El pequeño Yamal se hizo mayor antes de tiempo

Familia desestructurada y padre traficante, el chaval de 16 primaveras lleva un año y seis meses en un centro de acogida esperando su traslado a la península

Dos menores en Ceuta en una imagen de archivo./ FOTO REDUAN
Dos menores en Ceuta en una imagen de archivo./ FOTO REDUAN

Merodeaba por el polígono del Tarajal con la camiseta repleta de agujeros. Buscaba a algún compañero en las naves que acogen a niños solos desde que Ceuta sufre contingencia migratoria y sus centros están sobrepasados. El vigilante no lo dejó acceder al recinto después de una corta conversación. “Necesito un permiso para entrar”, lamenta mientras sigue su camino en solitario. Yamal, o Yamal ‘El Peligroso’, como se apoda orgulloso en Instagram, da los últimos suspiros a una colilla y atiende a los desconocidos con simpatía y en un español decente.

Hace un año y seis meses que Yamal decidió jugarse la vida en el mar para acceder a Ceuta. Su hogar estaba en Tetuán. Son muchos los que al otro lado de la frontera, con apenas 14 o 15 años, escuchan a amigos, primos o hermanos asegurar que el futuro de verdad se encuentra en territorio español o en Europa. La ciudad autónoma lo sabe de primera mano: durante el año ha acogido a más de 500 chavales, contando con plazas para 132.

Una travesía a nado fue suficiente para alcanzar la costa ceutí y conseguir el objetivo. Un halo de esperanza para un futuro aparentemente gris en el país vecino. Una familia desestructurada, con un padre delincuente, fueron factores que obligaron al pequeño Yamal a hacerse mayor antes de tiempo. La niebla, el clima y, probablemente, las redes sociales hicieron el resto.

“Mi padre vendía drogas. Trapicheaba con cocaína y creó muchos problemas en casa. Mi madre lo echó”, relata el chaval mientras pide el mechero insistentemente. Sabe de sobra, aclara, que lo que hacía su progenitor -del que desconoce el paradero- es “haram” y que “nunca se dedicaría a ello”.

Yamal, que de ‘peligroso’ tiene poco, anda sin un rumbo fijo, aunque señala a los presentes que su hospedaje en La Esperanza no queda lejos. El chaval cuenta entusiasmado cómo aprendió español tan rápido. “Doy clases en el Abyla -IES Abyla- ¿lo conocéis?”, pregunta con una sonrisa de niño.

Ya desde el año 2021 algunos colegios de Ceuta comenzaron a impartir clases vespertinas a los menores extranjeros no acompañados. Formalmente, mediante una publicación en el Boletín Oficial del Estado, en octubre de 2024 fue el lanzamiento de esas aulas de primera acogida, integración educativa e inmersión lingüística en el IES Abyla mediante una resolución de la Secretaría de Estado de Educación para atender a unos 60 menores en horario de tarde.

La iniciativa, con pleno respaldo institucional, parece estar dando sus frutos si se analiza el caso del joven Yamal: callejero, pícaro y fumador desde que vivía en Marruecos —probablemente por influencia de compañías clandestinas—, ha aprendido un idioma en poco más de un año, tras un calvario doméstico y una travesía a nado que pudo costarle la vida, como ya ha ocurrido con muchos de sus compatriotas.

Este chico no sabrá nada del reparto extraordinario que se empezará a aplicar en Ceuta a partir de la primera semana de septiembre. El Gobierno pretende reubicar a 4.400 de estos niños desde los territorios más colapsados, como son la ciudad autónoma y Canarias. Quizás Yamal, tras un año y seis meses en La Esperanza, sea uno de los que emprenda su rumbo hacia la península.

Son más de una decena las comunidades autónomas, la mayoría del Partido Popular, las que se han negado a aceptar este reparto de emergencia para descolapsar Canarias y Ceuta, donde cogobierna y gobierna, respectivamente. De hecho, han recurrido al Tribunal Constitucional para frenar la “obligación solidaria” que sacó adelante el Gobierno tras la reforma de la Ley de Extranjería el pasado mes de marzo.

Ha tenido que salir la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, para recordar a las comunidades autónomas que se nieguen a acoger a estos menores que puede entrar en acción -para obligarlas- tanto la Fiscalía como las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. “Pues será un lío. Ya veremos”, explican fuentes conocedoras del área de menores de Andalucía, uno de los territorios que más ayuda están brindando al Gobierno de Vivas.

Algunos partidos políticos hablan de “seguridad” en pueblos o barriadas para argumentar el rechazo a acoger a estos niños solos que llegan, en la mayoría de los casos, con una mano delante y otra detrás desde el norte de África. Desde luego, si son como Yamal, aunque así se apoden en redes sociales, no parecen peligrosos.

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