Los vecinos del número 4 de González de la Vega llevan casi 8 meses en el Puerta de África

VIVIENDA

La Ciudad les paga alojamiento y comidas de lunes a viernes desde que en diciembre de 2024 se aprobó la demolición del edificio municipal y mientras Servicios Sociales halla una alternativa estable

La madre de María tiene 50 años y está enferma. El médico le ha recomendado que permanezca en un lugar “tranquilo”, donde pueda “hacer reposo” y “descansar bien”. “Pero no lo está haciendo. Vivimos en un hotel, es imposible”, lamenta la hija. Viven en el Puerta de África desde que hace casi ocho meses tuvieron que desalojar su vivienda desde hacía 30 años. Es una de las seis familias que en diciembre de 2024 cambiaron las humedades del polémico edificio municipal de González de la Vega por las habitaciones del hotel público -cuya gestión será externalizara inminentemente-. Ruegan que la Ciudad les brinde cuanto antes la alternativa habitacional estable en la que trabajan desde hace 7 meses y 8 días.

El número 4 de González de la Vega fue declarado en ruina técnica a principios del pasado diciembre, tras años de litigios entre sus moradores y el Gobierno local, propietario del inmueble, cuyas viviendas fueron cedidas a gran parte de sus inquilinos en calidad de precario -algunos hace tres décadas-. Desde que el 11 del último mes del año pasaron la última noche en el edificio céntrico, el área de Servicios Sociales ha estado trabajando en soluciones duraderas para los vecinos. La urgencia del desalojo -debido a las malas condiciones de la estructura del inmueble- forzaron a la Ciudad a actuar rápido, ideando así que, de manera temporal, se alojaran en el hotel municipal.

Tras barajar diferentes alternativas, el equipo liderado por la consejera Nabila Benzina puso el ojo en un edificio de cuatro plantas ubicado en la avenida Teniente Coronel Gautier, frente a la farmacia Cruz Blasco, junto a la cafetería Las dos H. Las familias fueron informadas por los técnicos de la posibilidad de reubicarles a las viviendas del inmueble, que ellos mismos estrenarían. Ya en mayo hablaban sobre el referido bloque, que, según se les trasladó, estaba casi rematado, a falta de instalar el ascensor. La empresa a cargo de la tarea dejó la obra sin concluir, por lo que se encuentran en busca de otra que pueda rematarlo, según ha podido saber El Pueblo de Ceuta.

Nada de esto ha sido confirmado a este diario por la Consejería competente, que se limita a decir que están trabajando en ello y que se contemplan múltiples opciones. Garantizan, eso sí, que no dejarán a los vecinos en la estacada. Las seis familias temen lo que pueda ocurrir después de que se efectúe la privatización del Puerta de África -se espera que al Grupo Barceló- en caso de que para entonces no tengan ya una vivienda -que la administración les facilitará en régimen de alquiler social-. El Gobierno autonómico se compromete a volver a buscar una solución urgente para que no se queden en la calle.

Tan solo lograron proporcionar alojamiento permanente a una de las residentes: una mujer de 62 años, con un 80% de discapacidad reconocida, que habita desde finales del pasado año en un piso de Padre Feijóo.

El hotel

Desde el día 12 de diciembre, las familias fueron instalándose en las habitaciones asignadas en el Hotel Puerta de África. Les prometieron que sería una medida temporal, llegaron a hablar de un plazo máximo de 15 días con posibilidad de prórroga por otra quincena mientras se hallaba una solución definitiva. Han pasado ya 7 meses y 8 días y la Ciudad sigue en busca de ella. La administración local se hace cargo de todos los gastos de alojamiento, además de surtirles de desayuno, almuerzo y cena de lunes a viernes -preparado por Luna Blanca-. Los vecinos se reconocen “desesperados”. Necesitan comenzar de nuevo en un espacio que puedan llamar casa. Donde puedan cocinarse su propia comida y, al salir de sus dormitorios se topen con un salón, no con “los pasillos de un hotel”.

Agradecen los esfuerzos de la Ciudad Autónoma para costearles un techo bajo el que dormir, pero piden que se acelere la búsqueda de las otras opciones que prometieron hace casi un año. “Necesitamos una solución. No nos quejamos porque, al menos, tenemos un techo, pero la situación es insostenible. Necesitamos que la Ciudad actúe”, manifiesta María Muñoz. Creen que una espera de casi 8 meses ya es “sobrepasar los límites”.

“Estamos en un hotel. Salimos y nos cruzamos con los clientes. Necesitamos acomodarnos y estar tranquilos en una vivienda”, afirma Muñoz. Ni siquiera pueden relajarse en un sofá, ya que solo tienen camas. Los fines de semana están forzados a realizar todas las comidas en la calle, con el correspondiente gasto que supone para las familias, algunas de ellas con menores a su cargo. “Nos traen las comidas entre semana, pero siempre es lo mismo. Nos tenemos que adaptar a los menús. La situación es desesperante y aburrida. Necesitamos soluciones”.

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