José María Fernández Guerrero Ceuta 1760-1814 La Cabrera, Venezuela (y II)

De capitán del Ejército Real a coronel en el Ejército Bolivariano, cuñado del precursor de la Independencia de Venezuela “generalísimo” Francisco de Miranda

Penal de las Cuatro Torres, San Fernando (Cádiz). / FOTO CEDIDA
Penal de las Cuatro Torres, San Fernando (Cádiz). / FOTO CEDIDA

Dejamos la primera parte del escrito, con el nombramiento de Bolívar como Comandante Político y Militar de Puerto Cabello, nombramiento que le había concedido el “generalísimo” Francisco de Miranda el 2 de mayo de 1812. Dos meses antes de la Capitulación de San Mateo.

El 30 de junio de 1812 había estallado una rebelión armada en el castillo San Felipe de Puerto Cabello, aprovechando la ausencia de su comandante, el coronel Simón Bolívar, quien se encontraba en la ciudad con el coronel Ramón Aymerich, hecho que propició la traición de su segundo al mando, el canario Francisco Fernández Vinoni, en la cual participaron algunos de los procesados militares de la rebelión de Valencia de 1811. Bolívar inmediatamente atacó a los sublevados y la artillería del castillo arrasó la ciudad durante cinco días, haciendo que sus pobladores abandonaran la ciudad. El día 6 en la mañana Bolívar abandonó Puerto Cabello embarcándose por el puerto cercano de Borburata, acompañado tan solo de ocho oficiales. (La campaña de Valencia y La pérdida del Castillo de Puerto Cabello/ Cátedra Bolivariana)

Al día siguiente de suscrita la capitulación, el 26 julio de 1812 Miranda decide abandonar Vene¬zuela. Ordena que sus archivos personales sean puestos a salvo a bordo de un barco inglés. Incluso, queda todo expedito para que él se embarque a bordo del Sapphire.

Francisco de Miranda se encontraba en el puerto de La Guaira, con la idea de salir de Venezuela y reorganizar fuerzas para proseguir la lucha contra los españoles.

El capitán de la Sapphire, anclada en el puerto, le insta a embarcarse, pero Miranda prefiere pasar la noche en tierra. Durante la noche del 30 al 31 de julio, a las 3 de la madrugada, es sorprendido y arrestado por un grupo de oficiales y funcionarios, que obedecen a distintas motivaciones

Hacía las tres de la madrugada, los conjurados penetraron en la casa donde estaba Miranda. El coronel Carlos Soublette, secretario y ayudante de este, criollo canario como Miranda, ha dejado narrada la escena en lenguaje, frío, cortante, como de quien no tiene emoción alguna ante este desenlace. ¿Constaba Soublette de la conjuración?

Dormía profundamente Miranda -dice-, cuando Soublette llamó a la puerta del aposento. ¿No es demasiado temprano?, contestó el general equivocándose sobre el objeto de aquel llamamiento. Advertido luego de su error, agregó tranquilamente: “Diga usted que esperen; pronto estaré con ellos”. Una vez transmitida esta respuesta, los jefes no tuvieron inconveniente en esperar, pues todas las precauciones habían sido tomadas, y la casa como la calle entera estaba con vigilantes. Algunos minutos después se presentó el “generalísimo”; estaba vestido de pies a cabeza, y en su semblante como en sus ademanes se revelaba la firme tranquilidad de su ánimo. Impetuosamente y sin preámbulos de ningún género, intimidóle Bolívar que se diese prisionero. Miranda entonces, tomando con su mano izquierda el brazo derecho de Soublette, que tenía en la mano una linterna, la levanto en alto, como para auxiliar su mirada, y después de haber reconocido uno a uno, a los circunstantes, profirió sencillamente estas palabras: “bolinche, bolinche”, (chisme). Y sin más, fue a entregarse a la guardia que lo esperaba en la puerta y que le condujo, como estaba previsto, al Castillo de San Marcos.

