de vida. Eso es algo que sucede en todas partes, aquí y en Japón. Pero que en una ciudad de poco más de 80.000 habitantes haya 50 iniciativas de emprendimiento habla de la capacidad de Ceuta.
Las startups tienen un componente tecnológico muy fuerte, y creo que la Fundación puede ayudar a potenciar ese ecosistema que se está creando aquí en torno a estas empresas.
P.- ¿Hay alguna línea de trabajo ya ideada sobre lo que la Fundación puede hacer en Ceuta?
R.- Estamos trabajando en ello. Aunque una línea muy clara debe ser la retención del talento. Las tecnológicas suelen asentarse en un territorio por tres motivos, básicamente. Uno, el conocimiento. Aquí lo hay. Dos, que haya inversión, dinero. Eso suele ser lo más difícil, aquí y en cualquier sitio. Y tres, y este es el principal, por el talento.
Ahora vivimos una época de déficit de talento a nivel mundial. Las empresas han comenzado a acercarse a los centros donde se promueve ese talento, donde se genera.
Además de la captación de talento, también vamos a tener que trabajar en el tema de la transferencia, es decir, que los proyectos de innovación puedan ser útiles para empresas de aquí. También deberemos ver qué proyectos de inteligencia artificial podemos aportar para conseguir una mejora en la vida de los ciudadanos.
Otro empeño puede ser promover las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) entre los chicos. Nuestra experiencia nos indica que entre los ocho y los doce años es el momento de atacar.
Además, tenemos otro lastre relacionado con las mujeres. Hacemos muchas iniciativas pero realmente este es un mundo en el que el 75% de los estudiantes siguen siendo varones.
P.- La utilización que pueda hacerse de la inteligencia artificial sigue despertando dudas y suspicacias entre mucha gente. Un lugar común es hablar de la destrucción de empleo que supondrá la generalización de su uso. ¿Debemos temer cambios radicales en el mercado de trabajo?
R.- Hay que ser conscientes de que en todas las revoluciones industriales ha habido transformación del empleo. Y estamos ante la Revolución Industrial 4.0, ante la Cuarta Revolución Industrial.
Algunos trabajos se verán afectados, otros desaparecerán. Pero lo que va a pasar mayoritariamente es que se van a transformar, van a surgir nuevos empleos. Hay algunos estudios por ahí que sostienen que el 70% de los trabajos que desempeñarán los niños que nazcan ahora todavía no se han creado. Yo no estoy tan convencido de eso, la verdad. Pero lo que sí es cierto es que vamos a vivir una transformación.
Los profesionales de cualquier ámbito que empiecen a especializarse y a utilizar herramientas de inteligencia artificial van a tener una ventaja respecto a quienes no lo hagan. Imagine que la inteligencia artificial no avanzara más, que nadie volviera a dedicar ni un solo minuto en investigar. Pues, aun así, con lo que ya existe puede transformarse el mundo. Lo estamos viendo ya. Cuanto más rápido nos subamos a este cambio, más rápido podremos adaptarnos a nuestros propios puestos de trabajo.
Pero sobre todo, hay que abandonar ese miedo a eso de que todos vamos a perder el trabajo, porque eso no va a pasar. La inteligencia artificial es una herramienta para la humanidad, no contra la humanidad. Tenemos que utilizarla para nuestro bien, no para torpedearnos. Habrá cosas que las máquinas harán por sí solas y muchos puestos de trabajo se transformarán, pero permanecerán y surgirán otros nuevos.
P.- ¿Llegará el momento en el que las empresas dejarán de ser viables si no incorporan a su gestión la inteligencia artificial?
R.- Esa es una pregunta compleja. Existen sectores manufactureros donde creo que la inteligencia artificial no va a tener tanta repercusión, más allá de considerar que los sistemas de administración que no incorporen IA acabarán resultando ineficientes. Pero también hay empresas en las que el uso de la inteligencia artificial resultará casi obligatorio porque si no no podrán competir.
La inteligencia artificial lo que al final permite es desarrollar en segundos trabajos que manualmente costarían horas. Las empresas tendrán que transformarse. En la labor divulgativa de estos procesos se encuentra la Fundación. Nuestra tarea es advertir de que resulta necesario subirse al carro de la IA porque otros van a hacerlo.
Desde luego que habrá unas empresas en las que el impacto de la inteligencia artificial será superior al de otras. Pero incluso en el caso de estas últimas, seguro que habrá un método para incorporar la IA a la dinámica de la empresa, a la forma de vender, al marketing, a la gestión de los recursos humanos…
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