Don Carlos María Isidro de Borbón, el Infante de España que pudo ser Rey, pero que pasó a ser pretendiente al Trono

Don Carlos María de Borbón nació en el Palacio Real de Aranjuez el 29 de marzo de 1788, eran sus padres don Carlos IV de España y doña María Luisa de Parma. Fue su padrino su abuelo el rey Carlos III

HMS Donegal. / CEDIDA
HMS Donegal. / CEDIDA

Sus padres tuvieron catorce hijos, de los cuales solo siete llegaron a la edad adulta.

De ellos le heredó en el trono de España su hijo Fernando (Fernando VII), nacido en San Lorenzo de El Escorial el 14 de octubre de 1784, fue rey de España entre 19 de marzo de 1808 y 6 de mayo de 1808 y tras la expulsión de los franceses desde 1814 hasta su muerte el 29 de septiembre de 1833.

Por falta de espacio dejamos para otro momento el periodo entre 1808 con el motín de Aranjuez 17 y 18 de marzo de 1808, las abdicaciones de Bayona 5 y 6 de mayo de 1808 y la Guerra de la Independencia 1808-1814. Pasando al regreso de Francia a España de la familia real.

La familia real durante la guerra de la independencia vivió prácticamente como prisioneros de guerra en Francia.

Terminada la guerra de la Independencia se firmó el Tratado de Valençay, el 11 de diciembre de 1813, por el que el emperador Napoleón I ofrecía la paz y reconocía a Fernando VII como rey de España.

El 24 de marzo de 1814 regresa Fernando VII a España. El 26 de marzo regresó don Carlos dos días más tarde que su hermano, debido al estar como rehén en Perpiñan hasta saberse que las últimas tropas francesas habían abandonado España.

El 29 de abril los últimos franceses se retiran de Barcelona.

Tras recuperar el trono el rey Fernando VII comenzó a conceder a su hermano don Carlos honores y cargos, conforme a su rango, pero también ciertas responsabilidades políticas. Don Carlos fue nombrado generalísimo de los ejércitos, coronel de la brigada real de carabineros, hermano mayor de la Maestranza de Ronda, gran prior de la orden de San Juan de Jerusalén y tuvo que dirigir el Palacio Real y el control de la capital durante las ausencias cortesanas del monarca, así como presidir el Consejo de Estado y el Consejo de Guerra, siendo igualmente presidente de la Junta Central de Caballería, lo cual le puso en contacto con la élite política y militar durante más de quince años.

El 1º de enero de 1820 se produjo en Cabezas de San Juan, Sevilla, un alzamiento militar, conocido como Pronunciamiento de Riego. El 5 de marzo don Carlos se mostró contrario a dicho pronunciamiento. El 10 de marzo Fernando VII acata la Constitución de Cádiz de 1812, dando paso al conocido como Trienio Liberal, dicha etapa acabaría el 7 de abril de 1823 con la entrada en España de los llamados 100.000 hijos de San Luis por la que Francia intervino militarmente en apoyo de Fernando VII,

En la última década del reinado fernandino, la popularidad de don Carlos aumentó entre el sector político.

Veamos el inicio del problema sucesorio.

Fernando VII había estado casado en cuatro ocasiones:

La primera con María Antonia de Nápoles, su prima, casados el 4 de octubre de 1802, falleciendo su primera esposa el 21 de mayo de 1806, sin descendencia.

La segunda con María Isabel de Braganza, su sobrina, casados el 28 de septiembre de 1816, falleciendo su segunda esposa el 26 de diciembre de 1818, sin descendencia.

La tercera con María Josefa Amalia de Sajonia, casados el 20 de octubre de 1819, falleciendo su tercera esposa el 18 de mayo de 1829, sin descendencia.

La cuarta con María Cristina de las Dos Sicilias, su sobrina, casados el 11 de diciembre de 1829. De este matrimonio nacieron:

Isabel el 10 de octubre de 1830, (futura Isabel II) de España y María Luisa Fernanda que nació el 30 de enero de 1832.

Estando embarazada la reina consorte María Cristina, el 29 de marzo de 1830 Fernando VII decretó la Pragmática Sanción de 1830.

Volvamos atrás en el tiempo, para llegar a la Pragmática Sanción de 1830. Lo primero fue la Ley Sálica que data del siglo V, por la que se excluía a las mujeres de poder reinar, dicha Ley duró en Francia 400 años. Esta Ley dejó de estar en vigor en el siglo X, pero volvió a tomar valides en el siglo XIV cuando Felipe IV de Francia no tuvo descendencia masculina, creyendo que la corona podría acabar en manos de la reina de Inglaterra. Permaneciendo dicha Ley hasta la revolución francesa, con la desaparición de la monarquía.

