Abascal en Ceuta
Artículo de Emilio Carreira

Sigo sin entender bien las causas por las que la Delegación del Gobierno prohibió el mitin de Vox en Ceuta. La seguridad no puede anular la libertad y menos cuando el monopolio de ambos conceptos se lo arroga el Estado. Es muy peligroso en un estado de derecho, censurar a priori el ejercicio de derechos fundamentales. Creo que Vox debió presentar sus alegaciones ante los tribunales cuando tuvo oportunidad, pero tampoco es de mi incumbencia analizar sus estrategias.
La contramanifestación a la simple presencia de Abascal en Ceuta estaba cantada, y del mismo modo defiendo el derecho de los que se opusieron ayer al mensaje de Abascal, porque los derechos de expresión y manifestación son libres y tienen como única restricción el respeto a libertad de los demás.
El problema siempre surge cuando los extremos se hacen protagonistas y obligan a la policía a actuar, porque a partir de ese momento ya no hay razón que defender. Si sólo se sabe usar la violencia como herramienta política, el Estado debe proteger a los ciudadanos frente a quienes la practican.
Abascal, que de tonto no tiene un pelo y que vive y sobrevive de excitar lo peor de la sociedad para luego erigirse en paladín de la libertad, consiguió en parte su objetivo. Sus mensajes dirigidos a calentar a los que no se van a contener, a los destemplados, surtieron efecto, y esos pocos parecieron muchos y él pudo ufanarse de haber desenmascarado ese supuesto magma antiespañol oculto en Ceuta. Utilizó la torpe censura de la delegación y las declaraciones de algunos partidos políticos, incluso la actuación policial, correctísima en todo caso, en favor de sus tesis y creyó salir airoso, porque vive y se alimenta del caos y del disturbio… Pero se pasó de frenada.
Su gran error fue llamar quintacolumnistas de Mohamed VI a partidos políticos democráticos y de probada trayectoria. No los citó expresamente, pero se refirió a Caballas y a MdyC. Es posible que en esos partidos militen personas cercanas al extremismo, pero de esos los hay en en todos los partidos, PSOE, PP y por supuesto VOX. Conozco bien a los líderes de ambos partidos, Fátima Hamed y Mohamed Alí y puedo asegurar que su compromiso con la democracia, la libertad, con Ceuta y con España son incuestionables. Para ser un buen español, y perdonen que use una frase atribuida a Franco, no hace falta ser de VOX. Yo aprendí de Fraga un concepto esencial el día que le oí decir que él se sentía profundamente gallego, que era su modo de ser español. Hay muchos modos de ser y sentirse español, pero en todos ellos encontraremos algo en común: el amor a una patria, España, que es un espacio de libertad y de oportunidades para todos, con independencia de cómo se piense, en que idioma se sueñe o a qué Dios se rece.
Decía un sabio que hay palabras que hacen más daño que las espadas. Abascal sabe usar las palabras, pero no mide bien sus consecuencias y, en el caso de Ceuta, son contrarias a la verdad y al interés común de los ceutíes. No se es el primer partido de Ceuta poniendo de vuelta y media los demás. Los demás, que son la mayoría, los que han firmado un pacto en favor de Ceuta y de la concordia son la verdadera representación de la Ceuta real, la de hoy, la de todos.