“Los menores no son enemigos públicos, son niños llenos de miedo y en situación de extrema vulnerabilidad”

ENTREVISTA

Andrés Conde, el director general de Save The Children España, pide "corresponsabilidad" al Estado y las CCAA para atender al importante número de menores que han llegado a Ceuta huyendo de la pobreza, el maltrato y la explotación

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El director general de Save The Children España​ ha visitado Ceuta esta semana para conocer de primera mano la situación de la población infantil migrante en la ciudad. La ONG cuenta con un equipo que está trabajando con los menores no acompañados que llegaron durante la entrada masiva en el mes de mayo, huyendo todos ellos de situaciones de extrema vulnerabilidad en su país de origen. En esta entrevista, Conde apunta como principal solución a la “corresponsabilidad” de Estado y la desconcentración de estos niños migrantes no acompañados en la ciudad siendo derivados y repartidos por todas las CCAA.

  • ¿Cuál es el motivo de su visita a Ceuta?

El motivo es que existe una realidad de que hace más de dos meses que hay un número muy importante de niños, niñas y adolescentes no acompañados en la ciudad autónoma. Llevamos desde el principio de la crisis trabajando con las autoridades de la Ciudad y tenemos un equipo dedicado a Ceuta porque es el momento de saber cuál es la situación y de hacer ver públicamente y qué medidas requiere.

  • Este martes mantuvo una reunión con diferentes autoridades para analizar la situación y sus posibles soluciones. ¿Quiénes han participado de este encuentro y qué conclusiones/acuerdos habéis alcanzado?

Estuvimos reunidos la directora general de Infancia del Ministerio de Derechos Sociales, la directora general de Infancia de la Ciudad de Ceuta, la representante de ACNUR en España, un representante de UNICEF y yo como director general de Save The Children. Entidades dedicadas a la protección de la infancia y al asilo de las personas migrantes al máximo nivel de representación.

Valoramos la situación de la infancia migrante no acompañado y los próximos pasos, y el anuncio de una estrategia a nivel estatal de infancia no acompañada. Estuvimos haciendo aportaciones y discutiendo esa nueva estrategia que va a presentar el Ministerio, que todavía es un borrador, y desde la realidad de Ceuta como un punto de llegada migratoria muy relevante en nuestros país.

  • Con esta estrategia se busca incluir las soluciones efectivas en las políticas de atención a la infancia, ¿cuáles son estas soluciones? ¿Qué aportaciones y por qué políticas apuesta Save the Children?

En lo que se refiere a la situación de Ceuta, primero valoramos la respuesta de la ciudadanía ceutí a una situación excepcional de llegada. Fue absolutamente meritoria en términos de solidaridad y acogida inicial mostrada. También valoramos muy positivamente la respuesta de las autoridades, concretamente de la Dirección General de la Infancia, ya había un recorrido muy importante en materia de protección a la infancia pero es verdad que la respuesta es de las mejores, si no la mejor, de las que hemos visto en los últimos años en nuestro país.

El desafío: el volumen de niños, niñas y adolescentes no acompañados que existe en este momento en la ciudad autónoma es insostenible. Nosotros pensamos que es imprescindible la corresponsabilidad del resto del Estado para con la situación de la frontera ceutí. Es imprescindible que se produzcan derivaciones de estos niños a la península, a otras comunidades autónomas que tienen perfecta capacidad de asumirun número limitado. La concentración no es buena y no va a generar nada bueno, ya llevamos dos meses con este volumen tan importante de niños y se tienen que agilizar soluciones que pasen por la derivación a las comunidades autónomas.

  • Desconcentración porque la ciudad tiene acogido a 807 menores de los que llegaron en el mes de mayo, pero además hay otros muchos no contabilizados en las calles, pidiendo dinero, durmiendo en asentamientos en los montes donde viven en condiciones insalubres… ¿qué se puede hacer para que salgan de esa situación?

La situación de calle se produce porque estamos hablando de adolescentes y niños de entre 10 y 17 años que siguen teniendo un nivel de incertidumbre total de cuál va a ser su destino, están en una situación de estancamiento. Los niveles de tensión y de ansiedad están aumentando en esos niños, lo estamos viendo día a día y su única alternativa a estar en los recursos de acogida sin hacer nada es salir a la calle. Es una situación inconveniente, por su propia protección, porque la calle no es el lugar donde la infancia está protegida, y por la protección de inseguridad que genera cuando es un número tan elevado. Es preocupante, sin duda, y por eso es muy importante romper la concentración que existe actualmente en la que la ciudad autónoma vuelva a tener un número de niños no acompañados razonable, como tuvo hasta hace dos meses.

  • A parte de este tipo de reuniones, que se hace desde vuestra ONG para ayudar a estos menores, ¿se está realizando trabajos concretos o llevando a cabo alguna campaña específica en la ciudad de Ceuta?

