Historia más grande jamás contada
Ricardo Teresa
Quiero intitular hoy mis quejas con varios temas. Para empezar, quiero darle un diez al club de lectura “Adolfo Suárez”, que celebra su XX aniversario con una lectura dramatizada de Lorca. Y, en segundo lugar, quiero darle un cero a la Caixa de la Plaza de los Reyes en Ceuta. Mi mujer interpretó el papel de Lorca en el salón de dicha entidad.
Yo soy minusválido y voy en una escúter, ya que no puedo andar. La Caixa tenía el ascensor estropeado y no podía entrar a ver a mi mujer actuar. Entonces me bajé al Centro del Mayor, que está en la parte de abajo, y una vez en la puerta del Centro del Mayor me ayudaron seis hombres, componentes del club de lectura, a entrar. Bajamos en un ascensor y después tuvimos que bajar seis escaleras, las cuales me bajaron a mí en una silla y la escúter en brazos entre los seis hombres.
Cambiando de tema, vamos a hablar de los taxis en Ceuta adaptados para personas con movilidad reducida. Yo creo que ninguno de los cinco taxis que hay cumple con el contrato. El día de la fiesta del cordero, estaba yo en mi casa y me dijo mi mujer que si salíamos a cenar. Yo le contesté que era mal día por ser la fiesta indicada. Mi mujer me dijo que llamara a la centralita a ver qué me decían. Llamé y la llamada quedó grabada; me dijo el señor de la centralita que no había problema, que saliera a cenar y que se quedaban dos taxis, el nº 120 y el 117.
Después de cenar, llamo a las 23:30 para pedir un taxi y la centralita me dice que se acababan de ir los dos taxis. Le eché la bronca a la centralita por haberme engañado. Acto seguido, mi mujer y yo nos vamos andando hacia la playa Benítez, que es donde vivimos. Salimos del centro sobre las 00:00 y llegamos a mi casa sobre la 1:15.
He llamado bastantes veces a los taxis adaptados a la playa Benítez, y en muchas ocasiones tardan bastante porque vienen desde la frontera, cogen una carrera larga y yo pago las consecuencias, ya que me toca pagar desde la frontera hasta mi casa. En fin, que la próxima semana pienso pedirle cita al Sr. consejero de Fomento a ver si consigo que trabajen más horas por las noches y no se retiren como se retiran la mayoría de los taxis para minusválidos sobre las diez u once de la noche, y algunos incluso antes.
Y vamos a cambiar de tema. Veo y leo en un diario de Ceuta un artículo dedicado a Sanidad, sí, a Sanidad y Servicios Sociales, sobre la campaña de “Sin humo” en las playas de la Ribera, El Chorrillo y Benítez. Mire, señora consejera, llevo 30 años viviendo en Benítez. Esto no es lo que era. Antes pasaban policías de servicio en vigilancia. Hoy, si pasan, es en coche y sin parar.
Yo no sé cómo está la cosa en la Ribera y en el Chorrillo, pero al atardecer te encuentras por el paseo un grupo de cinco o seis personas liando porros y fumando. Dígales usted a estos señores que las colillas las tiren a las papeleras y no al suelo. Esto que le cuento pasa casi todos los días, y yo no aconsejo que se paseen de noche, ya que no hay ni policías municipales ni policías nacionales.
Y ahora voy a hablar de un tema muy importante, y es el siguiente: le doy un diez, sí, un 10, a la diputada Julia Ferreras, y a Cultura un cero.
¿Por qué le doy un 10 a Julia Ferreras? Pues muy fácil: es la única persona que se ha acordado de los minusválidos. El teatro no está adaptado para minusválidos. En el diario El Pueblo de Ceuta viene un artículo de Gabriela Sardá, con fecha 27 de febrero, en el que dice que se había aprobado la reforma del Teatro del Revellín para que esté adaptado para personas con minusvalía. Ponía que se había aprobado urgentemente, pedido por el partido Ceuta Ya. Han pasado cuatro meses y medio y la consejera de Cultura no ha dicho ni pío, a pesar de haberse aprobado en el pleno con urgencia.
Tanto trabajo tienen en Cultura que no se han dignado a iniciar la reforma del teatro. Y eso que ahora tienen nombrado un viceconsejero. Voy a esperar lo que queda del año a ver si se animan a reformar el teatro y, de seguir como está, acudiré al Defensor del Pueblo para ver por qué no se ha iniciado una reforma ya aprobada hace cuatro meses y medio.
Llevo más de dos años sin poder ir al Teatro del Revellín por culpa del gerente, que le comió el coco a Carlos Rontomé para que me prohibiera estar en el patio de butacas como todos los demás, no respetando la autorización del anterior consejero de Cultura.
Bueno, y eso es todo. Lo que sí me gustaría, cuando lo hayan reformado, es aclarar que no tenía razón el gerente del teatro, ya que la culpa es de que el teatro está mal hecho. Y que, cuando se prohíba algo por una causa, sea para todos, no solo para mí, y sí para la presidenta de minusválidos de Ceuta, Da. Mercedes Medina. A ella, dicho por ella misma, cuando va al teatro la pasan con su silla de ruedas al patio de butacas y le dicen que se ponga donde quiera. Claro, como es la presidenta de ALCER…
Según me dijo el señor gerente, “no pasa nadie” y que es mentira lo que digo. Por último, quiero recordarle al Sr. gerente del teatro que no me verá por el teatro hasta que esté reformado, y se tendrá que aguantar.
Pasamos a otra historia más grande jamás contada, esta vez dedicada nuevamente a Cultura: veo en la prensa que van a proyectar cine en la playa. Me parece muy bien que la cultura esté en todas partes. Yo no he proyectado cine en la playa, pero sí en las barriadas, en invierno en sus locales de asociaciones de vecinos y en verano en la calle, en el centro penitenciario, cursos de cine… ya que obtuve el título de monitor de cine en la academia de Toledo. Todo esto a través de Cultura y del Ayuntamiento de Ceuta.
Yo todas las proyecciones que he hecho han sido películas muy antiguas, ya desfasadas, o sea, que no tenía que pagar derechos de autor por cada proyección, y por supuesto las hacía con un proyector de celuloide, o sea, películas de verdad y no con un proyector de DVD.
Esto es todo por hoy.