“Nunca es tarde para pedir ayuda contra el suicidio”
LUCHA CONTRA EL SUICIDIO
El trabajador social de ACEFEP, Miguel Sánchez, pide que sociedad y medios de comunicación “hablen, e informen más y mejor, sobre el suicidio”

Ha querido la casualidad que, horas después de que se publique esta noticia, sea once de septiembre. Día en el que se han producido algunos de los suicidios más importantes de la historia reciente de la humanidad. En 2001, hace hoy 24 años, un ataque suicida contra New York y Washington acabó con la aparente paz en la que vivía la humanidad tras la caída del Muro de Berlín y el final de la Guerra en la antigua Yugoslavia. El 11 de septiembre, pero de 1973, el presidente chileno Salvador Allende optaba por el suicidio ante la certidumbre de que el Golpe de Estado de Augusto Pinochet -su general de confianza, por cierto, hasta días antes- iba a triunfar.
Ayer fue el Día Mundial para la prevención del Suicidio. Una cuestión que nunca fue baladí, pero que en los últimos años irrumpe en la actualidad con fuerza. Y con razón: el suicidio es la principal causa de muerte entre la juventud española, y la primera por causa no natural en cualquier franja de edad en nuestro país. ¿Por qué?. Miguel Sánchez, trabajador social de ACEFEP- Salud Mental Ceuta apunta a varios factores. “Hemos creado una sociedad idealista, en la que todo el mundo tiene, o parece tener, la obligación de triunfar: el mejor coche, la mejor casa, la pareja más guapa, tenemos que estar en forma... Unos estándares muy altos, que luego no se cumplen, todo el mundo no llega a ellos. Y no tenemos consciencia de lo importante que es pedir ayuda, concienciarnos de que no podemos con todo, que debemos acudir al psicólogo con la misma naturalidad que al traumatólogo si nos duele la rodilla”.
Y luego estamos los medios de comunicación, que si siempre debemos estar sometidos al escrutinio de la sociedad, en esta ocasión con más razón todavía. “Hay que hablar de suicidio, como de la enfermedad mental, pero procurando huir de estereotipos o titulares sensacionalistas”. Llegados a este punto, le proponemos dos titulares: “Un esquizofrénico mata a su pareja” o “Un esquizofrénico, que no seguía el tratamiento, mata a su pareja”. ¿Cual sería el correcto?. Para Miguel Sánchez “ninguno, pero el segundo es más informativo, advierte sobre los riesgos de dejar el tratamiento”. sin embargo, “por mi experiencia, puedo decir que las personas con enfermedad mental tienen, sobre todo, miedo a lo que les puedan hacer, no piensan en hacer daño a los demás”.
En la conversación aparecen ejemplos de personas famosas que en los últimos años han parado en su profesión o han dado señales de alarma al detectar problemas de salud mental. Algunos de ellos, deportistas de élite: jóvenes, guapos, ricos y famosos. Caso de los baloncestistas Ricky Rubio y Alex Abrines, la gimnasta Simone Biles o el futbolista Álvaro Morata. “Se convierten en iconos de la lucha por la salud mental. Hacen un gran favor, porque son iconos para mucha gente que sigue prácticamente cualquier cosa que hacen, y que uno de los ídolos deportivos diga que no puede más y necesita parar, puede inspirar a muchas personas”. Pero claro: todo el mundo no es delantero del Como ni ha levantado como capitán la última Eurocopa. ¿Qué pasa con esos Moratas que se dedican a cualquier profesión normal, y sobre el miedo a ser estigmatizados en su propio entorno laboral? “Es un camino en el queda mucho trabajo por hacer”, admite.
La entrevista va sobre el suicidio. Y también aparece el panorama de la actualidad. Otro caso célebre: Stefan Zweig, escritor recomendable en grado sumo, que se quitó la vida ante su convicción de que los nazis ganarían irremediablemente la II Guerra Mundial. A la serenidad no ayudan, precisamente, hechos que hemos vivido en los últimos años: Gaza, Ucrania, La Palma, los incendios forestales... y sobre todo la pandemia. “La pandemia ha marcado mucho. Gente con miedo a morir, con incertidumbre por temas laborales, gente en soledad, encerrada en casa... desde el punto de vista de la salud mental fue devastador”. Ello ha podido incidir en el elevado número de casos de suicidio, enfermedades mentales o problemas conyugales que han venido después. “Es posible, hubo mucha gente que pasó muchísimo miedo, que se vió sola. Sobre todo, en este caso, personas mayores. Y las consecuencias sobre lo que ocurre en Palestina o en Ucrania, para la salud mental, serán devastadoras para esas personas en unos años”.
El suicida “no quiere dejar de vivir: quiere dejar de sufrir. Por ello, para este año en la Confederación de Salud Mental se ha escogido el hastag #Dejardesufrir. Me parece muy apropiado, muy bien traído”.
Porque “nunca es demasiado pronto ni tarde para pedir ayuda. La persona que se suicida igual no lo verbaliza, pero va dejando pistas que no es fácil, pero siempre hay determinados comportamientos que nos pueden hacer pensar que esa persona que luego intenta o comete un suicidio quería decirnos algo, llamar la atención”.
Por eso “hay instrumentos y herramientas a disposición tanto de las personas como de los familiares y allegados. El teléfono 024 es el de prevención del suicidio, con personal capacitado para atendernos en cualquier momento de cualquier día. Siempre es preferible tratar de buscar consuelo, una voz que nos tranquilice, alguien que nos pueda ayudar antes de hacer algo que sea irreversible”.
Siempre hay una última oportunidad. “Todos vamos a sufrir, o hemos sufrido, rupturas, problemas laborales, pérdida de seres queridos... Pero tenemos que saber parar, no tener miedo a expresar que la situación nos ha sobrepasado y pedir ayuda, a un amigo o un profesional”, insiste una vez más Miguel Sánchez.
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