PASO DEL ESTRECHO
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MEDALLA DE LA AUTOMÍA
E l jefe de brigada del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil en Ceuta, Braulio Varela, es consciente del desgaste anímico que supone el rescate de personas en alta mar, tanto que asegura que entre su unidad, que será galardonada este martes con la Medalla de la Autonomía de la Ciudad, hacen ellos mismos “casi de psicólogos” con consejos como el siguiente: “No le dés tantas vueltas a la cabeza. Tú no podías hacer nada y no has sido tú el culpable de que esto haya pasado”, recuerda el responsable de este equipo de salvamento.
El brigada Varela recibe a este diario en su despacho y acompañado de una figura de la Virgen del Pilar, patrona de la Benemérita, un cuerpo al que sirve desde finales de la década de los 80. En 1992 realizó el curso de especialización acuática, una formación de seis meses tanto en mar como en aguas de interior que lo trajo a Ceuta a trabajar en el GEAS en 1998 como primer destino. En 2002 pasó a la misma unidad como jefe de Grupo, pero del de Algeciras (Cádiz), donde vivió 10 años hasta volver a cruzar el Estrecho con su ascenso. Natural de Alcaudete (Jaén), una localidad sin costa, asegura que no se iría de la ciudad autónoma a otro destino de interior “ni del GEAS ni de nada”, quizás porque su municipio de origen “no tiene nada que ver” con el buceo. “A lo mejor es por la falta de mar”, atribuye.
Este martes 2 de septiembre, Día de Ceuta, el GEAS recibe la Medalla de la Autonomía de la Ciudad tras un año complicado por el servicio más mediático que realizan: el rescate de personas en alta mar. Desde enero hasta este agosto han recuperado 23 cuerpos sin vida de personas que se ahogaron intentando nadar hasta la ciudad autónoma desde Marruecos, una cifra récord y que ya supera los 21 cadáveres que aparecieron en las costas ceutíes en todo el año pasado.
No obstante, su grupo también se dedica a otros tipos de tareas, como el reconocimiento de puertos, la vigilancia de instalaciones “delicadas” en la costa, el control de la pesca submarina, la recuperación de objetos sumergidos, funciones de policía judicial en el mar, conservación del patrimonio histórico y del medio ambiente o hasta desactivación de explosivos: “Todo lo relacionado con el medio acuático y subacuático”, resume el brigada.
El GEAS es el primer grupo de la Guardia Civil de Ceuta en recibir la Medalla de la Autonomía, lo que para su jefe supone “un gran orgullo” que personalmente le hace “mucha ilusión” y que ha querido hacer extensivo al resto de unidades del cuerpo como el Servicio Marítimo, las patrullas territoriales o los Centros Operativos de Servicios (COS), con quienes colaboran codo con codo para ‘llevar a buen puerto’ sus tareas más exigentes.
“Una espinita, una cicatriz”
“Uno se va acostumbrando y endureciendo con estos casos”, reconoce Varela centrando la conversación en la recuperación de cadáveres en alta mar, si bien “aquí lo profesional se junta con lo personal” en el aspecto psicológico. La impresión que se llevan los miembros del GEAS al sacar un cadáver en el agua “depende en muchas ocasiones del estado del cuerpo” que encuentran, de acuerdo con el jefe de la unidad.
“No es lo mismo en todos los casos. Cuando uno saca un cuerpo de un chaval muy joven y su muerte ha sido muy reciente, uno dice ‘es que hace unas horas estaba vivo, estaba nadando aquí’”, confiesa Varela, que también cree que, a pesar de que pueden recurrir al Servicio de Psicología de la Guardia Civil o al apoyo mutuo que se brindan entre compañeros, “uno llevará por dentro esa espinita”. “En algún sitio del cerebro seguramente haya una cicatriz relacionada con haber vivido algunas situaciones”, recuerda más serio.
“Esté como esté el mar”
Preguntado por si las características del servicio de salvamento cambian según la meteorología o la hora en la que se realizan, Varela aclara que el hecho de que el día esté más despejado o más cerrado a ellos les “da igual”, pero sí que influyen más las corrientes, el estado de la mar o el viento. Si la corriente es superior a tres nudos, la inmersión “no se debe” realizar, pero esta opción pueden elegirla solo cuando hacen prácticas.
“Cuando hay que salir de servicio, hay que ir esté como esté el mar. La diferencia es que en unos momentos lo pasarás peor y en otros estarás mejor. Si ves que está en riesgo la vida de alguna persona, ya puede hacer el tiempo que sea que uno lo intenta; por lo menos lo intenta todo lo que puede”, concluye.
“Al pie del cañón”
Aunque en una misión normal actúan cuatro hombres, los GEAS en Ceuta cuentan con ocho miembros y tienen su base a pie de playa, entre Muelle Alfau y San Amaro. Utilizan indistintamente dos embarcaciones semirrígidas, una de ocho metros de eslora y otra que supera los 10 metros, de las que se sirven según el servicio, la zona en la que lo realicen, el estado de la mar y la fuerza del viento.
El buceo es su trabajo habitual, pero también el más “delicado” o “complicado”, por lo que necesitan de una gran variedad de artilugios para llevarlo a cabo: herramientas que preparan, ponen a punto y conservan diariamente del salitre marino.
Para sus inmersiones se valen de botellas de aire comprimido, una gran variedad de trajes de buceo —a elegir según el servicio—, jackets que conectan ambos componentes, aletas y vehículos para el transporte terrestre de los equipos. A esto hay que añadir herramientas específicas como “los torpedos” —scooters a propulsión para bucear más rápido—, mirafondos, globos hinchables para sacar a flote “cualquier cosa”, bollas y balizas de señalamiento, detectores de metales... El jefe de brigada de los GEAS de Ceuta, Braulio Varela, reconoce que estas unidades son “de las que más material mueven” entre todas las de la Guardia Civil, lo que implica un trabajo extra en su transporte y preparación.
“Normalmente somos los primeros en llegar a cualquier servicio y los últimos en irnos precisamente por eso, por el material que hay que recoger”, explica Varela. No obstante, su trabajo requiere de un tiempo de reacción muy rápido, de “cuestión de minutos” durante la mañana, cuando se encuentran en la base, y de alrededor de 20 minutos “lo más tardar” si reciben una alerta durante la tarde o la noche.
Sin embargo, y en línea con los agradecimientos iniciales, el jefe de la brigada también recuerda que en los rescates colaboran con los compañeros del Servicio Marítimo, que son “los que están 24 horas en el agua”. “En realidad siempre estamos al pie del cañón. A veces se tarda un poco más o un poco menos, pero siempre hay otras unidades dando el apoyo”, resume Valera.
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