Nuestros mayores siguen esperando una respuesta

En Ceuta ya no se puede pedir una bombona de butano o de propano a domicilio contactando por teléfono y hablando con un operador humano, un hecho que ha levantado un gran número de quejas, especialmente en la población mayor de la ciudad autónoma. En este sentido se ha manifestado también el Servicio Estatal de Atención a Personas Mayores (SEAM), el partido Ceuta Ya! y la Asociación de Vecinos de la barriada de Loma Colmenar, organizaciones que alertan de la “discriminación” que supone para este grupo poblacional, avisan de que puede llegar a haber manifestaciones en contra y exigen mecanismos para que la gente, a través de una “simple llamada”, tenga el gas butano en la puerta de su casa.

Desde que hace dos semanas se anunciase esta nueva apuesta por la digitalización, las críticas y quejas han ido in crescendo por parte de las personas mayores y sus familiares. Sin embargo, desde las diferentes administraciones y la propia empresa, la respuesta continúa siendo el silencio, la ignorancia y el esperar que pasen los días para ver si el nuevo sistema se normaliza y baja el número de quejas.

No se lo merecen. Nuestros mayores y, concretamente los actuales, que han pasado por situaciones muy complicadas como la posguerra, el periodo de la transición y las numerosas crisis a las que han tenido que hacer frente, no pueden ser ninguneados, apartados y discriminados como lo están siendo actualmente por no ofrecer alternativas más viables para ellos a la hora de solicitar un servicio básico como lo es el butano. No es justo y ya basta de mirar para otro lado. Deben ser atendidos y debe exigirse por parte de las administraciones dar solución a esta incidencia que afecta a miles de ceutíes.

Está muy bien la digitalización del servicio, que se actualicen y que ofrezcan otras vías acordes a los nuevos tiempos, pero eso no quita que se garantice que nuestros mayores puedan realizar un pedido de butano sin tener que superar numerosos obstáculos a través de un teléfono móvil u ordenar que, muchos ni siquiera tienen, convirtiendo algo tan simple como pedir una bombona de butano en una auténtica odisea.