Soublette nada hizo para proteger a su jefe; ¡Lo entregó, mansamente! ¡Los oficiales subalternos se habían sublevado contra su general en jefe! (Biografía, Francisco de Miranda protolíder de la independencia americana/ Alfonso Rumazo González)

El complot, por llamarlo de alguna forma, en verdad fue un golpe de Estado contra la República como dice con razón Meza Dorta, fue encabezado por Simón Bolívar, Miguel Peña y Manuel María de las Casas

Lo que hicieron los llamados patriotas con Bolívar, Casas y Peña a la cabeza, fue hecho en un arrebato y sin consultar a nadie, especialmente a todos los miembros del Poder Ejecutivo patriota, presentes en La Guaira aquel día.

El 26 de agosto día en que fue presentado Bolívar a Monteverde por su gran amigo Francisco de Iturbe. Don Francisco presentó Bolívar a Monteverde diciendo:

“Aquí está el comandante de Puerto Cabello, el Señor Simón Bolívar, por quien he ofrecido mi garantía; si a él toca alguna pena yo la sufro: mi vida está por la suya”

En esta entrevista Monteverde entregó a Bolívar el pasaporte que le permitió salir al exilio. En el palique con Monteverde, a quien el Libertador llamaría tirano en 1.821, al Bolívar escucho a Monteverde decir:

“Se le concede pasaporte al Señor (mirando a Bolívar) en recompensa al servicio que ha hecho al Rey con la prisión de Miranda” (A doscientos años de un gran error; la prisión de Miranda en La Guaira=Roberto Lovera De-sola)

Desde el puerto de La Guaira, Miranda fue llevado al Castillo de San Felipe de Puerto Cabello donde a principio de 1813 escribió desde su celda un memorial a la Real Audiencia de Caracas exigiendo el cumplimiento de la capitulación de San Mateos. El 4 de julio de 1813 fue trasladado a la fortaleza del Morro en Puerto Rico y de allí a España donde fue encarcelado en el calabozo del penal de las Cuatro Torres del arsenal de la Carraca en San Fernando. Allí solo recibió algunas noticias y ayuda de algunos amigos. Miranda planeó escapar a Gibraltar, pero debido a un ataque de apoplejía frustró sus planes, falleciendo el 14 de julio de 1816 a los 66 años de edad.

Varios historiadores hispanoamericanos confirman la entrega de Miranda a Monteverde por parte de Bolívar, como ejemplo la historiadora Graciela Soriano, escribe “Miranda traicionado por los suyos, entre los que se contaba Bolívar, fue entregado a Monteverde, apresado y enviado a España”,

Volvamos a nuestro personaje José María Fernández.

Al ocupar el español Monteverde Caracas el 6 de agosto de 1813. José María Fernández fue tomado prisionero y enviado a La Guaira y más tarde al Castillo de San Felipe en Puerto Cabello. Donde permaneció hasta el mes de diciembre de 1813 en que fue canjeado con otros oficiales por oficiales realistas.

La propuesta de Bolívar para el canje fue de cinco oficiales españoles de graduación por: los coroneles Diego Jalón; José María Fernández; subteniente Juan José Tinoco; el ciudadano Bartolomé Salón y el teniente coronel Cornelio Mota. En esta relación de canje aparte de José María Fernández quisiéramos resaltar al ciudadano Bartolomé Salón. Más tarde General independentista, fue antes quien capitularon el brigadier Rodil y el coronel (ceutí) Isidro Alaix en el Callao, Perú, el 22 de enero de 1826.

Que asegure a Monteverde que estos oficiales son canjeados, por ser los primeros que han caído en nuestras manos, y estar recientemente llegados de España; pero que en adelante se llevará a efecto la guerra a muerte con cuantos se hagan prisioneros.

Cuartel General de Valencia, 2 de octubre de 1813. 3° de la Independencia y 1° de la Guerra a Muerte.

Por disposición del General en Jefe Simón Bolívar.

Antonio Rafael Mendiri. (Archivo del Libertador, documento, 413).

Antonio Rafael Mendiri era secretario de Simón Bolívar.

Dos meses más tarde el 5 de diciembre de 1813 tuvo lugar la batalla de Araure enfrentándose tropas bolivarianas al mando de Simón Bolívar y Rafael Urdaneta como segundo, contra tropas realistas mandadas por José Ceballos y José Antonio Yañez. Fue una victoria independentista.

