La valentía en política

Hoy es poco frecuente ver a un político dar un paso al frente y asumir el chaparrón que le pueda caer, incluso desde su propio partido. Los intereses de la formación y, en determinados asuntos, las medias tintas suelen imponerse casi siempre.

El PSOE de Ceuta llevaba más de un año noqueado desde la dimisión de Juan Gutiérrez, un golpe que dejó tocado al partido y abrió una cadena de disputas internas que parecían irreconciliables. La formación estaba en caída libre.

La ruptura se escenificó con los diputados díscolos que se rebelaron y pasaron al grupo de no adscritos, un síntoma evidente de la descomposición que afrontaba el PSOE. Desde abril, con el nombramiento de Miguel Ángel Pérez Triano como secretario general, al menos parece existir una hoja de ruta.

La situación que atravesaba el partido no se corrige de un día para otro. La comparecencia de Triano este viernes, con una oposición que suena a veces forzada y críticas al Plan de Vivienda, no fue su intervención más acertada.

Más aún cuando ensalzó a un Gobierno que lleva siete años en el poder y que no ha avanzado nada en áreas como la Sanidad o la Educación — de su competencia—, ni ha dado respuestas sólidas en vivienda, IMSERSO o apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Aun así, Triano dio ayer un paso al frente y se posicionó sin titubeos, en línea con los ideales de su partido, a favor de la enfermera agredida por un residente del CETI. Condenó con firmeza que el director del centro minimizara el incidente e intentara disuadir a la sanitaria de presentar denuncia. No lo dicen los medios: lo dijo la propia víctima, a través del sindicato SATSE, que recogió su testimonio.

No esperó a la investigación de la Secretaría de Migraciones. Se apoyó en la posición ideológica del PSOE y dejó claro que, tras escuchar a la víctima, el partido no respalda a Bautista. Un gesto político. Y valiente.