Libertad de expresión

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Parece que el PSOE ceutí, aliado condicional o condicionante de Juan Vivas, anda empeñado en que Gregorio García Castañeda salga de la gerencia de Obimace. La causa es su supuesta participación en la bronca que un grupo de personas le montó a Pedro Sánchez en su reciente visita a Ceuta. Que andaba por allí está contrastado, porque imágenes hay donde se le ve, pero que estuviera faltando al respeto del presidente del Gobierno es otra cosa bien distinta y sobre la que no parece haber pruebas que avalen tal circunstancia.

Gregorio, al que conozco desde hace mucho tiempo, es un gestor eficaz y como persona es de firmes convicciones. No esconde su ideología de derechas, pero eso en una democracia no es un delito, sino algo deseable, porque si no hubiera pluralidad, estaríamos ante algo más parecido a una dictadura. Y que cuando gobierna el PP, en los puestos de confianza haya personas de derechas, parece algo razonable y que a estas personas no les guste que gobierne la izquierda también. Incluso que lo expresen libremente debería considerarse algo sano y normal, y que lleguen a pensar que la izquierda es una ruina cuando gobierna, se acerca bastante a la libertad democrática deseable en cualquier sociedad, siempre y cuando, las opiniones y las críticas se hagan dentro del respeto que todo el mundo se merece, sean esas críticas contra el presidente del gobierno o contra el director de una banda de música.

Sánchez actuó con agilidad viniendo a Ceuta en plena crisis y eso es de agradecer, pero quien no sea fan de Sánchez tiene todo el derecho del mundo a hacer públicos sus recelos y a expresar sus discrepancias, sea o no cargo público, e insisto, siempre bajo la premisa de hacerlo desde la moderación que exige el respeto de los derechos de los demás, incluídos los de aquellos contra quienes protestamos. Gregorio García no es un cargo electo y no ha mostrado, mientras no se demuestre lo contrario, ninguna conducta indecorosa desde el punto de vista democrático, otra cosa es que el PSOE ceutí tenga otros intereses, porque a Sánchez lo ponen de vuelta y media todos los días en muchos sitios y no por ello ordena decapitaciones en masa. Sabe que eso forma parte del oficio. Sin ir más lejos, Casado anda revolviendo el gallinero nacional para que todo el mundo repudie a Sánchez por el tema de los indultos a los políticos delincuentes catalanes, y le dedica cada vez que habla unas lindezas sin parangón. Por esa regla de tres, el PSOE ceutí debería pedir la destitución de Casado y de modo fulminante, y de paso romper con Juan Vivas, por haberse reunido con él y haberle acompañado mientras seguía poniendo verde a Sánchez.

El Consejero de Medio Ambiente, sabrá hacer lo correcto para no dejarse arrastrar por una deriva tan absurda como la que está tomando el PSOE en este asunto. Además esto es muy sencillo: si Gregorio faltó al respeto a Pedro Sánchez, que lo cese, pero si lo único que hizo fue ejercer un derecho ciudadano mostrando su desacuerdo con la política del Gobierno de Sánchez para con Ceuta, debe respaldarle en su puesto, porque lo que no pretenderá el PSOE es que por su apoyo a Juan Vivas, debamos todos hacerle la ola a Sánchez, vamos, supongo. Y no creo que Juan Vivas, que correctísimamente ha expresado públicamente su agradecimiento a Sánchez por su visita y su respaldo a Ceuta, vaya a pretender también, que toda la militancia del Partido Popular acabe cantando la internacional. Esto parece que va de otra cosa…

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