La sucesión de indeseables contratiempos que azotó a una comunidad de vecinos de El Sarchal

CIUDAD

Los residentes del edificio Europa vieron cómo el viernes una avería en la instalación del agua dejó fuera de servicio el ascensor del inmueble, incidente al que siguió la rotura de la escalera de acceso a las viviendas

Los bomberos se trasladaron al edificio/FOTO CEDIDA
Los bomberos se trasladaron al edificio/FOTO CEDIDA

El edificio Europa se levanta en la barriada de El Sarchal. Son 14 viviendas, en tres de las cuales residen cuatro personas con discapacidad. La cotidianeidad de esta tranquila comunidad de vecinos se vio alterada el pasado viernes por un incidente que sería el inicio de lo que podría bien calificarse como una sucesión de inesperados contratiempos.

La cosa empezó con una avería en la red de suministro de agua que dio lugar a una fuga. A consecuencia de ella, el ascensor del inmueble fue inutilizado, un revés enojoso en cualquier edificio de viviendas, pero mucho más en uno donde, como es el caso, residen varias personas con discapacidad.

“El ascensor fue desconectado por seguridad y cuando llamamos a la empresa para que viniera sacar el agua que se había acumulado nos dijeron que no podían hacerlo hasta este lunes”, explica Estefanía Fernández, la vecina que ejerce como portavoz de los residentes en el edificio.

Los bomberos se trasladaron al edificio/FOTO CEDIDA
Los bomberos se trasladaron al edificio/FOTO CEDIDA

La cadena de contratiempos no quedaría aquí. Uno de los vecinos, persona con discapacidad, no se encontraba en su domicilio cuando se registró la avería, lo que le obligó a permanecer durante toda la noche fuera de casa.

Ya por la mañana, el hombre, con la ayuda de un primo y un amigo, trató de acceder a su vivienda por la escalera, una estructura constituida por lozas de mármol sujetas por los laterales, una configuración que no resultó lo suficientemente resistente para soportar el peso de las tres personas. El peldaño quebró y el vecino acabó rondado por las escaleras, aunque, afortunadamente, no sufrió heridas de una gravedad suficiente como para preocuparse.

“Lo intentaron subir en una sillita de baño, una de estas pequeñitas, para poder manipularla mejor, pero el peldaño acabó rompiéndose -continúa Fernández- Se supone que son escalones de seguridad, pero entre uno y otro hay un hueco por el que, por ejemplo, cabe perfectamente mi hija de seis años”.

Toda esta serie de incidentes provocó la intervención de los bomberos, que habilitaron una solución provisional para hacer posible el uso de la escalera. Ahora, el vecindario aguarda a que, lo antes posible, los responsables acometan el arreglo del ascensor y la reparación de la escalera dañada.

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