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El pasado dos de febrero nos sorprendió el diario digital ‘El español’ con un artículo de opinión de Samir Bennis, según dice él mismo en su artículo, consejero de la embajada de Marruecos en Washington bajo el pomposo título de ‘Ceuta y Melilla y el descontento de Marruecos con España en el Sahara Occidental’ en el que, de una forma algo deslavazada y torpe, arremete contra el gobierno español debido a su supuesta tibia postura en la cuestión del Sahara Occidental o la pretendida integridad territorial de Marruecos, relacionada con lo anterior. El cúmulo de disparates que vierte el autor del artículo con relación a las relaciones hispano-marroquíes, la cuestión del Sahara Occidental, la postura española al respecto y la reivindicación de las ciudades de Ceuta y Melilla, no dejan el más mínimo resquicio para un debate racional sobre estos temas, pese a lo cual, algunas precisiones son importantes, no tanto por lo que pueda decir ahora y en el futuro este personaje en torno a las mismas sino más bien por el hecho de que son ideas que tienen predicamento en algunos medios de comunicación españoles cuyas intenciones, a la hora de publicar dichos artículos, parecen no tener en cuenta los intereses nacionales en juego y mucho menos los de las dos ciudades españolas.
En cualquier caso, Bennis realiza unas afirmaciones cuando menos comprometidas al equiparar el respeto que exige España de su integridad territorial en la cuestión de Ceuta y Melilla con la que plantea Marruecos con relación al Sahara Occidental. Lo cierto es que la primera está garantizada en varios tratados bilaterales mientras que la segunda es puesta en cuestión por un dictamen del Tribunal Internacional de Justicia. La comparación es por tanto absurda y tan solo pretende confundira la opinión pública, en este caso la española, sobre un asunto que, al menos desde el punto de vista jurídico internacional está bastante claro, ya que el Sahara es un territorio colonial con ese estatuto reconocido en Naciones Unidas a diferencia de las dos ciudades españolas.
Prosigue el señor Bennis acusando a España de cierta hostilidad hacia la supuesta integridad de Marruecos en el Sahara Occidental, afirmando que ello habría quebrado “la neutralidad positiva que se ha vuelto la seña de identidad de los gobiernos españoles hacia Marruecos desde el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero”. Lo cierto es que la posición española hacia el Sahara nunca se ha definido como neutralidad positiva sino como neutralidad activa, es decir, respetar los acuerdos de las partes y favorecer el entendimiento entre ellos, Marruecos y el frente Polisario y si ha habido un cambio de postura, no ha sido de los gobiernos de España, sino del señor Zapatero, en una apuesta personal que le salió mal, a pesar de ser en la actualidad el adalid de los intereses marroquíes en España. Junto a ello, afirma el autor que la postura de España habría provocado “una tensión silenciosa entre los dos países” para contradecirse y apuntar que el inicio de la tensión se debió a unas declaraciones de un partido político de Melilla “al insultar al pueblo marroquí”, algo falso y fácilmente comprobable recurriendo a la hemeroteca.
Sobre la RAN prevista el pasado diciembre, afirma el autor que fue “la ambigüedad cada vez más irritante de España” la que llevó a posponer la reunión. Lo cierto es que la postura de España no es ambigua, aunque sí lo es la interpretación que de la misma hace Marruecos, por eso, como él mismo afirma, no se realizó la cumbre que nada tenía que ver con el Covid, pero eso ya lo sabíamos en España como sabemos que las declaraciones del señor El Othmani en una televisión reivindicando las ciudades de Ceuta y Melilla estaba preparada desde el Majzen. Adjunta que “El mensaje de El Othmani es una forma de llamar al Gobierno español a no permitir que ningún miembro de la coalición (sic) juegue con la soberanía marroquí sobre el Sáhara”. Pero ¿de qué coalición habla el señor Bennis? España no forma ninguna coalición con Marruecos en la cuestión del Sahara Occidental, ni en ella ni en otras cuestiones, aunque ésta es la visión que se tiene desde Rabat, una aspiración difícilmente realizable dada la hostilidad marroquí hacia sus vecinos, entre ellos España y a la incompatibilidad de algunos intereses regionales.A continuación, añade que “muchos marroquíes piensan que Marruecos debería presionar a España para que tome una posición clara y siga el ejemplo de Estados Unidos”. Pero vamos a ver ¿cuándo se ha preguntado a los marroquíes por esta cuestión? Exacto, nunca y respecto a Estados Unidos, no ha cambiado de posición, lo ha hecho el expresidente Trump en una proclamación que no ha sido refrendada por el Congreso norteamericano, es decir, no tiene valor jurídico alguno, pero esto al señor Bennis le da igual, no acierta ni una. El disparate prosigue pues afirma que “Madrid sabe muy bien que este territorio pertenecía a Marruecos y que empezó a hacerse con su control a partir de 1884. Los archivos diplomáticos españoles están llenos de documentos que lo demuestran”. Bien y si es así, ¿por qué los investigadores marroquíes no vienen a España y desvelan esos documentos? Los archivos españoles, a diferencia de los marroquíes, están completamente abiertos a cualquier investigador y sin embargo ningún marroquí ha publicado nada al respecto. La traca final viene cuando afirma que España practica una “hipocresía poscolonial” en la cuestión del Sahara. Lo cierto es que la única hipocresía es la practicada por Marruecos, pero en este caso colonial en la medida en que ocupa ilegalmente los territorios del Sahara Occidental.
