La fábula del escorpión

Javier Chellarám

Siempre que me pasa algo así extraño de esas cosas que te planteas si la próxima vez lo haré otra vez la fábula del hombre que sacaba al escorpión del agua y tantas veces lo sacaba que el artrópodo arácnido le picaba la mano con el aguijón así tantas veces el ser humano lo sacaba.

La pregunta del escorpión era porqué lo salvaba si el le iba a atacar, la respuesta la conocemos que en su destino y condición era salvar y la del alacrán era picar pensando que era un ataque y así defenderse.

También leí hace unos años el estado de una población embrutecida y me echaba las manos a la cabeza que eso como podía ser habida cuenta que siempre dicen los mayores que tiene que llover para que se enfríen muchas cabezas y eso que todavía no han entrado las calores como se dicen por estos lares.

Y mi reflexión final es lo que he sentido hoy al finalizar de hacer mi ritual de dar gracias al Señor en estos tiempos de pandemia y es echar el pan duro a los peces en la explanada del Chorrillo.

Al salir de la explanada e incorporarme a la salida había un señor con su coche intentando salir cosa que no podía por el tráfico rodado y me percato de que tiene una rueda pinchada y justo detrás del conductor con la rueda en mal estado había un señor motorista con una motillo de esas de 49 cc supongo.

Le doy pitadas que le haga señas al conductor que tiene la rueda pinchada y yo que me las prometía muy felices pensando en llegar a casa y sentarme felizmente a comer viendo las noticias con mi cerveza y mis tapitas, escucho algo que normalmente no pasa en Ceuta “ que pasa tienes prisa o que “ con esos amagos de quitar bombillas que puso tan moda Raphael.

Le hacía señas de la rueda, de que avisara al conductor pero ya no había manera humana ya el señor motorista ya se había puesto en plan como sufridor de alguna injusticia y marginación del código de circulación y tuve que bajarme del coche y ponerme como esos jugadores y entrenadores que señalan el balón o marcan el lugar donde han hecho una falta.

Tuve que señalarle la rueda y que al ser yo un caballero y solidario le indicaba que avisara al conductor que podía tener un accidente un día lloviendo y en plena carretera nueva.

Todavía estoy esperando la reacción ética del conductor que me de las gracias y yo encomendándome al cielo pedí al Señor que fuera testigo de mi gratitud y solidaridad pensando en el tráfico y la circulación porque un accidente puede pasar como el de Galicia que acabe pagando la tragedia una familia con hijos que venga de frente y no tenga culpa de nada.

Al final me fui irritado para casa y me fui planteando durante el camino si me interesaba en Ceuta el ser tan solidario y el ayudar tanto porque tuviera mas pericia y visión para muchas cosas del tráfico como esas noches que ves a personas conduciendo en Babia con las luces apagadas y no tienen reflejos para decir oye ahí me están haciendo señas o destellos .

Creo que al final nos pasará siempre lo mismo que nuestra misión por nuestra buena condición es ayudar y luego otros es pensar que los estamos atacando por su cortedad de miras y lo que hacen es atacar pensando que se están defendiendo y resulta que les estás ayudando.

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