Tramposos

6410_604f44c7270000e50042bbc6
6410_604f44c7270000e50042bbc6

La democracia alcanza su máxima madurez cuando la alternancia en los gobiernos es normal. Los mandatos prolongados, aunque legales, apuntan hacia casos claros de enquistamiento del clientelismo político. Naturalmente siempre hay excepciones, pero en cualquier lugar se considera saludable el aire renovado. Pero los cambios de gobierno procurados con amaños y otras intrigas, son todo lo contrario a nuevos aires y señalan la escasa catadura política y moral de quienes se mueven bien en esos fangos.

Las izquierdas de Madrid llevan mucho tiempo viendo como las derechas les ganan la partida y están obsesionados con desbancarlas y acceder al poder, pero como no consiguen que los madrileños les den suficiente apoyo como para formar gobierno, se dedican a urdir planes que sustituyan el impecable dictamen de las urnas. Lo que le pasa al PSOE es que anda a la zaga de los de la extrema izquierda, peligrosa, doctrinaria y antidemocrática, que gira en torno a Iglesias and wife, con la careta más amable de Errejón, pero heredera de lo peor de las infumables dictaduras de Stalin, Castro y Maduro. “Estos”, que pretenden avasallar la propiedad privada, intervenir los mercados y eliminar el valor del talento y el esfuerzo; que quieren controlar los medios de comunicación y otorgar carta de naturaleza a los herederos del terrorismo y a los contadores de una nueva historia de España más falsa que su promesa de acatar la constitución; todos estos, han arrastrado al psoe madrileño, que tiene un líder que presume de independiente, a jugar con trampas, pero unas trampas tan groseras que no han resistido el primer vistazo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

La Presidenta Ayuso, alertada por el movimiento de Murcia decretó la disolución del parlamento regional, y “estos”, perplejos, pillados a contrapié, reaccionaron con sendas mociones de censura, primero Errejón y luego Gabilondo, que andaba mareado y fue advertido por el comunista aniñado. Y pensaron que todo el mundo era tonto y que como hasta el día siguiente no se publicaría el decreto de Ayuso, sus mociones de censura tendrían eficacia jurídica antes que el decreto de disolución de la cámara. Y lanzaron a sus voceros a proclamar su supremacía, incluido ese catedrático de la asignatura de sectarismo, Perez Royo, para convencer al universo de que el decreto de Ayuso no valía para nada. Que pena que los magistrados no opinen igual y que hayan tenido la osadía de decir lo contrario, por cierto, con un razonamiento tan simple como impecable: si la firma del decreto no vale y hay que esperar a que se publique, la potestad de la Presidenta de disolver el parlamento quedaría en nada, pues una simple moción de censura presentada entre ambos tiempos (firma y publicación) la anularía, dejando sin efecto tal potestad.

Estas cosas les pasan a “estos” porque los jueces son “derechas”, y por eso andan empeñados también en controlar a los jueces, porque necesitan a sus Perez Royos en los puestos claves y no a magistrados independientes que escapan de su influencia.

Trileros en suma, tramposos de pacotilla, pero sumamente peligrosos para la democracia y para la garantía de libertad de los españoles.

Sí, puede que Ayuso lleve razón, cuando dice aquello de “o socialismo o libertad”, porque el PSOE, un partido que con sus luces y sombras, con sus grandes aciertos y sus innumerables casos de corrupción también, ha sido un partido del que los españoles podían sentirse orgullosos, está pasando ahora por ser una muleta de la extrema izquierda, de la que debería desembarazarse cuanto antes, recuperando la centralidad que tuvo con el Presidente Felipe González.

También te puede interesar

Lo último

stats