EDITORIAL
Día histórico en Ceuta
Tocar la campana no es un final feliz, es un cierre de ciclo y el comienzo de otro. Cuando Cristina Querol la hizo sonar, afinada en “sí se puede”, puso en limpio una verdad práctica: se puede avanzar -con ciencia, con cuidados, con compañía-.
Ese gesto educa. Normaliza el cáncer, destigmatiza el tratamiento y recuerda la importancia de la autoexploración y del diagnóstico a tiempo. También visibiliza lo invisible: la red que sostiene -familia y amistades, asociaciones como la Asociación Ceutí de Mujeres Mastectomizadas (ACMUMA), profesionales del Hospital Universitario de Ceuta- y la valentía de cada cual de pedir ayuda.
El eco de la campana trae tareas concretas: menos esperas y trámites más claros; psico-oncología integrada; rehabilitación y dolor atendidos; conciliación para pacientes y cuidadores; y prevención con recursos estables, no solo con días señalados. Además, acceso equitativo a tratamientos e información comprensible para decidir sin miedo.
La serie de artículos que publica este diario este lunes 1 de septiembre a lo largo de cuatro páginas en la versión en papel tiene el objetivo de amplificar ese gesto y bajarlo a tareas concretas: reducir esperas, integrar psico-oncología, reforzar rehabilitación y dolor, y facilitar la conciliación. Que cada campanada no quede en consigna; que se traduzca en compromisos medibles para la ciudad autónoma y para la sanidad.
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