EDITORIAL
Día histórico en Ceuta
La vuelta a la rutina en septiembre trae consigo una certeza amarga para cientos de familias ceutíes: reencontrarse con un sistema sanitario en el que ser atendido a tiempo es casi una cuestión de suerte. La Asociación de Discapacidades por Enfermedades Neurológicas y Raras (ADEN) alerta de lo que lleva años denunciando: los pacientes en la ciudad conviven con demoras intolerables, citas canceladas una y otra vez, tratamientos mal ajustados y una sensación de abandono que mina la confianza en la sanidad pública.
El caso del único neurólogo operativo en el Hospital Universitario ilustra un problema estructural que no se resuelve con promesas. La saturación de un especialista al frente de cientos de pacientes crónicos no solo evidencia la falta de previsión del INGESA, sino que provoca consecuencias graves: desde crisis de salud mental derivadas de medicaciones mal pautadas hasta ingresos de urgencia que podrían haberse evitado. El relato de los usuarios a ADEN muestra un patrón que se repite en otros servicios.
Traumatología acumula pacientes que llevan tres años aguardando una operación. Oncología retrasa pruebas diagnósticas vitales. La lista es larga. Y, mientras tanto, los enfermos que pueden costearlo terminan recurriendo a la sanidad privada en Ceuta o incluso cruzan a la península, pagando cifras que suponen un esfuerzo inasumible para muchas familias. Las responsables de ADEN insisten en que no se trata de señalar a los profesionales, que también sufren el colapso. El problema es estructural: ausencia de sustituciones, falta de incentivos efectivos para atraer médicos y un sistema que normaliza la precariedad.
La “ruleta rusa” de la que hablan no es una metáfora exagerada: para los pacientes de Ceuta, que les mantengan o les anulen la cita depende de factores tan aleatorios como que no coincida con el periodo vacacional o con una baja médica sin cubrir. Lo que está en juego es algo más que cifras de listas de espera.
Son vidas condicionadas por el dolor crónico, por tratamientos interrumpidos, por diagnósticos retrasados que pueden marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad irreversible. ADEN lo define con crudeza: una situación “desesperante e insostenible”.
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