Poco después al referirse Bolívar a dicha batalla hizo elogios de un oficial de “Valerosos Cazadores” de apellido Fernández, los investigadores de la Sociedad Bolivariana de Caracas, dicen se trataba del oficial español de carrera José María Fernández.

José Tomás Boves

La reconquista de las llamadas independencias tempranas, por el Comandante español del ejército de Barlovento y caudillo de los Llaneros José Tomás Boves en el transcurso de la Guerra de Independencia de Venezuela durante la Segunda República (1813 -1814).

Todo se inicia con la llamada primera batalla de la Puerta 3 de febrero de 1814 fuerzas realistas encabezadas por Boves, que resultó gravemente herido, trataron de acabar con el movimiento independentista que había iniciado Bolívar, este se encontraba en Valencia, Venezuela. Con ello se trataba de aislar a Bolívar y sus tropas de Caracas. Por lo que trataron de tomar la ciudad de la Victoria el 12 de febrero de 1814, al estar herido Boves el mando recayó en el general Francisco Tomás Morales y las bolivarianas al de José Feliz Ribas. Fue una derrota realista.

En este mismo mes, Juan Bautista Arismendi, por órdenes de Bolívar mando fusilar 885 prisioneros españoles en Caracas y, para engrosar su número, añadió inclusive los enfermos del hospital de La Guaira. Bolívar escribió los detalles al congreso de Nueva Granada (Biblioteca Digital ULA)

Sobre estos asesinatos hubo un manifiesto del Secretario de Estado Antonio Muñoz Tebar, por orden de Simón Bolívar, como Libertador de Venezuela.

“Al verterse la sangre de los españoles prisioneros en La Guaira, aquella parte del Mundo instruida de nuestros sucesos aplaudirá esta medida, que imperiosamente exigían después de algún tiempo la justicia y el interés de casi la mitad del Universo. El cuadro de nuestra situación, dibujado al lado de la historia de los precedentes acontecimientos, dirán a los que no han sabido nuestros sufrimientos y la generosidad que los aumentó, la necesidad de la sentencia contra su característica humanidad ha pronunciado al fin el Supremo Jefe de la República. No hablemos de los tres siglos de ilegítima usurpación, en que el Gobierno español derramó el oprobio y calamidad sobre nuestros pueblos de la pacífica América. En los muros sangrientos de Quito fue donde la España, la primera, despedazó los derechos de la naturaleza y de las naciones. Desde aquel momento del año 1810 en que corrió la sangre de los Quirogas, Salinas etc., nos armaron con la espada de la represalia para vengar aquellas sobre todos los españoles. El lazo de la gente estaba cortado por ellos; y por este solo este primer atentado, la culpa de los crímenes y las desgracias que han seguido, debe recaer sobre los primeros infractores” Escrito solo en parte. (Archivo del Libertador. Doc 710)

Tras varias batallas como las de San Mateo (28 de febrero al 5 de marzo de 1814), la de Bocachica el (31 de marzo de 1814), ganadas por las tropas bolivarianas.

A primeros de julio de 1814 José María Fernández fue destinado como coronel al mando de los fortines de La Cabrera, en Carabobo, Venezuela.

El 15 de junio se produjo la conocida como segunda batalla de la puerta enfrentándose tropas a los mandos de Boves, ya restablecido, y fuerzas independentistas dirigidas por Simón Bolívar, Santiago Mariño, Diego Jalón, José Tomás Monagas y Manuel Cedeño.

Batalla sumamente sangrienta y decisiva. Los independentistas totalmente derrotados huyeron en diversas direcciones siendo perseguidos por las tropas de Boves. Fue una gran victoria realista Boves se apoderó de una gran parte del Centro, Sur y Oriente de Venezuela, más adelante se tomaría Caracas, no damos números de bajas por ser enormes las diferencias vistas de uno u otro lado combatiente. El Secretario de Bolívar Antonio Muñoz Tebar fue detenido y fusilado. Esta derrota llevó al colapso el Gobierno de la Segunda República. Entre los pocos que escaparon se encontraba Bolívar.

