La teoría de las chanclas
Javier Chellarám
La chancla es un tipo de calzado ligero y muy cómodo, que se caracteriza por llevar el talón suelto, sujetándose al pie por la parte anterior.
Un tipo de calzado muy cómodo para andar por casa o en temporada estival poder estar por la playa o la piscina, así como entrar a las duchas de los vestuarios y no ser presa de los papilomas u hongos que desembocarán en sacar un mal denominado “ pie de atleta “.
En el paisaje autóctono a veces sorprende ver a personas con una chaqueta americana y unos pantalones de tergal llevando unas chanclas, o cuando se ha dejado ver un solazo por día y se llevaba en la parte superior un chaquetón pero apetecía salir a la calle con las chanclas.
En mi vida he dejado dos pares de chanclas y no se donde fueron a parar las mismas, los recuerdos y comparaciones me vienen a la memoria cuando leyendo noticias o escuchando frases siempre me acuerdo diciendo a este “ le va a pasar como a mi con las chanclas “.
Así mismo no podía olvidarme de la moda de los ochenta sobre todo con el Mundial de España-82 con la aparición ante los medios de los jugadores con las chanclas con los calcetines blancos puestos y esa moda desembocó en los tiempos de los paraguayos , en que muchos trabajadores fueran al currelo con las chanclas adidas puestas con el pantalón azul y el polo bien planchado puesto.
En esa época yo iba al vestuario del Ceuta a ver salir a los jugadores y quise imitarlos, salir con el pelo mojado con las gafas rayban verdes, el pantalón corto y las chanclas, cuando aparecí de esa guisa en el polígono primera fase hace cuarenta años, las niñas le gustaba esa pinta pero los chavales no les cuadraba aquello y decían , ha venido un maricón al barrio.
Y como perdí las chanclas, pues la duda que me queda en estos años es la primera en la travesía del puerto de la Virgen del Carmen en traíña, yo tenía unas chanclas homologadas de la Armada, y se las presté a un compañero, a mí me tocaba la procesión y a el la cobertura del paseo por la bahía en las embarcaciones y tenía que llevar unas chanclas y les dejé las mías.
Al día siguiente lo veo molido y descompuesto del trajín de la festividad de nuestra Patrona y le pregunto por las chanclas y me dice Javi no sé donde están.
Pasaron los años casi diez y llegó un campeonato, de culturismo donde la moda de los atletas era aparecer en el hotel donde se iba a celebrar la competición comiendo un helado, en pantalón World Gym, camisa de colorines y por supuesto unas chanclas.
Yo era el presentador y como me cambié en el vestuario del gimnasio , me pidió uno las chanclas para ir matizado como los demás al campeonato.
Aquello salió espectacular, los premios el fin de fiesta las actuaciones y nos fuimos todos a cenar para celebrarlo con los participantes.
Al día siguiente le pregunto al que le dejé las chanclas, oye y las chanclas que me voy a la playa, no sé donde están.
Pasarán muchos años y nunca se sabrá como regresaron del puerto uno descalzo y otro del hotel con el campeonato también descalzo.
Si algún día me veo alguno rascándose los picores que dejan los hongos de las duchas de la mili o de alguna piscina pública quizá me diga menos mal que este no me pidió las chanclas o quizá se las encontró y le dejó huella.