PASO DEL ESTRECHO
Ceuta cierra con números rojos la Operación Paso del Estrecho
VUELTA AL COLE
Ceuta/ Cada año se produce una subida de en torno al “2 por ciento” en los precios de los libros de texto, según el cálculo estimado que realiza el encargado de la Librería General, Javier González. El total que las familias de Ceuta gastan en el material escolar de sus hijos varía según el centro educativo. No es lo mismo matricular al vástago en el CEIP Ciudad de Ceuta, cuyo listado completo de libros cuesta 248 euros, que en el Vicente Alexander, donde asciende a 260. En el Valle Inclán alcanza los 335. Cada colegio e instituto decide a qué editorial comprar los manuales; en la ciudad autónoma suelen decantarse principalmente por tres: Santillana -la más cara-, Anaya y Oxford. Desde hace semanas, sus logos forman parte del pan de cada día de los libreros ceutíes, que se preparan para una nueva al cole cuyos precios “excesivos” generan el fenómeno que el trabajador de la Librería Papelería Sol, Luis Fernando Rodríguez, califica como “la cuesta de septiembre”.
“Olvídate de la cuesta de enero. La cuesta gorda de verdad es la de septiembre para las familias que tienen hijos”, insiste Rodríguez tras el mostrador de la colorida papelería en la que trabaja desde hace cinco años, ubicada en la calle Agustina de Aragón. Piensa que el derecho a la Educación “debería estar más protegido” facilitando a los padres y madres la adquisición del material básico. La Ciudad Autónoma emplea tres millones de euros para las ayudas conocidas como “cheque-libro” que van destinadas a todas las familias, que reciben entre 150 y 280 euros -tras la subida de este año- para la compra de los recursos didácticos. Pero son “insuficientes” para muchas familias a ojos del empleado, con quien coincide la formación política Ceuta Ya!, que aprovechará el próximo pleno para pedir al Gobierno local que incremente las cuantías.
La reciente mejora de la ayuda gestionada por la Consejería de Cultura se ha notado en los hogares, según el encargado de la Librería General, que no tardará en atender a entre 300 y 350 personas diarias en su comercio de la Avenida Virgen de África, con colas interminables desde que da comienzo el curso. “Llevan años sin subir el cheque, y ya tocaba, porque los libros suben cada año. El año pasado, las ayudas cubrían unos tres libros, dependiendo del centro. Ahora sí se cubre mucho más. Ahora el padre paga muy poquito”, asegura tras dos pantallas de ordenador donde el librero bregaba con números y estadísticas en el almacén donde guardan la mercancía. Son días de mucho trabajo y horas extra, sobre todo, a partir del 8 de septiembre, cuando abran sus puertas los centros educativos.
También opina que los precios de los libros son “horrorosos”, aunque matiza que según qué editorial. En la casa más costosas pueden ascender a 50 euros cada ejemplar de las asignaturas troncales, como Matemáticas, Lengua o Conocimiento del Medio. Desde la Librería Sol, Luis Fernando lo califica de “barbaridad”. “No es normal que un libro de texto valga 40, 45 o 50 euros. Además, libros que ya están vendidos, que no tiene riesgo prácticamente. No es como una novela, que suele costar unos 20 euros, y puede venderse o no venderse”, reflexiona. No le cabe duda de que “una ayuda siempre es beneficiosa”, pero cree que el cheque libro podría repartirse con más justicia.
“Desde mi punto de vista, en mi humilde opinión, hay familias que no lo necesitan”, afirma. Para el trabajador, el poder adquisitivo de las familias solicitantes debería tenerse en cuenta. “Hay familias que podrían permitirse perfectamente asumir el gasto del inicio del curso sin la ayuda, pero hay otras que no solo necesitan eso, sino mucho más”, explica, para después aclarar que le parece “bien” que todo el mundo pueda beneficiarse, pero cree que se podría “hilar más fino”. “A aquellas familias que tengan una renta superior a lo mejor no deberían darles la ayuda, y las que tengan una renta inferior deberían tener más. Es mi humilde opinión”, insiste.
“En este negocio de los libros de texto se gana muchísimo dinero, pero las librerías son las que menos beneficios se llevan"
Opina en base a su experiencia profesional. “Yo lo veo aquí. Hay familias que cuando se gasta el cheque libro no pueden seguir comprando los que les faltan, porque no tienen capacidad económica. Hay que comer antes que leer”, añade. Rodríguez recuerda que, además de los manuales de las troncales, los centros piden lecturas, cuadernillos de las diferentes asignaturas y otros materiales que siguen incrementando el gasto de las familias.
