Ceuta, verano de récord

Este verano Ceuta ha respirado un aire distinto. El bullicio de las calles, las terrazas llenas y los acentos diversos dejaban claro que la ciudad se convirtió en destino de muchos visitantes, tanto de la península como de Marruecos. No era una percepción aislada: los datos del INE confirmaban un crecimiento de más del 12% en clientes y pernoctaciones en apenas un año. El turismo, que tantas veces ha parecido un sueño lejano en Ceuta, empieza a consolidarse como motor real de la economía local.

El Gobierno ha apostado fuerte por ello, y parece que la jugada ha salido bien. Desde la promoción en los cinco millones de boletos de la ONCE hasta la nueva campaña que llevará la imagen de la ciudad a los estadios de la Segunda División, la estrategia no se limita a los folletos turísticos. Es una inversión seria, de dos millones de euros, con vocación de llegar a todos los rincones. La hostelería local lo agradece: los bares, cafeterías y restaurantes del centro han disfrutado de un verano que muchos empresarios califican de “muy bueno”.

Pero más allá de la publicidad, lo importante es que Ceuta ofrezca motivos para volver. La experiencia del visitante no puede depender solo de una campaña atractiva, sino también de la hospitalidad, los servicios y una ciudad cuidada y preparada. El testimonio de hosteleros como Quino, al frente de la Terraza de Menchu, o de José Muñoz del Aire Gastrobar, que ha ampliado su local para dar cabida a más clientes, refleja que hay iniciativa privada y ganas de aprovechar la ola.

El reto ahora es mantener el pulso durante todo el año. El turismo estival ha funcionado, sí, pero Ceuta no puede resignarse a ser únicamente un destino de verano. Eventos culturales, deportivos y gastronómicos, junto a la mejora de infraestructuras y la promoción constante, son las llaves para que la ciudad deje de ser un secreto bien guardado y se convierta en un referente.

Porque, si algo ha quedado claro este verano, es que Ceuta tiene potencial de sobra. Y cuando la ciudad se abre y se muestra, gusta. El desafío está en que ese “más de lo habitual” que han visto hosteleros y ciudadanos no sea una excepción, sino la nueva normalidad.