Tras su huida Bolívar puso proclamas llamando a la libertad de los esclavos, no por humanidad, sino por falta de tropas, eso se demuestra en que la libertad la conseguirían tras dos años de servir en el ejército.

Bolívar después del suceso de La Puerta, previno al coronel José María Fernández, que con algunas fuerzas defendía los dos fortines de la Cabrera, que estaban a su mando, y auxiliado en la laguna con cuatro lanchas cañoneras y otras pequeñas embarcaciones, al mando de los marineros Pedro del Castillo e Ildefonso Molero, que defendieran el estrecho a toda costa. Previno también al coronel Escalona, jefe militar de Valencia, que pusiera la ciudad en estado de hacer una defensa obstinada; al coronel Dulúyar recomendó la mayor vigilancia en el sitio y plaza de Puerto Cabello, y por último, ordenó al general Urdaneta, que retrocediera con todas sus fuerzas del Occidente, y que a marchas redobladas auxiliase a Valencia; indicando a tos estos jefes, además, que debían de estar pronto para socorrer cualquiera de los puntos que fuese atacado por los realistas. Marchó luego sin pérdida de momento para la capital, cuya situación era, a la verdad peligrosa y afligida.

El 17 de julio de 1814 las tropas realistas avanza por el camino Real hacia Caracas que estaba como a 12 leguas al oeste de Maracay, dicha senda pasa entre dos cerros de mediana elevación, formando un desfiladero, en los cuales las fuerzas independentistas tenían como un área defensiva para tratar de impedir por todos los medios posibles el tránsito de las tropas de Boves hacía la ciudad de Valencia.

La dirección del desfiladero era de este a oeste y estaba cerrada por unas zanjas muy profundas, en las cuales las tropas independentistas tenían apostadas algunas piezas de artillería, que estaban dirigidas por el coronel José María Fernández. El coronel José María Fernández cayó herido de muerte defendiendo La Cabrera.

Tras la derrota independentista en La Cabrera, José Tomás Boves, escribió a don José Domingo Díaz (Médico, historiador, cronista y político venezolano defensor de la causa realista).

Carta s/f.:

Muy Señor mío. He recibido los impresos que usted me mandó. Y doy a usted las más expresivas gracias por su acuerdo hacia mi persona.

Los rebeldes enemigos de la humanidad han sido derrotados completamente en La Puerta al mando de los titulados generales Bolívar y Nariño, tres mil fusiles, nueve piezas de cañón, entre ellas un obús de nueve pulgadas, con todo lo demás de la guerra, cayó en mi poder, como también su almacén de municiones que tenían en la Villa de Cura. Inmediatamente pasé a La Victoria, y destiné al momento municiones y tropas para tomar la posesión de los pueblos de San Mateo, Cagua, Turmero, La Quinta y Maracay que quedaron todos pacificados. Volví a reunir las fuerzas y me dirigí al inexpugnable punto de La Cabrera, donde se hallaban bien atrincherados, con fosos, estacadas, y demás invenciones del arte, y con once piezas de artillería, la infantería defendidas por las lanchas de la laguna que por instante hacían un fuego vivísimo. En fin, después de un obstinado tiroteo, les corté la retirada, y cayeron todos los cabezuelos en mi poder, entre ellos José María Fernández, conocido como Sacramento, y todos los fusiles, cañones y pertrechos. Luego tomé sin resistencia los pueblos de Guacara, San Joaquín y Los Guayos, y me apoderé de El Morro, y los tengo cercados en Valencia, reducidos solo a la plaza, que ya me habría apoderado de ella y sus trincheras, si no fuera por la obstinación que tienen en dar fuego al almacén de pólvora, de cuyo atentado perecerían muchos de los míos. Están muy escasos de alimentos, y vivo persuadido que el hambre les hará entregar- Soy de usted con la más alta consideración su afectísimo y servidor Q.B.S.M.

José Tomás Boves

P.D. Esto se haya concluido, y puede usted venirse para Puerto Cabello.