Prosigue el señor Bennis deslizando una sutil amenaza contra España en el caso de que no compartamos las ideas de Rabat o no mostremos “respeto” (sic) por ellas. Apoya tales amenazas afirmando que “la decisión de Donald Trump ha fortalecido aún más la posición de Marruecos”. Error, lo que ha fortalecido es la posición de Mohamed VI que no es compartida prácticamente por nadie en su entorno inmediato y añade que “Marruecos no es hoy el país inseguro al que José María Aznar podía chantajear a finales de los años 1990”. Estas declaraciones son sintomáticas del amargor que causó la política de Aznar en Rabat hace unos años, mostrando el camino a seguir de ahora en adelante. Por cierto, Aznar no chantajeó a nadie, se limitó a responder a las afrentas de Marruecos, de manera desordenada y sin un plan exterior concreto, circunstancia que acabó facilitando las cosas al señor Zapatero, apoyado desde el año 2003 por el propio Mohamed VI en unas declaraciones absolutamente demenciales e impropias de un Jefe de Estado. Bennis también afirma, con relación al nuevo contexto internacional que, “el poder de negociación de Marruecos ha aumentado notablemente en la última década” Nuevo error, lo que ha aumentado Marruecos es su poder de coerción mediante la instrumentalización de los flujos migratorios, algo que ya denuncié en un pequeño análisis del año 2005 editado por el GEES (colaboración Nº617).
Pero volvamos al contexto geopolítico que, en el caso del señor Bennis, parece desconocer por completo, pues afirma que “la estabilidad económica, política y social de España está muy ligada a la de Marruecos”. Vamos, ni que Marruecos fuera una gran potencia. Más bien es al revés, Marruecos es altamente dependiente de España y de la UE, entre otras cuestiones debido al cierre de las fronteras con Argelia desde 1994 y al eterno conflicto del Sahara Occidental, a pesar de los cambalaches que lleva a cabo el Majzén en algunos países africanos. En cualquier caso, dice el autor que “España debe elegir” y que “Los españoles deberían aceptar el hecho de que el Sáhara Occidental es una cuestión de vida o muerte no solo para la monarquía marroquí, sino para todo el país. Los marroquíes son cada vez más conscientes del efecto desastroso que ha tenido la prolongación del conflicto en el presente y futuro de su país”. Los españoles aceptarán lo que les venga en gana pues viven en una democracia a diferencia de Marruecos, donde cualquier disensión con los postulados del Majzen en la cuestión del Sahara está penado. Eso sí, en una cuestión tiene razón el señor Bennis, y es que, efectivamente, los marroquíes son conscientes del desastre que ha supuesto para su país la guerra del Sahara, desastre económico entre otros, al margen de la estabilidad de la monarquía marroquí, pues Hassan II decidió fiarlo todo a la ocupación ilegal del Sahara. De aquellos polvos estos lodos, que diría un castizo.
Vamos a ir terminado que esto se hace largo. Dice el autor en un intento más de engañar a los lectores que ha habido un acuerdo tácito entre España y Marruecos para “dejar que los intereses económicos y de seguridad prevalezcan sobre cuestiones potencialmente conflictivas (como la cuestión de Ceuta y Melilla)”. Sobre Ceuta y Melilla no ha habido acuerdos de ningún tipo, ni tácitos ni explícitos en la medida en que su soberanía española es incuestionada por todos los gobiernos de España. Pero es que acusa a España de haber roto ese supuesto acuerdo tácito como consecuencia de una visión “anticuada” sobre la cuestión del Sahara. Lo cierto es que la visión anticuada es la colonial, que es la que practica Marruecos en el Sahara o UK en Gibraltar, por poner otro ejemplo cercano.
Vamos concluyendo. Dice Bennis que la estabilidad y seguridad de España dependen de la cooperación con Marruecos y en un aviso a navegantes añade que ello podría “prevenir una serie de ataques terroristas en suelo español”. Lamentablemente no ha sido así como demuestran los ataques terroristas del año 2004 y unos años más tarde los de Barcelona. En fin, afirma igualmente sobre el Sahara que España debe asumir su “responsabilidad en un conflicto de su creación”. Es cierto, por eso la postura del gobierno español debe ser la defensa del derecho internacional y la celebración de un referéndum de autodeterminación en el Sahara y no lo que desea Rabat, la simple aquiescencia ante un hecho consumado. En cuanto a Ceuta y Melilla, dice que ya habrá un momento para negociar una solución “creativa y realista”. Y yo que pensaba que Marruecos consideraba a ambas ciudades como colonias, lo que hay que leer.
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