Save The Childres está trabajando con el sistema de protección de la ciudad de Ceuta realizando entrevistas a cada uno de esos menores. Ya hemos entrevistado al 30 por ciento, a más de 300 niños. No estamos trabajando con los niños en situación de calle sino con aquellos que están bajo el sistema de protección.

Somos 7 personas oficiales de protección y mediadores interculturales. Lo que hacemos es entender la situación de cada uno de esos niños y elevar un informa a la Dirección General de Infancia para que se valore cual es la mejor solución para ese niño o esa niña.

  • ¿Y qué estáis encontrando?

Extrema pobreza, explotación laboral, maltrato y abandono por parte de familiares. Estamos viendo en estos niños y niñas una huida de la pobreza extrema y subrayo extrema porque no son niveles de pobreza como los que hemos encontrado en otras situaciones migratorias. Nosotros trabajamos en Andalucía, Melilla y Canarias, y el nivel de pobreza con el que vienen estos niños a Ceuta es mucho más extremo.

El segundo factor de huida es la explotación laboral, que está relacionado con la pobreza, hay niños con 12 o 13 años que vienen de estar trabajando de forma muy precaria, con una enorme exigencia física, a cambio de muy poco dinero. También estamos viendo niños y niñas que huyen de situaciones de maltrato por parte de sus familiares o de su comunidad, así como de situaciones de abandono por parte de sus padres.

Los que han quedado, es difícil que regresen, desde luego por voluntad propia. Todos aquellos que venían con una situación no tan mala en Marruecos ya han regresado con sus familias, los que están en este momento en Ceuta no pueden y no quieren regresar de ninguna manera.

  • En cuanto a los recursos, la Ciudad informaba esta semana que el coste diario de la acogida por cada menor es de 43 euros diarios, ¿son necesarios más recursos o hace falta un cambio en la manera de emplearlos?

La respuesta de las autoridades de la Ciudad ha sido la mejor posible con los recursos disponibles. Hay cosas mejorables, sobre todo porque los recursos en los que se encuentran estos niños son de primera acogida, para un periodo temporal muy corto, a medio plazo los lugares en los que se encuentran no tienen las condiciones para pasar el invierno. Habría que pensar en recursos de otra naturaleza, en primera acogida la Ciudad ha hecho todo lo que ha podido, lo que hay que hacer es disminuir el número de niños que se encuentra en Ceuta a través de la corresponsabilidad de otras CCAA, entendiendo que el carácter fronterizo no hace que esto sea un problema de Ceuta. Esto es territorio español y España tiene perfecta capacidad de asumir a esos mil niños de un modo repartido por las diferentes CCAA. Ese reparto o derivación es lo más importante.

Para ello tiene que existir voluntad de recepción de las CCAA y no siempre así. Ahora está ocurriendo algo histórico, que no había pasado antes, y es que los más de 200 niños que había antes de la última llegada en Ceuta están siendo trasladados a las CCAA. Buenísima iniciativa y ojalá sea el primer paso de otra derivación importante hasta que la ciudad autónoma tenga un volumen razonable para la población que tiene.

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  • En caso de ser repartidos, una vez tutelados ya sea por la Ciudad o por la autonomía donde se encuentren, ¿estos niños qué opciones de futuro tiene? ¿Se ofrece la educación o las oportunidades necesarias para que puedan tener un futuro?

Cuando llegan a los centros de protección, los que son menores de 16 años se incorporan al sistema educativo, porque la educación es obligatoria en nuestro país, y los que están en edades de 16-18 años están en transición a la vida adulta. Es cierto que para esta edad la oferta formativa es muy escasa, en cualquier parte del territorio español.

Nuestra principal reclamación es que cuando pasan a la vida adulta y dejan el sistema de protección, en el que tienen asegurado un techo y comida, haya una inclusión social. Muchas veces el problema es el día que cumplen 18 años porque los cumplen muy a menudo sin estar regulados administrativamente: sin permiso de trabajo o de residencia. El día que cumplen 18 años son empujados a la exclusión social y normalmente caen manos de redes de trata, de explotación laboral o sexual, porque no tienen otro recurso.

  • Precisamente la semana pasada se lanzaba una campaña para pedir al Gobierno que reforme de forma inmediata el Reglamento de Extranjería de forma que los jóvenes migrantes extutelados, que se quedan sin la tutela del Estado al cumplir los 18 años, puedan tener una autorización de residencia y trabajo, y no se queden en la calle al alcanzar la mayoría de edad.

En el momento que un niño es tutelado por la Administración tiene derecho, al igual que cualquier ciudadano español, a tener un permiso de trabajo y de residencia. Pero la realidad es que los trámites se dilatan muchísimo en el tiempo y la mayoría no llega a los 18 años teniendo regulación administrativa, por lo que cae en una situación de irregularidad.

Si tuviesen esos permisos podrían desarrollar estudios reglados o incorporarse a un trabajo de una manera que garantizaríamos su inclusión. Eso no ocurre por temor a un efecto llamado, a que si es conocido que se regula su situación quieran venir más. Esa es la realidad.

