La herencia de la mentira

Lo que ha ocurrido en el Congreso de los Estados Unidos es inaceptable, y es también la consecuencia de muchos años de políticas erráticas, calculadamente ambiguas, faltas de transparencia, ligadas a la corrupción y alejadas de los ciudadanos.

Cuando los partidos políticos se dedican sólo a instalarse en las instituciones y a procurar permanecer en ellas sin mostrar respeto a los votantes que los auparon a los puestos de poder, no es de extrañar que surjan líderes atípicos, fuera de control y que basan su ascenso electoral en lo que se ha definido como el populismo.

Los ciudadanos queremos la verdad, no explicaciones tan farragosas, contradictorias e incoherentes, que incluso avergonzarían al creador de pinocho.

Podemos existe porque el psoe se convirtió en una máquina de hacer propaganda contra la derecha, mientras destrozaba la clase media aplicando las medidas más conservadoras de la historia de España. Y la consecuencia fue el “alzamiento” de un mediocre populista vestido con pantalón vaquero y una coleta, que predicó una revolución para los pobres que , por lo menos a él, le ha cambiado la fortuna. Un tipo sin escrúpulos que con cuatro frases contra la banca, las oligarquías económicas y los partidos tradicionales, arrastró a mucha gente a desertar de un sistema que siendo bueno, ha sido mal utilizado por los gobiernos democráticos, al faltar a su deber ético de rendir cuentas permanentemente ante los ciudadanos.

Vox existe, porque el PP le ocultó la verdad a los españoles sobre la corrupción que imperaba dentro de los gobiernos que dirigía y porque tampoco fue fiel a sus compromisos ideológicos y electorales, dando mucha importancia a la estrategia política, aunque eso conllevase abandonar la trasparencia y la verdad.

Nadie tiene el sillón asegurado, ni ahora ni eternamente, y eso es lo mejor de la democracia, pero el problema ahora no es la alternancia, sino que esta se produzca para tener que dar paso a un populista, ya sea de derechas o de izquierdas. Y esto es malo, porque todos los populismos acceden al poder usando el sistema democrático para acabar con él, para dinamitarlo. Trump está siendo un perfecto ejemplo de lo que puede llegar a hacer un populista con poder, pero no podemos ignorar la responsabilidad de los Bush o los Clinton o tantos y tantos políticos tradicionales, que con sus conductas oscuras y su falta de compromiso con la transparencia han provocado la llegada de un personaje como Trump.

Mentir al pueblo tiene un precio: es la antesala del populismo. Y sobre esto todos tenemos que reflexionar mucho. Mirar para otro lado frente a la corrupción, aceptar alianzas indeseables para seguir en el poder, ocultar información y resumir la transparencia a una frase hecha pero irrelevante o no cuidar el uso del dinero público, favoreciendo por acción u omisión intereses privados o partidistas, han sido desgraciadamente conductas demasiado habituales durante muchos años. La renovación dentro de los partidos políticos debe ser fruto de la democracia interna y no de manejos internos para colocar a los dóciles frente a los capaces.

Pero el mundo es como es y por eso pasan y, mucho me temo, que seguirán pasando estas cosas. Luego llegarán las consecuencias y los responsables de que pasen clamarán contra los populismos, pero lo harán sin credibilidad. Y cuando esta se pierde se tarda mucho en recuperar.

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