Elecciones catalanas, “la culpa fue del cha cha chá”
Los resultados de las elecciones catalanas el 14F fueron los esperados, sin sorpresas, Salvador Illa gana por la mínima a Junqueras y Puigdemont, el primero con 100.000 muertos a sus espaldas y ocultado datos en una gestión inmoral e irresponsable y los otros dos personajes, que mantenemos con el dinero público de los españoles, 2 delincuentes: Uno en la cárcel y otro fugado. Con la que está cayendo en España, sanitaria y económicamente, que el PSC e independentistas sean los más votados en una Cataluña, una comunidad arruinada y en declive absoluto, demuestra que en España hay una verdadera anomalía democrática que empieza a rebosar después de 40 años de ocultar basura, trapicheos y corrupción política dejando a todas luces una sociedad rota, agotada, acosada y atrincherada por los radicales comunistas nacionalistas.
Pero nada es lo que parece en esta España herida de gravedad y atacada desde el Gobierno con los medios de comunicación de Moncloa y la factoría de bulos de Iván Redondo. Este mercenario individuo, Jefe del Gabinete de la Presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez, que ha acompañado a Illa toda la semana en su campaña del PSC malversando fondos públicos, así es PSOE, nos quiere hacer ver una realidad que a ellos les conviene para romper España y seguir delinquiendo desde el poder pero que no responde a un análisis de lo votado por los ciudadanos el 14F.
Lo primero que debemos aclarar es esa gran falacia que nos quiere vender la izquierda independentista, PSC, ERC y Junts. No es verdad que más de la mitad de los españoles catalanes hayan votado que quieren la independencia de Cataluña, porque el 46% de ellos ni han asistido a las urnas como era previsible en plena tercera ola de COVID. Con respecto a las anteriores elecciones el PSC sólo ha logrado 2.955 votantes más, y esto utilizando la artillería pesada: Todos los medios públicos, privados y del Gobierno de España. ERC y Junts han perdido el 40% y el 44% de su electorado respectivamente, casi la mitad de lo que les seguía hace 4 años; estos datos exponen que el independentismo en Cataluña utiliza mucho la violencia y el odio contra las españoles para darse visibilidad, pero representan a menos 1 de cada cuatro catalanes, una minoría que va perdiendo fuerza en las urnas y gana violencia en las calles apoyados por los medios y el Gobierno socio comunista. En lo que se refiere a los partidos de la derecha el resultado ha sido un rotundo desastre, Arrimadas aferrada a su asiento y con una estrategia errática y sin raíces pierde el 93% de los votos, no dimite; el PP, representado por un Casado indigno de dar voz a una ideología de derecha liberal ha destrozado el trabajo del mejor candidato de los que se presentaban, Alejandro Fernández, y con ello el PP a punto de desaparecer como partido en el Parlamento catalán; VOX irrumpe en Cataluña con 11 escaños representados en todas las provincias catalanas y lo más importante, con un alto porcentaje de barrios de trabajadores, de esos que los sociatas tildan de izquierdas, pero la realidad es que son personas que buscan poder trabajar para vivir en paz. Hay que celebrar con prudencia la irrupción de VOX en Cataluña, para que puedan fidelizar ese voto de castigo al PP y Cs’ por su inacción y la falta de oposición al independentismo. Santiago Abascal y su partido tienen que plantearse madurar de una forma diferente a la que han hecho los otros partidos de derechas, y pasar de ser un movimiento popular a ser un partido consolidado que represente el centro derecha tradicional más amplio y con puntos intocables como la nación de España y la igualdad de oportunidades en todo el territorio.
El resultado de las elecciones catalanas deja en evidencia la división y confrontación de la derecha, de su débil oposición y de que España queda en manos de los que la quieren destruir. Casado no dimite: “Toda la culpa de lo sucedido en las elecciones catalanas es mía, he cometido muchos errores en los últimos meses: 1.- He destituido a Cayetana para acercarme a Sánchez. 2.- He insultado miserablemente a Santiago Abascal para romper con la derecha. 3.- Me he equivocado en Cataluña al simpatizar con el independentismo y no apoyar al 100% la actuación policial el 1 de octubre. Soy el responsable y pido perdón…”. Este hubiera sido el mensaje que todos esperábamos de Pablo Casado la misma noche de los resultados, pero no fue así. El Presidente del PP tardó 48 horas en salir para decir que la culpa de la debacle de su partido habían sido las declaraciones de Bárcenas, y como cortina de humo, anunciaba el cambio de sede del PP argumentando que Génova era investigada y reconociendo así una presunción de culpabilidad por parte del partido, cuando el verdadero y único problema es su falta de liderazgo y que el PP se hunde haga lo que haga, su Presidente ha perdido toda credibilidad.
Nunca he entendido por qué el miedo del PP para defender los valores de la gente de derechas liberal sin complejos y sí puede asumir el discurso falaz de una izquierda amoral que se adueña de conceptos para ningunear y vaciar su significado: Democracia, feminismo, libertad, igualdad... Conceptos que pertenecen a las personas independientemente de su ideología y no a los partidos políticos. Un partido debe rodearse de un buen equipo y construir una estrategia coherente para darle un sentido ideológico con el que se identifiquen las personas. El PP se ha dedicado a lo contrario, ha encubierto su corrupción, ha echado a los mejores líderes, se ha adaptado al discurso progre perdiendo su identidad y su sentido, se ha vendido a nacionalistas, socialistas, ahora a independentistas... Casado es el resultado. España se desangra entre politicuchos de medio pelo, analfabetos y anarquistas violentos de PODEMOS quemando las calles. No hay responsables en 40 años de la ruina socio económica de nuestro país, y todos nos echamos las manos a la cabeza intentado buscar una explicación, pero la culpa fue del cha cha chá.