Dos acusados de pasar 69 kilos de hachís en Juan XXIII se enfrentan a 6 años de cárcel

La Audiencia Provincial ha juzgado a un ceutí y un marroquí que fueron detenidos el 28 de julio de 2020 por traficar con 110 paquetes de hachís

Imagen de la droga intervenida el día de los hechos.
Imagen de la droga intervenida el día de los hechos.

La llamada de un ciudadano para avisar de que había una embarcación descargando fardos de droga a la altura de la explanada de Juan XXIII de Ceuta acabó el día 28 de julio del año 2020 con 110 paquetes de hachís intervenidos y tres detenidos. Uno de ellos era un menor, que se encargó de recoger la droga del mar y que fue condenado en el Juzgado de Menores a una pena de 9 meses de prisión tras conformarse y reconocer los hechos, y los otros dos, Y.M.M. y M.R.D., este último marroquí, han sido juzgados este miércoles por el tribunal de la Sección VI de la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta.

La Fiscalía pide una pena de 6 años de prisión para los dos acusados de un delito de tráfico de drogas que no causan grave daño a la salud, además de multas que superan los 353.000 euros, mientras que la Defensa de uno de ellos pide la absolución. Durante la vista oral uno de ellos, el marroquí, reconoció que él era el encargado de recoger los fardos junto al menor, pero que no conoce de nada al otro acusado que, por su parte, negó estar involucrado en el pase de hachís y aseguró que solo se encontraba en la zona con la embarcación mientras la probaba porque estaba averiada.

En el juicio testificaron hasta diez personas, la mayoría guardias civiles que intervinieron de una u otra forma en la detención, y se dieron dos versiones opuestas. Una, la utilizada por la Defensa del acusado que negaba los hechos, que apuntaba a que la droga fue tirada al mar por otra embarcación que se fue dirección a Marruecos y la otra, la recogida por el Ministerio Público y los agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que se trataba de la embarcación que navegaba el acusado, al que detuvieron a la altura del foso.

Todo empezó, según el relato de la Guardia Civil, con una llamada ciudadana de aviso al servicio de control (COS) tras lo que la primera patrulla por tierra llegó a la zona y encontró a dos personas recogiendo los fardos mientras veía como una embarcación que encaja con lo descrito desde el COS, blanca y cabinada, se iba mientras que ellos procedieron a detener a los otros dos. El servicio marítimo siguió las mismas instrucciones pero por mar, alcanzando la embarcación y la abordaron para, una vez confirmado desde la centralita que se trataba de la que llevaba la droga, detenerlo.

Una vez en el puerto deportivo, el patrón del pequeño barco, que no mostró resistencia, insistió en que tenía que entregarle las llaves del coche una documentación a su mujer, lo que despertó las sospechas de los agentes que procedieron a registrarle, encontrando oculto entre los papeles del barco más de 2.600 euros en metálico. Llevar tal cantidad de dinero resultó no es “habitual” cuando sales a pasear con una embarcación, por lo que el fiscal apunta a que se trataba de dinero negro de la droga y ayuda a demostrar su acusación.

En su declaración, el acusado señaló que llevaba ese dinero encima porque la embarcación estaba averiada y estaba probándola después de llevarla al taller, tras lo que les pagaría a los mecánicos el dinero por el arreglo, motivo por el que lo llevaba encima. Además, el acusado explicó que él salió del puerto deportivo y pasó el control de la Guardia Civil, por lo que era imposible que llevara la droga.

Las cámaras de la torre de control grabaron un video donde se ve su embarcación saliendo de la zona donde se dejó la droga y se detuvo a los otros dos, aseguró que estaba dando un paseo y que las sirenas despertaron su curiosidad por lo que solo fue a asomarse. Además, los otros dos detenidos declararon que nunca habían visto a este acusado y que la embarcación que dejó la droga era azul, y no blanca como señalaban desde la Guardia Civil.

Una vez intervenida la embarcación, realizaron en ella un servicio cinológico con un perro para detectar si había más droga allí y dio negativo, apuntando el guardia civil encargado que si la droga anterior estaba cerrada herméticamente es normal que no fuera detectada. Los agentes que registraron la embarcación, de 5,8 metros de eslora y un motor de 50 caballos, apuntaron que tenía cavidades donde podría haber ocultado la droga.

Tras la presentación de todas las pruebas testificales, se visualizaron los videos y los audios grabados durante la intervención de la Guardia Civil, donde se demuestra el seguimiento que se hizo de la embarcación. Por último, el Ministerio Fiscal defendió que había quedado probado que ambos se pusieron de acuerdo para traficar con el hachís, mientras que el abogado del acusado marroquí que reconoció los hechos pidió reducir la pena al mínimo, 3 años, y el defensor del patrón del barco solicitó la absolución porque no había quedado probado que fuera esa embarcación la que tiró la droga al mar y debía prevalecer la presunción de inocencia.

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