El dia que nos separamos

Javier Chellarám

Si antes pude reflexionar lo que era esta enfermedad y luego contar el volver a bajar la escalera hoy quiero contar el sufrimiento del día que nos llegó la noticia y nos tuvimos que separar.

Como en los peores escenarios de una guerra donde se descomponían las vivencias humanas aquella noche de mal trago y ambulatorio y el teléfono echando humo el regreso a la casa aquello era un drama duro de imaginar.

El aislamiento en algún lugar del hogar mientras los ojos desesperados a lágrimas vivas y tuviste que agruparte con tus padres que ya habían recibido la noticia del contagio.

Una bolsa con la ropa, la bolsa de la partida y lo primero que echaste mano para la cuarentena y en mi soledad pegándome toda la noche desmontando cualquier rincón para desinfectar sin saber que el veneno de este mundo me fuera a mi por alguna parte a tenerme que atrapar.

Y así pasaron los días y las noches recibiendo las comidas y mandados al aviso del pomo de una puerta y cuando las fuerzas nos vencían y los sufrimientos nos rendían ahí seguíamos pendiente el uno del otro sin saber el instante que pudiéramos volver a encontrarnos.

Y tuviste el alta antes que yo porque el sufrimiento el mío se hizo de rogar como un sorteo del gordo de Navidad pero ante el encuentro de volverte a ver , tu silueta y tu melena así como la mirada de tus ojos me cogiste de la mano diciéndome esto ya no queda nada.

Y volviste a nuestra morada donde mi soledad me hizo el peor de los sufrimientos siempre pensando el dolor de no poder estar juntos el uno con el otro.

Como la alegría de un quinceañero ya estas conmigo entre mis brazos con tu melena recorriendo cada rincón de la casa con ese genio de mando en plaza manejando ya el cotarro en poner orden día a día.

Ya me has hecho que recupere el entusiasmo y la mirada que se me había perdido con la tristeza de la cuarentena ahora deseo que me acompañes a volver a empezar un largo camino cogidos de la mano rumbo a la libertad.