Francisco y su carácter latino triunfan en el Día de Ceuta

Algo debió pasar hace algunas décadas en la Comunidad Valenciana para que de esa región emergieran algunas de las voces más poderosas que se recuerdan en la historia musical de nuestro país. Nino Bravo, Juan Bau, Bruno Lomas o dos paisanos de Alcoy (Alicante). Uno, Camilo Sesto, puso voz a millones de momentos tanto en España como en Iberoamérica. El otro, Francisco González Sarriá. No llega al nivel mítico de Nino Bravo, nunca tuvo la pegada comercial de Camilo Sesto, pero siempre ha estado ahí. Y eso, en un mundo tan de subidas y bajadas, de apariciones fulgurantes seguidas de caídas en el olvido más implacable como es el de la música, habla muy bien de la persona o grupo que sea. Aquello de que no es difícil llegar, sino mantenerse.

El caso es que, a punto de entrar ya en las siete décadas de vida, Francisco sigue siendo Francisco. Aquel ‘Latino’ emblemático para una generación de españolitos acostumbrada a ganar poco en casi nada; ese amor imposible con una chica de un poster o un segundo tema con el que ganó el festival de la OTI.

Hoy volvió a actuar en Ceuta, volvió a poner el cierre musical, como hace más de veinte años, al Día de la Ciudad. Y lo hizo en compañía de la Asociación Cultural ‘Banda de Música Ciudad de Ceuta’, en la que se nota el sello valenciano de sus actuales directivos.

Valencia, tierra de bandas y charangas, de grandes voces y un cuidado estilo en lo musical. Ceuta, heterogénea también en eso, pero una ciudad, generalmente, con un buen oido y gusto por la música. La mezcla perfecta, pues, para una noche que rivalizaba con las andanzas de las selecciones nacionales de fútbol y baloncesto. Al final, triunfó el carácter mediterráneo. O latino, si quieren.