El 10 de mayo de 1713 esta misma Ley, con una pequeña variante, fue promulgada en España por Felipe V, en ella se especificaba que las mujeres si podían reinar, siempre que el rey no tuviera hijos, hermanos, tíos o sobrinos varones. Fue conocida como Pragmática Sanción de 1713.

El rey Carlos IV derogó dicha Ley y promulgó la Pragmática Sanción de 1789, que fue aprobada por las Cortes el 30 de septiembre de este año, pero debido a razones políticas con el exterior no se llegó a publicar, por lo tanto no tuvo valor jurídico, a pesar de esto se restableció la forma de sucesión tradicional de Castilla, conocida como la de las siete partidas en concreto la segunda partida según la cual las mujeres podían reinar si no tenían hermanos varones, pero dicho documento no fue publicado hasta pasados 40 años.

A este fino hilo es al que se agarró Fernando VII para promulgar la Pragmática Sanción de 1830. Al nacer Isabel, (futura Isabel II), el hermano de Fernando VII don Carlos María Isidro de Borbón quedaba apartado de la sucesión al trono de España.

La firma de la Pragmática Sanción de 1830 metería a España en tres guerras civiles denominadas guerras carlistas con miles de muertos. (La primera 1833-1839), (la segunda 1846-1849) y la (tercera 1872-1876).

En el mes de septiembre de 1832 tuvo lugar el hecho conocido como “Los Sucesos de la Granja”, en el Palacio de la Granja de San Ildefonso en Segovia. Ante el grave estado del rey Fernando VII los ministros que eran partidarios de su hermano Carlos María Isidro, le presionaron para que anulara la Pragmática Sanción, que nombraba reina a su hija Isabel. El decreto fue firmado por Fernando VII el 18 de septiembre de 1832, con la condición de que no fuese publicado hasta después de su muerte. Un mes más tarde al reponerse el rey anuló el decreto firmado anteriormente. Los carlistas no reconocieron a Isabel.

Las intrigas entre isabelinos y carlistas eran continuas, jugando un papel importante la esposa y cuñada de don Carlos, esto lo aprovecho Fernando VII, para conseguir que don Miguel llamara a Portugal a María Teresa de Braganza, princesa de Beira, hermana de Francisca María de Braganza, primera esposa de don Carlos. Pero por sorpresa don Carlos y su esposa decidieron acompañarla.

El 16 de marzo de 1833, don Carlos y su familia partieron de Madrid para Portugal. Allí se le requirió el 23 de abril para que jurara a Isabel como princesa de Asturias, a lo que se negó en una clara y afectuosa carta hacía su hermano. Carta que detallamos integra.

Del Infante D. Carlos

= M. Carlos.

Protesta que acompaña a esta carta

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Palacio de Ramalhao 29 de abril d 1833: Señor A.L.R.P. de V.M. Su más amante hermano y fiel vasallo = M. El Infante D. Carlos.

A partir de esta fecha hay otras siete cartas cruzadas entre ambos hermanos, la última de 30 de agosto de 1833. Que no adjuntamos por falta de espacio.

En ellas Fernando VII le insistía en que don Carlos debía abandonar Portugal con destino a los Estados Pontificios. (Los Estados Pontificios fueron los territorios en la península itálica bajo la autoridad temporal del papa, desde el año 754 hasta 1870)

El 29 de septiembre de 1833 un mes más tarde de la última carta fallece Fernando VII, nada más tener noticias de la muerte de su hermano don Carlos pronuncia al “Manifiesto de Abrantes”

“Manifiesto de Abrantes” 1 de octubre de 1833:

Desde el fatal instante que murió mi caro hermano (que santa gloria haya), creí se habían dictado en mi defensa las providencias oportunas para mi reconocimiento; y si hasta aquel momento habría sido traidor el que lo hubiese intentado, ahora será el que no jure mis banderas, a los cuales, especialmente a los generales, gobernadores y demás autoridades civiles y militares, haré los debidos cargos, cuando la misericordia de Dios me lleve al seno de mi amada Patria, a la cabeza de los que me sean fieles. Encargo encarecidamente la unión, la paz y perfecta caridad. No padezco yo el sentimiento de que los católicos españoles que me aman, maten, injurien, roben ni cometan ni el más mínimo exceso. El orden es el primer efecto de la justicia; el premio al bueno y sus sacrificios, y el castigo al malo y sus inicuos secuaces es para Dios y para la ley, y de esta suerte cumplen lo que repetidas veces he ordenado>> Carlos María Isidro de Borbón.

Cinco días más tarde en Tricio, La Rioja, el 6 de octubre de 1833 el general Santos Ladrón de Cegama, proclamó rey a Carlos María Isidro, como Carlos V, se da esta fecha como el inicio de la primera guerra carlista (1833-1839).