El 5 de diciembre de 1814 tuvo lugar la batalla de Urica, José Tomás Boves, al dirigir una carga de caballería cayó muerto de una lanzada. Siendo sucedido en el mando para sucesivas campañas por Tomás Morales. Boves había puesto fin a la Segunda República venezolana (1813-1814).

Curiosamente comprobamos que Francisco de Miranda al igual que su secretario Saublette eran descendiente de canarios, el que lo derrotó Monteverde era de San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, el sustituto de Boves, Francisco Tomás Morales, era de Carrizal de Agüimes, Las Palmas de Gran Canaria.

En esa época había casi tantos canarios como peninsulares, tanto en el ejército realista como en el bolivariano en Venezuela, si comprobamos el decreto de guerra a muerte de Simón Bolívar de fecha 15 de junio de 1813 dicho decreto va dirigido a españoles y canarios.

De siempre se ha dicho en Canarias, que “Venezuela es la octava islas”.

Adjuntamos completo dicho “Decreto de Guerra a Muerte”

SIMÓN BOLÍVAR, Brigadier de la Unión, General en Jefe del Ejército del Norte, Libertador de Venezuela.

Venezolanos: Un ejército de hermanos, enviado por el soberano Congreso de la Nueva Granada, ha venido a libertaros, y ya lo tenéis en medio de vosotros, después de haber expulsado a los opresores de las provincias de Mérida y Trujillo.

Nosotros somos enviados a destruir a los españoles, a proteger a los americanos, y a restablecer los gobiernos republicanos que formaban la Confederación de Venezuela. Los Estados que cubren nuestras armas, están regidos nuevamente por sus antiguas constituciones y magistrados, gozando plenamente de su libertad e independencia; porque nuestra misión solo se dirige a romper las cadenas de la servidumbre, que agobian todavía a algunos de nuestros pueblos, sin pretender dar leyes, ni ejercer actos de dominio, a que el derecho de la guerra podría autorizarnos.

Tocado de vuestros infortunios, no hemos podido ver con indiferencia las aflicciones que os hacían experimentar los bárbaros españoles, que os han aniquilado con la rapiña, y os han destruido con la muerte; que han violado los derechos sagrados de las gentes; que han infringido las capitulaciones y los tratados más solemnes; y, en fin, han cometido todos los crímenes, reduciendo la República de Venezuela a la más espantosa desolación. Así pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que no se ofende impunemente a los hijos de América.

A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna, aún, abrirles por última vez una vía a la conciliación y a la amistad; todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros, si detestando sus crímenes, y convirtiéndose de buena fe, cooperan con nosotros a la destrucción del gobierno intruso de España, y al restablecimiento de la República de Venezuela.

Todo español que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa, por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo, y castigado como traidor a la patria y, por consecuencia, será irremisiblemente pasado por las armas. Por el contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen a nuestro ejército con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra, y magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela, y se unan a nosotros; en una palabra, los españoles que hagan señalados servicios al Estado, serán reputados y tratados como americanos.

Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y que solo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos. No temáis la espada que viene a vengaros y a cortar los lazos ignominiosos con que os ligan a su suerte vuestros verdugos. Contad con una inmunidad absoluta en vuestro honor, vida y propiedades; el solo título de americanos será vuestra garantía y salvaguardia. Nuestras armas han venido a protegeros, y no se emplearán jamás contra uno solo de nuestros hermanos.

Esta amnistía se extiende hasta a los mismos traidores que más recientemente hayan cometido actos de felonía; y será tan religiosamente cumplida, que ninguna razón, causa, o pretexto será suficiente para obligarnos a quebrantar nuestra oferta, por grandes y extraordinarios que sean los motivos que nos deis para excitar nuestra animadversión.

Españoles y canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables

Cuartel General de Trujillo, 15 de junio de 1813. —SIMÓN BOLÍVAR (Archivo del Libertador).

De no tratarse de datos verídicos, podríamos haberla escrito novelada con el título de “HISTORIA DE TRAICIONES”.

Algunas fotos utilizadas en diversos escritos son tomadas de Internet, tratamos siempre de citar las fuentes y sin ánimo de lucro, solo intentamos dar a conocer destacados personajes ceutíes, algunos poco conocidos y otros olvidados a los que debemos de recordar.

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