La vuelta al cole de 2025 es la más cara de los últimos años, según arrojan los datos recogidos por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La entidad estima que el gasto medio por estudiante se sitúa en torno a los 500 euros, y que ha habido un aumento del 18% en los últimos tres años. Un incremento de los precios que, a ojos de Luis Fernando Rodríguez, no se traduce en más riqueza para su colectivo profesional. “En este negocio de los libros de texto se gana muchísimo dinero, pero las librerías son las que menos beneficios se llevan. El margen es muy pequeño, aunque los precios, a nuestro modo de ver, son desorbitados”, reconoce.
Las editoriales
Está previsto que la subida de precios de los manuales didácticos en 2026 sea mayor que la de los últimos años. Esto se debe a que el próximo curso se estrenarán nuevas ediciones. En España, la normativa básica sobre los libros de texto y materiales curriculares (Real Decreto 984/2021 y regulaciones previas) establece que los libros de texto tienen una vigencia mínima de cuatro años desde su adopción en un centro educativo. “Cuando hay cambio de libro la subida es mayor. Los cursos impares tendrán que cambiar el año que viene: primero, tercero y quinto de Primaria y de Secundaria”, explica Javier González.
Meses antes de que dé comienzo el curso 2026/2027, los directivos, jefes de claustro y de departamento de los centros educativos de la ciudad comenzarán a reunirse con los comerciales de las editoriales. Estos últimos les presentarán sus nuevas propuestas, aunque sin especificar nunca el precio, según el encargado de la Librería General. “Hasta que no empiezan con la impresión no saben qué coste tendrá”, explica. Los docentes seleccionan la editorial cuyos contenidos se ajusta mejor a sus deseos.
Este año, por tanto, es el último para vender los ejemplares de las ediciones vigentes. Aquellos libros que los libreros no vendan “irán a la basura”, ya que en 2026 necesitarán otros nuevos. Javier calcula que en cada año previo al cambio acaba desechando “7.000 euros”. Sobre todo, por personas que encargan todos los libros de texto de sus hijos y cuando van a recogerlos terminan llevándose solo algunos de los que solicitaron al principio. Esto se debe a que muchas familias optan por comprar libros de segunda mano o pedirlos prestados a conocidos.
En otras Comunidades Autónomas, como Andalucía, los libros de texto son gratuitos y son reciclados de un año a otro. Los estudiantes reciben sus manuales a principio de curso y tienen la obligación de devolverlos intactos al término del mismo, ya que en el siguiente de año pasará a otras manos. En Ceuta, asegura el librero, funciona parecido, aunque no se trata de un sistema determinado por la administración, sino de una práctica común entre las familias. “Los libros rotan. Los padres compran los que están ya muy subrayados y no pueden usarse”.
En el caso andaluz, los libros son gratuitos de Tercero a Sexto de Primaria y de Primero a Cuarto de la ESO. En el caso de Primero y Segundo de Primaria, cada estudiante recibe un cheque-libro que cubre la totalidad de los gastos del material. En Ceuta, la ayuda solo sirve para pagar un porcentaje. En el caso del segundo ciclo de Educación Infantil, el cheque libro tiene un valor de 150 euros; los cursos de Primaria, de 220; y los de Secundaria, de 280 euros. Dependerá del centro educativo que las familias puedan costear todos los libros de sus hijos con la subvención o tengan que sacar algo de sus bolsillos.
Y aunque los manuales representan el desembolso más elevado, no son los únicos materiales de la lista. Las papelerías de la ciudad, según cuenta Javier González, llevan años demandando a la Dirección Provincial de Educación que los centros faciliten con más antelación -en verano- la lista con los materiales necesarios. Cada año, las envían en septiembre, lo cual acaba provocando que todas las familias vayan a la vez a los comercios, colapsándolos y provocando las filas y las esperas de horas que suelen vivirse al inicio de cada curso. En Librería General llegan a esperar hasta “tres horas”, según su encargado.
Educación arguye que no pueden enviarlas antes debido a la gran rotación de docentes en los centros. “Hasta que no llega el profesor no se sabe qué materiales va a necesitar”, aclara. Los primeros padres y madres, los de los alumnos de Primaria, ya han comenzado a llenar las papelerías. En su caso, los cheque-libros son repartidos cuando acaba el curso anterior, por lo que tiene todo el verano para solicitar los manuales. Pronto los recibirán los de Secundaria. “Hay quien se puede pegar cuatro horas esperando perfectamente”, asegura González. Calcula que el ‘boom’ perdurará hasta “finales de octubre, mediados de noviembre”.
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