  • En cuanto a la educación a menores de 16 años, niños que viene de situación de extrema pobreza y que no conocen el idioma, ¿hay recursos para que reciban la educación necesaria para salir de su situación?

Por los entornos de los que vienen hay muchos casos de abandono educativo forzado. La pobreza hace que abandonen el colegio con 10-11 años porque se tienen que poner a trabajar para contribuir a los ingresos de la familia. Por lo que muchos de los que llegan ya han interrumpido en su lugar de origen su proceso educativo y tienen retrasos importantes, además del inconveniente del idioma.

El sistema educativo lo que tiene es aulas de enlace donde lo más importante es el aprendizaje del idioma como principal mecanismo de inclusión. Conocer la lengua es abrir oportunidades. Sí te puedo decir que el hambre de aprender, sobre todo el idioma, de estos chavales es inmenso porque ellos saben que el idioma es la llave al trabajo.

Entonces la integración en el sistema educativo es un reto, por eso existen estas medidas intermedias como las aulas de enlace que no es la incorporación plena sino una ayuda.

  • En Ceuta el discurso del odio está muy presente y muchas veces se dirige a estos menores, tanto por parte de grupos políticos, como de ciudadanos o asociaciones. Este jueves hay una manifestación convocada y los organizadores han dicho claramente que se trata de una “manifestación contra los menas” a los que señalan y culpan de la inseguridad en las calles. ¿Qué opinión le merece esta situación? ¿Por qué tanto rechazo?

Cuando un número tan elevado de migrantes concentrados en un lugar tan limitado como la ciudad de Ceuta y cuando hay un número importante de ellos en situación de calle, algo completamente natural y legítimo es el aumento de la percepción de inseguridad por parte de la población. Hay que reconocer que esta situación está generando esos sentimientos, pero consideramos que es muy importante ir a los hechos y saber realmente cuál es el índice delictivo de esos menores.

Nuestra experiencia en otros lugares como Melilla o Andalucía es que normalmente su índice delictivo de estos menores es inferior al de la población local de la misma edad. Es así y tiene su sentido porque son niños que saben que están en riesgo y tienen que tener mucho cuidado con lo que hacen.

Hay una desconexión entre la percepción de la población y la realidad delictiva. Es muy importante ir a los hechos, saber realmente que es lo que han hecho. Es muy importante evitar la situación de calle, tanto para la ciudadanía como para los propios niños. Y es muy importante también hacer un esfuerzo de comprensión para saber de qué condiciones huyen estos chavales.

Hay que dar a conocer quiénes son, cuál es su situación porque eso generaría una empatía inmediata, y entender que son niños llenos de miedo e incertidumbre y que están completamente solos. Pero también hay que entender a la población que percibe una realidad amenazante. Por eso tenemos la responsabilidad de protegerlos pero no solamente en los territorios fronterizos, si queremos que Europa se corresponsabilice de las llegadas migratorias a España las CCAA tienen que ser las primeras que den ejemplo. Lo más importante sigue siendo evitar la concentración, corresponsabilidad de España y en Ceuta disminuiría la tensión al disminuir la población infantil migrante.

Quiero entender la manifestación como una protesta contra la presencia de niños en situación de calle de una manera completamente anómala, irregular e incómoda para la ciudadanía. Eso lo entiendo y es que tiene que acabar porque no es bueno ni para los niños ni para la ciudadanía. Pero no se puede personalizar a los niños como enemigos públicos, son niños llenos de miedo, de incertidumbre y que escapan de situaciones de extrema vulnerabilidad. Tenemos que entender eso y que tenemos el deber legal y moral de protegerles.

  • No hablas de menas y desde Save the Children criticáis el uso de esta palabra, ¿por qué?

Porque deshumaniza a estos menores. Nosotros estamos todos los días con ellos y nuestro trabajo es escucharles. Llamar a una persona menor de edad ‘mena’ es una manera de deshumanizarlo y un camino a vulnerar sus derechos, porque si los miramos como niños es mucho más difícil. Nosotros hablamos de niños no acompañados, porque lo primero es que son niños y eso les da unos derechos específicos como menores y a los adultos la responsabilidad de protegerlos.

  • ¿Qué podemos hacer como sociedad para ayudar a estos niños y niñas migrantes?

Para la sociedad ceutí reconocer la recepción solidaria que se dio hace dos meses, a las autoridades de la Ciudad la manera en la que están respondiendo tan respetuosa con los derechos de los niños tan vulnerables y dar la responsabilidad a los que vivimos en otros lugares de ayudar a Ceuta. Corresponsabilizarnos de una situación que es de todos, no de la ciudad de Ceuta. Nos separa un abismo de desigualdad pero España puede dar una respuesta eficaz. Tenemos que reivindicar al Gobierno de España una solución compartida. Es lo más importante que tenemos que hacer.

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