Desde el mismo día 1 de octubre, los ya llamados carlistas debido al enorme poder dentro del ejército isabelino que tenía el teniente general, don Pedro Sarsfield (nacido en Ceuta 28 de diciembre de 1781) intentaron convencerle para que se pusiera de su lado.

En una carta recibida por Sarsfield que había sido enviada por Ignacio Alonso Cuevillas (general guerrillero carlista) el uno de octubre entre otras cosas dice:

Excmo. Sr: La muerte de nuestro amado soberano el Señor D. Fernando VII ha sido el estruendo de cañón que se ha dejado oír en toda la península: a su eco todos los buenos españoles, aquellos, que en ambas épocas empuñaron sus armas en unión de V.E., para defender la soberanía de sus reyes, vuelan a ratificar su fidelidad al legítimo sucesor al trono, el Señor Carlos V, jurando morir, antes que sucumbir al gobierno tiránico y caprichoso de una reina inexperta, la carta continua.

Pasamos al final de la carta: En V.E. consiste en evitar que la sangre española se derrame de nuevo; y si como no lo dudo, se decide por la justicia, la empresa concluida, porque puesto que V.E., al frente de los valientes realistas y tropas del ejército, conducirá a la capital sus armas triunfadoras, con el orgullo que es propio a un general acreditado, que jamás dejó de desear en el cumplimiento de su deber= Si V.E., da la acogida que deseo a este escrito, puede para ponerme de acuerdo con la Excma. Real Junta Superior Gubernativa de esta provincia y tratar lo que V.E., tenga por conveniente; bien seguro que si se resuelve a tomar partido por la causa de nuestro Rey, será el día de mayor satisfacción que tendrá S.S.Q.S.M.B.=Ignacio Cuevillas=

Esta carta fue remitida por don Pedro Sarsfield al gobierno con el siguiente encabezamiento:

Para los efectos que V.E., estime conveniente, tengo el honor de pasar a manos de V.E., el adjunto escrito, que desde Briviesca me ha dirigido el cabecilla Cuevillas, debiendo observar que aunque la fecha es del 1º de octubre, fue entregada al portador el 1º del corriente, y en mis manos en la tarde del mismo día=copia del citado escrito= Cuartel General de Briviesca 1º de octubre de 1833. Sarsfield.

Tras el fracaso de Cuevillas de atraer a Sarsfield, don Carlos volvió a insistir y enviando al Joaquín Abarca, obispo de León, para convencerle.

Don Carlos era consciente de que sus partidarios en el gobierno de la nación y en el ejército habían sido apartados del poder tras los sucesos de La Granja, parecía confirmar que los generales O´Donnell y don Pedro Sarsfield, hicieran valer la justicia de su causa. Mientras O´Donnell había sido apartado del mando militar y tenía quebrantada la salud, don Pedro Sarsfield se encontraba en activo con el Ejército de Observación vigilando la frontera portuguesa ante la Guerra Civil por la sucesión al trono de Portugal. Al parecer Sarsfield, se ofendió cuando don Carlos delegó las gestiones para lograr su apoyo en Joaquín Abarca, obispo de León. Tras una sospechosa reticencia a tomar partido durante todo el mes de octubre, Sarsfield decidió apoyar a los cristinos. (Bitarte, Humanidades e Historia del conflicto Vasco-Navarro-fueros)

La insistencia de don Carlos por atraer a Sarsfield, creemos fue debida a su brillante carrera militar, aunque ya hemos escrito en este diario sobre don Pedro Sarsfield. Damos una rápida reseña de su carrera hasta octubre de 1833.

Empezó sus méritos como teniente del Regimiento Ultonia en la guerra de la Independencia o guerra del francés (1808-1814), durante esta guerra recibió varias heridas graves, tras ir de batalla en batalla, en diciembre de 1811, después de tres años de guerra y continuos ascensos obtuvo el empleo de mariscal de campo (actual general de división), tenía 29 años de edad. Durante los últimos días de la guerra fue nombrado jefe del bloqueo de Barcelona, al parecer un parte suyo fue el último de la guerra en Barcelona, al terminar dicha guerra en 1814 fue nombrado gobernador de Barcelona tenía 32 años.

Otro episodio fue en 1819 se encontraba Enrique O´Donnell al mando de la expedición que tenía que haber partido con tropas para América, unos 14.000 hombres, siendo relevado O´Donnell en el mando por Sarsfield.

De las memorias de Alcalá Galiano, leemos lo siguiente:

No dijo nada el conde (conde de La Bisbal, don Enrique O´Donnell) quién solo expresó a los conjurados de su confianza que era necesario ganar a Sarsfield, pues conquistarle (según manifestó) equivalía a tener a todo un ejército.

