Denuncian incivismo en el Parque Marítimo: “Una señora hizo pis en la piscina”

DENUNCIA CIUDADANA

Su familia la introdujo en el agua sentada en una silla, con el pañal puesto, el cual le cambiaron cuando terminó de orinar y después de que le lavaran “sus partes”

Parque Marítimo del Mediterráneo. / FOTO EL PUEBLO
Parque Marítimo del Mediterráneo. / FOTO EL PUEBLO

Una vecina de Ceuta que, como tantos, disfruta de muchas jornadas estivales de baño en el Parque Marítimo del Mediterráneo, ha visto agotada su paciencia. Tras vivir numerosas situaciones incómodas fruto del “incivismo” de algunos clientes, la que atestiguó hace dos semanas fue el colmo. Cree que contándolo podrá contribuir a que las personas que disfruten del espacio público respeten las instalaciones y a quienes las rodean.

Se encontraba hace dos miércoles pasando una tarde en el parque cuando la familia que tenía frente a ella hizo algo que le arruinó la experiencia. Eran varios miembros, incluida una señora mayor, a la que, entre varios, la llevaron en una silla hasta el agua. Llevaba puesto un pañal. Quienes presenciaron la escena se sorprendieron al comprobar que la mujer comenzó a orinar en el agua. Tras ello, los familiares le lavaron “sus partes” al salir y le cambiaron el pañal.

“La gente de alrededor dejamos de bañarnos. Nos daba asco meternos después de ver eso”, afirma la ceutí. Además, se queja de que algunos clientes no usan ropa homologada para las piscinas. “Las normas son para todo el mundo, pero a algunos se les deja pasar todo”, critica. Lamenta que ya ha manifestado sus quejas en dos ocasiones en la prensa local, y que de nada ha servido. Espera que con esta nueva llamada de atención sea escuchada.

“Es una vergüenza que una cosa tan bonita se esté estropeando por no cumplir las normas”, dice, para después insistir en que aquel día muchos tuvieron que dejar de bañarse por la repugnancia que sintieron. Mantiene que no pasó “ni un solo vigilante ni socorrista”. “Es una pena tener que dejar de ir por estos motivos”, concluye.

La Ciudad Autónoma cuenta desde 2002 con un Reglamento regulador de las condiciones higiénico-sanitarias de las piscinas de uso colectivo, que establece de forma clara las obligaciones tanto de los gestores de las instalaciones como de los usuarios.

Este reglamento, de carácter vinculante, exige que el agua de baño cumpla estrictos controles de calidad mediante parámetros físico-químicos y microbiológicos, como niveles de cloro o pH. Además, las instalaciones deben garantizar un funcionamiento eficiente de los sistemas de depuración y desinfección, de manera que el agua esté libre de riesgos sanitarios.

En lo relativo al comportamiento de los bañistas, la normativa es tajante: todos los usuarios deben ducharse antes de entrar al agua, se prohíbe el acceso a personas con enfermedades transmisibles y no se permite el baño con ropa de calle. Estas medidas buscan evitar contaminaciones que puedan comprometer la seguridad de todos. La introducción de elementos externos, como animales, o el incumplimiento de las normas básicas de higiene —como el episodio descrito por la denunciante— están expresamente prohibidos.

El texto también obliga a los responsables de las piscinas a disponer de vestuarios, duchas y aseos en condiciones adecuadas de limpieza y mantenimiento, así como de un sistema de vigilancia que asegure el cumplimiento de las normas y la protección de los bañistas. La presencia de socorristas y personal de seguridad es parte esencial de estas obligaciones.

El Reglamento de 2002 prevé sanciones para los incumplimientos, que pueden ir desde multas a los responsables hasta el cierre temporal de la instalación. No obstante, la aplicación de estas medidas depende de una vigilancia efectiva por parte de las autoridades competentes.

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