Jorge & Jorge Jr: padre e hijo que convierten la pasión por el Ceuta en un legado familiar
El jugador nº 12
Esta es la esencia del jugador nº12: creer cuando pocos creen, empujar cuando parece que falta aire y recordar a los jugadores que no están solos. Que, pase lo que pase, la afición estará ahí

Hay amores que se heredan y pasiones que se transmiten de generación en generación, casi como si fueran un legado familiar. En las gradas del Alfonso Murube hay un ejemplo vivo de ello: Jorge Sánchez Carmona y su hijo, Jorge Sánchez Jiménez. Padre e hijo unidos por un sentimiento en blanco y negro que late con la misma intensidad, aunque desde dos etapas muy distintas de la vida.
El padre lleva siguiendo al Ceuta desde mediados de los años 80. Tenía apenas unos años cuando su padre lo llevó a ver un partido frente al Badajoz, por la tierra extremeña de su abuelo. Aquel encuentro encendió la chispa. Desde entonces, nunca ha dejado de mirar al equipo caballa con la ilusión intacta, pese a los vaivenes de la historia.

El hijo, en cambio, pertenece a una nueva hornada de aficionados. Con casi 12 años, comenzó a seguir al Ceuta en la temporada 2019-2020. Es decir, ha crecido viendo al equipo en un proceso de crecimiento y consolidación que ha culminado con este salto histórico a Segunda División. Su mirada es fresca, optimista y sin la carga de viejas heridas que arrastran los más veteranos.
Ambos, sin embargo, comparten un mismo sentir: el Ceuta no es solo un equipo de fútbol, es una parte de sus vidas. Y este arranque de temporada, con tres derrotas consecutivas, no apaga esa llama, sino que la convierte en un motivo más para estar al lado de los jugadores.
Porque Jorge padre lo tiene claro: “Los rivales han sido de entidad, candidatos al ascenso, y el Ceuta está todavía asentándose. Si en septiembre conseguimos nueve puntos de los doce en juego, la cosa cambiará mucho”. Y su hijo lo resume con la naturalidad de quien aún ve el fútbol como lo que es, un juego: “Es normal, estamos en Segunda, no en Primera Federación. Ya llegarán los puntos”.
Padre e hijo coinciden en que el equipo tiene destellos de buen juego. Lo vieron frente al Sporting, cuando la segunda parte invitaba a soñar con puntuar, y también en Santander, donde tras el penalti que supuso el primer gol del Ceuta en Segunda División y antes de la expulsión de Anuar, el Ceuta tuvo veinte minutos en los que pudo dar la sorpresa. Son esos pequeños brotes verdes los que alimentan la esperanza.
El análisis futbolero también se cuela en la conversación. El padre pone el acento en los fichajes: Samu, un delantero con experiencia en la categoría, puede aportar ese plus necesario arriba; Conrad de la Fuente y Salvi Sánchez son incógnitas aún, pero si recuperan ritmo, serán refuerzos de peso. El hijo, más directo, se queda con lo que le ha hecho vibrar: los regates de Efe, ya ausente tras su marcha al Cádiz, fueron lo que más le gustó.
El entrenador también tiene su espacio en la charla. El pequeño Jorge lo tiene claro: “José Juan Romero es el mejor que ha tenido y tiene el Ceuta”. Una sentencia que refleja la confianza en un técnico que ya dejó huella en la Primera Federación y que ahora trabaja para que el equipo se adapte al nuevo escenario competitivo.
La autocrítica también aparece. Jorge padre señala que los errores puntuales han costado demasiado caros: la salida de balón, un fallo del portero en Santander, un error de Anuar —jugador de Primera— en defensa o las imprecisiones en momentos clave. Pero insiste en que son aspectos corregibles, propios de un equipo novel en la categoría.
Su mirada se apoya también en la historia reciente de otros clubes. Recuerda que el Castellón, cuando subió, no puntuó hasta la jornada 5 o 6 y acabó salvándose. De hecho, la mayoría de equipos que han ascendido desde Primera Federación han logrado mantenerse. La estadística alimenta el optimismo: el Ceuta puede seguir ese camino.

Más allá del análisis deportivo, está la pasión de viajar detrás del equipo. El padre ya lo ha hecho y quiere repetir. Han estado en Valladolid y sueñan con ir a Cádiz, Gijón o Zaragoza. Porque para esta familia, seguir al Ceuta no entiende de distancias, sino de emociones.
El pronóstico del padre, con una sonrisa que mezcla superstición y esperanza, es claro: “Uno a cero en el último minuto. Siempre digo lo mismo, y con eso me conformo. La primera victoria es lo que importa”. El hijo asiente, convencido de que el triunfo llegará más pronto que tarde.
La entrevista se convierte así en un retrato de lo que significa ser del Ceuta: paciencia, fe, ilusión y una buena dosis de realismo. Porque si algo tienen claro Jorge y Jorge es que el equipo juega, que la idea está, y que tarde o temprano los resultados reflejarán el esfuerzo.
El jugador nº12 de esta semana no es solo una persona, son dos. Padre e hijo, unidos por una camiseta y una pasión que no entiende de edades. Uno con la memoria de los años 80, otro con la mirada fresca de un niño de 12 años. Ambos convencidos de que el Ceuta se levantará.
Y desde la grada, como siempre, animarán hasta el último minuto. Porque esa es la esencia del jugador nº12: creer cuando pocos creen, empujar cuando parece que falta aire y recordar a los jugadores que no están solos. Que, pase lo que pase, la afición estará ahí.
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