Para el pronunciamiento liberal, en principio nadie pensó en Riego para dirigir el levantamiento. Con el primero que se contactó para el mismo fue con Sarsfield, pensando que podría pasarse al lado liberal, este hizo como que lo pensaría lo que le sirvió para enterarse de los planes y detener junto con O´Donnell parte de la cúpula liberar y a varios militares. Esto le valdría en este mismo año ser ascendido al empleo de teniente general a los 36 años de edad.

El segundo con quien se contactó para el levantamiento fue con el coronel Antonio Quiroga, pero estaba detenido en la cárcel de Alcalá de los Gazules, por último Mendizábal dijo que el teniente coronel Riego estaba dispuesto a encabezarla.

Un caso muy similar al ocurrido en Ceuta tras la conquista portuguesa en 1415, cuando antes de partir don Juan I nombró para capitán de Ceuta a otros personajes antes que a don Pedro de Meneses, estos no aceptaron, por lo que don Pedro solicitó el cargo.

Por decreto de la reina Isabel II de fecha 11 de enero de 1827 se formó el Ejército de Observación del Tajo, también conocido como Ejército de Observación de Portugal, dando el mando como comandante en jefe al teniente general Sarsfield, en ese momento capitán general de Extremadura, de dicho decreto real copiamos .

Como señalamos al comienzo don Carlos había estado al mando del Ejército y conocía a los principales jefes. Por lo que no es de dudar que conociera a Sarsfield y su intento de contactar con él.

A finales de 1833 don Carlos aún seguía en Portugal en una situación peligrosa, ya que había una guerra civil en dicho país.

Aunque el propósito de don Carlos en principio fue entrar en España con el fin de poder unirse a sus partidarios, la presencia del Ejército de Observación en la frontera portuguesa se lo impidió.

Cea Bermúdez preparó una incursión sobre Portugal. Cuando se supo que don Carlos estaba con los miguelistas, encargó al general Rodil que capturase al infante español. Se dio instrucciones a los embajadores españoles, marqués de Miraflores en Londres, y al duque de Frías en París, para que lograsen el mayor apoyo diplomático a esta acción de España.

Francisco Cea dirigió el último gabinete de Fernando VII y el primero de la regente María Cristina de Borbón, esta al asumir la regencia le confirmó en el cargo.

El general Rodil a inicios de la primavera de 1834 penetró en Portugal con 15.000 hombres.

Con ayuda de Inglaterra don Carlos y su séquito pudieron huir de Portugal a bordo del navío HMS Donegal, llegando a Portsmouth el 16 de junio de 1834

El 1º de julio de 1834 don Carlos con la ayuda del barón de los Valles, se cortó el bigote, se cambió el color del pelo dirigiéndose a Francia, país en que pasó desapercibido, entrando por Zagarramurdi, Navarra, el 9 de julio. Uniéndose a Zumalacárregui a quien confirmó como General en Jefe del Norte

En el presente escrito por falta de espacio no trataremos de las batallas de esta primera guerra carlista, por lo que pasamos a los últimos meses de dicha guerra.

Se inician las conversaciones entre Maroto y Espartero a espaldas de don Carlos.

Don Carlos desde Villarreal de Zumarraga y Villafranca donde había ido la noche del 26 de agosto de 1839 contrario en cuanto a la situación que Maroto preparaba, voces de traición, folletos, ofertas para seducir a los jefes y soldados, todo se puso en juego. Espartero, por su parte, repitió las instancias por medio del brigadier Zabala, quien le enseño una comunicación firmada por el ministro de la guerra del gobierno de la reina el general Alaix, en la cual facultaba a Espartero para la terminación de la guerra, y para el gasto de 25.000.000 de reales cuya cantidad se había puesto necesaria.

El ministro de la guerra nombrado Alaix, se trata del ceutí don Isidro Alaix Fábregas (Ceuta el 11 de octubre de 1789).

El 30 de agosto de este 1839 fue convocado don Carlos María Isidro a Elgeta donde se le comunicó la negociación para la paz, donde se le reconocería como infante de España, los grados militares y carlistas así como el mantenimiento de los fueros. Don Carlos no tuvo más remedios que aceptar, ya que no tenía otra salida.

Un día más tarde se firmó el Convenio de Vergara don Carlos se retiró a Lecumberri para preparar su inevitable exilio. Cruzando la frontera de Francia el 14 de octubre de 1839 con varios generales y miles de leales. Se da esta fecha como la del final de la guerra, aunque algunos grupos permanecieron luchando por don Carlos hasta el 25 de septiembre de 1839 cuando se rindió el Castillo de Guevara, último reducto carlista.

Don Carlos jamás volvería a España, había cruzado la frontera instalándose en Bourges, Francia. El 18 de mayo de 1846 abdicó en su hijo. Don Carlos Luis María Fernando de Borbón y Braganza, conde de Montemolin. Carlos VI.

Don Carlos María Isidro de Borbón falleció en Trieste el 10 de marzo de 1855 a los 66 años de edad.

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